En los EEUU existe una zona demográfica denominada como The Bible Belt o Cinturón Bíblico en castellano, ahí domina la Biblia, en este caso, la biblia llamada versión del Rey Jaime. Se caracteriza por las practicas religiosas que ostentan tanto fuera de la iglesia como dentro de la iglesia. Domina la opinión pública al igual que los estatutos y normas civiles de los pueblos que componen esta sociedad y lo moral tiene fundaciones profundas en las buenas costumbres que dictan la biblia anteriormente citada. Por algo les dicen Puritanos.
En la zona demográfica que hago llamar como hogar acá en Suecia tuvo a bien adjudicarse el titulo de El Cinturón Bíblico de Suecia como una estola digna de poseer. Aquí dominan las normas morales de la biblia y ejercen su poder en todos, todos se guían por lo que es bueno en las normas sociales no escritas del pueblín que mis ojos avellanos observan día a día. El municipio se llama Jí¶nkí¶ping y lo malo es rechazado de manera excepcional: mediante el propio autocastigo. La gente no se atreve a socavar este sistema, no se atreve a molestar el orden del día.
Es por eso que me sorprendió leer en las noticias locales del día que el bar de deportes del condado en que vivo cerrará sus puertas debido a que no hay afluencia para sostener una actividad económica redituable. Anteriormente la taberna había sufrido varios atentados dos de ellos siniestros que causaron daños materiales al inmueble que, curiosamente, se halla dentro de una vieja iglesia Siríaca de nombre Brotsabokyrkan. Corran y formulen sus teorías al respecto pues aquí se les dará razón del tipo de vandalismo que extremistas cristianos suelen cometer sin lograr derramar una gota de tinta en los matutinos del mundo entero.
Por mi mente pasan las razones por la que quizá la gente no se anima a salir de sus casas para disfrutar de un ambiente social abierto al público y una de ellas es que les da vergíüenza beber porque deparan en las consecuencias de un bochorno cosa que al otro día sería simplemente insoportable. Uno de los comportamientos más curiosos que conozco entre los suecos es que borrachos pueden ser de los mejores amigos del mundo pero para el otro día no te conocen ni en pintura. Mas en este pueblo en que todos nos conocemos, díganmelo a mí, no salgo a beber entre la suecada por ello pues vivo testigo soy de la situación de nuestro alrededor. Sé muy bien de antemano el rechazo, el confinamiento al que uno se expone al beber en público. Jode, lo pueden tachar a uno de alcohólico después del todo y bajo esas premisas es como darles licencia para empezar a cuestionar el carácter de uno.
En retrospectiva me da curiosidad pensar que mis visitas a Tijuana tengan algo que ver con este comportamiento típico entre puritanos. Uno va a deschongarse la greña a Tijuana o cualesquier parte del mundo alejado del yugo moral que restringe la libertad hedonista del ente por estas tierras In Partibus Infidelium. Y es que la última vez que estuve en Tijuana ’aproveche’ mi estancia para hacer lo que tanto reprimo en mi durante todo este tiempo: las pedas, las parrandas, las deschongadas sin que haya alguien que me recriminé por ello al otro día basically 24/7. Reconozco esto como una tacita confesión de que estoy convertido en un fiel protestante en apariencias mas alejado de la convicción ya que que lo hago por simple conveniencia, algo que mis amigos más sobrios dirán es sinónimo de hipocresía, pero la realidad de lo cotidiano en lovable Sweden no la viven ellos, lo vivo yo.
¿Soy hipócrita?
No, pues en Roma, hay que hacer como los romanos, en cuanto al bar, pues ni modo, habrá otro nuevo pronto, de eso estoy seguro, mientras tanto, espero a que los suecos se hagan un tanto más liberales en su óptica social, pero dudo que suceda en mi vida, por lo pronto, Tijuana estará ahí, y esa es mi nueva relación a ti, la de usarte para deschongarme, nunca pensé caer en ese paraje por el cual tanto gringo transita y mírame, ¡heme aquí!
Suecia, Puritan, Tijuana