desacralizo

⟿
A las 19:36 del 25 de Agosto latitud 57
La bocina de uno de las bocinas negras asentadas en mi escritorio
resplandecieron
el atardecer del sol
haciéndome entrecerrar los ojos
en seña de force
majeure
quizá
í¦
El viento soplaba
porque
le vi
hacer presencia
en la pared
pues
se dibujaba
en mi pared un reflejo de luces entre la oscuridad del atardecer y el último destello del ocaso de hoy
y ahí­, el sol, la sombra y el viento
viví­an, respiraban y jugaban con mi imaginación.
Å“
mientras
mi cuerpo
sentí­a
el paso del tiempo correr
sin detenerse a oler las rosas

íœber den Wellen
camino
sin trazo
ya que más da

Anexo jkb34: La familia de Carlos

Antecedentes generales

Habremos de notar que Carlos es de Baja California y en los regionalismos que caracterizan a Los Estados Unidos Mexicanos eso significa que Carlos es norteño. A los norteños mexicanos les gustan los corridos y mucho se ha escrito de ello a tal punto que algunos legisladores del PRIAN con aires moralizantes quisieron prohibir corridos. Pero se toparon con el Himno Nacional. Carlos, por ende, se pone sentimental cuando tocan ’La Banda’.

Anotación: Habrá de notarse que Carlos se siente huérfano y esto le aflige su proceder. Se siente como el último de su lí­nea y al juzgar por su familia parece que nadie más sobrevivirá este linaje cuyo apellido es ________________.  Carlos nota con congoja que ninguno de los hijos de los hermanos o sobrinos y los hijos de Carlos parece tener intención de procrear o pueden la oportunidad de procrearse.

En guinda, Carlos se siente malcomprendido ’en tantos niveles’. Habrá que comprender el nivel de tensión que Carlos lleva por su cuerpo. Y es que es de familia pequeña. Rodeado de familias polí­ticas extensas, que él y sus más próximos tengan un futuro incierto le causa tensión extrema al ver la familia polí­tica extenderse y la suya disminuirse o diluirse.

A la familia de Doña J nos tocó eso, quizá un último aire de vida que nos otorgó con su sacrificio.

Al anotar el anexo, la única hija de Doña J está totalmente entregada a la vida de su marido o la familia polí­tica. No quiere saber nada del linaje de Doña J. Ergo, La sangre de Doña J, mientras ha logrado lo suyo, no tiene la fuerza de honrarla como lo deberí­a de ser a la vieja usanza o ya hizo lo suyo, punto de discusión. Y es que la sangre de Doña J sigue su curso.

Antecedentes

Carlos tomaba tequila todos los dí­as por estos dí­as. Recordaba lo que habí­a dicho con cierto tono de nostalgia al explicar porqué tomaba. Doña J no era sangre, y adoptar no significa continuación en este caso, sino una extensión más.

Tomar le permití­a una cierta libertad de poder comportarse normalmente. Tomar le aplacaba la turbulencia de emociones que giraban como tornados dentro de su ente. Tomar le permití­a desechar el bagaje del dí­a.

Evaluación

La descomposición quí­mica de Carlos está en pos de deterioro, tiene alterada su mente y su tren de pensamiento presenta fracturas incomprensibles.

Two Years, Eight Months and Twenty‑Eight Nights by Salman Rushdie

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Great Britain by Jonathan Cape an Imprint av Vintage Publishing (2015) Penguin Random house

Epub ISBN: 9781473523289 Version 1.0

As is customary, the sellers want to sell. Such is the case with Salman Rushdie. This author’s prominence resides in an era all to itself, he is the poster child of the Terrorism Era we currently live.  He is a pre & a post poster child of Islam and how Islam is viewed in the West. For good or worst, he is a hated object by Islamic fanatics. Have you ever read the Satanic Verses? Well, if you’re lucky, you’ve at least heard of them. A parteaguas as one would say in Spanish, the Satanic Verses rose to fame because it offended a reader who could wield power and as such layed a bounty on the offense it arose and the author of the offense as well. Thus the Rushdie saga begins. He became a western darling because a regime who diametrically positioned itself against the West found the above-mentioned book a terrible sacrilege to the religion of the aforementioned power wielder. I ran to the newsstand to see the fuzz about the book, the hoopla always gets one, but the masses got there first. But I never read said book. Tedious, one thought, yet, the powers to be delighted in the idea that said book caused an ire in an alien society in a new world. Hence Salman’s prominence, he pissed off the wrong people by writing a book. Fair enough.

I too was swept by said charm the western darling suddenly found, albeit, one hopes, unwillingly and yet I have to this day finished but the one book due to a suggestion my girlfriend proposed. Mutual ideas what not. Lest the reader is amiss I am not a fan of SR. I find his pedestal out of place. He is yet to gain a place in my bookshelf. I’ve read some of his works and I find his books obtuse. Two Years, Eight Months and Twenty‑Eight Nights is no different.

Allow us to expound:

To begin, the reception wasn’t that hot. At the Guardian they treat him like a God, a demigod wouldn’t deserve the detail in the review. SR belongs to a literature elite whose position in the end serves only the present and its interests thereby. He is where he is because it serves a purpose in this synchronic time of ours. He is exulted beyond the pale solely because he has rep.

Having said that, the language does have merit. I for one am impressed by the heavy use of nouns which bear the brunt of the story. Nouns carry a history because they are all male. The names and the phony names whose last names redirect to Indian artists or other historical figures can pass by unnoticed to the untrained eye. The lot of Asian Minor and Persia appear and reappear in a host of vessels as well as a cameo appearance to SR father enters the frey in which the verbose magic-realism lit appears. The fact that SR allows for the proper nouns to carry the story brought upon a host of questions which lead me to Perry Link, the Sino linguistic writer of An anatomy of Chinese. Link makes the case that Western languages are heavily nominalized, that is, noun heavy as nouns direct path. As opposed to a language which relies on verbs to direct path. Such is the case in this book. Nouns are carriers. Miss one and you are lost.

As to the tale. First of all, is it any good? The lit elite jests in the newspapers they pay to push the story to entice the reader, they praise it as a chip of the ol’ block, that is, they love it! But does it cut mustard with the average joe? Its disadvantages are its verbosity. SR rambles on and on sparing no coma, period or semicolon as if colons or hyphens were munitions to use at will. For the love of God, show that man a little Hemingway. show me a short sentence please! Not here, they are the tales of some nights if I remember right.

One can’t shake the feeling that SR wants to get back to the Mullahs of Iran. After all, the book is about pre-Islamic forces loose upon our earth. An anathema to the Persian republic which rejects its past as an offense to Allah. Are there the any good bits to salvage from the reading? Plenty, but one has to dig deep for it and therein lies its fault.

 

 

Ver gotitas

Escucho la lluvia caer

como quién escucha ruidos en el espacio

las ventanas no dejan oir las gotas caer, pero se ven las ondas en los charcos

y

yo

me dejo llevar

por la imaginación

como la oscuridad, llega lenta pero segura

y el agua escurre por la alcantarilla

a rienda suelta

en caida vertical

o a cuenta gotas

hasta que ya no cae más

del cielo

de dónde vino

pa’ mojarnos

los ojos

y en el asfalto derrama una lámpara

Amarillo a estás alturas

el viento mueve las ramas de un árbol

y en el Negro oscuro

las sombras coquetean con el Amarillo

en la sábana de lo empapado

que se ve

Jugar ’la tienes tú’

 

La vita í¨ pií¹ bella cosi

No parecerí­a la gran cosa pero si me hubiese dejado ir por mis propios pensamientos creo que el resultado hubiese sido otro. Entras en un tipo de contrato con la gente para recibir un tratamiento y resulta que sale otra cosa. Mis pensamientos siempre tienden a pensar mal. A que el mundo está en mi contra, pero está vez decidí­ hacer caso omiso del tren ese que me lava el coco alias *mis pensamientos*. Tomé las cosas como fueron, o quizá recurrí­ a mis derechos como comensal y salí­ de ahí­ aceptando la interpretación de los hechos como el dueño del restaurante los interpretó y con dinero devuelto, proseguí­ mi dí­a sin el mayor drama más allá del chock interno que yo solo viví­a.

Y es que si uno recurre a los hechos y los acontecimientos otra situación fuese diferente. Quizá el tono de la anécdota del acontecer estuviere llena de emociones. Tení­a quizá el as bajo la manga pero igual me hice de otra estrategia y ya. Salí­ del restaurante y me cubrió la luz del dí­a con su grisáceo blanquí­simo que golpea sin piedad alguna la mayorí­a de las horas del dí­a por estos lares y el encuentro con los ciudadanos del pueblo se aproximó, hola aquí­, saludos allá, y eso. Vi gente corriendo tras los Pokémon Go! y yo caminé aún con sentimientos encontrados sobre lo que pasó.

He ahí­ la problemática de mis problemas, conjugarlos con sentimientos. Está vez, como muchas otras, no dejé que corrieran sin tomarlos por los cuernos, yo era quién mandaba. Pretendí­ ser alguien al que poco conozco y con una sonrisa a medias y la vista cabizbaja acepté la versión ofrecida. Estoy consciente de que puse a la chica que me atendí­a en defensiva, ella se querí­a defender de lo acontecido, habí­a pasado mucho tiempo desde que habí­a puesto la orden y como que no habí­a excusa de mi presencia en la caja. solo me remití­ a reclamar que ya era tarde, tení­a que regresar al trabajo. Mentiras blancas, little white lies if you will.

Al llegar a la tienda para comprar mis ví­veres procedí­ a la vida consuetudinaria. No sin sus consecuencias, claro. Las tiendas de viví­res son un espejo de lo que ocurre dentro de las casas de otros. Uno ve el tipo de personas que deambulan los pasillos de los productos que se venden y sus consumidores de una manera muy í­ntima, uno ve quizá demasiado. En esta era que es la nuestra del año corriente de nuestro señor 2016 el ideal es abstenerse de la obesidad o la gordura, y al ver a los susodichos en estados fí­sicos contrarios a la idea del cuidado del cuerpo de uno los prejuicios no se hacen esperar o más bien están al acecho para hostigar el ’descuidado’ de la persona. Si uno la libra puede uno alejarse de ese tipo de aprensión social pero igual pasa uno a la ropa de las personas, no que uno vaya bien vestido en un pueblo como este o que existan convenciones de cómo debe de andar uno vestido en la vida diaria pero si la ropa no combina o hace mucho alarde, eso es mucho más difí­cil de hacer a un lado porque las connotaciones son caballos sin riendas. La imaginación le hace a uno jugadas feitas.

Y es que llevar chanclas blancas y tener una altura de 2 metros y con abrigo beige rompe con demasiadas convenciones no escritas para mí­. Y es que uno piensa lo peor de ese atuendo tan público. ¿Qué pasa en la vida de ese ser que sale así­ para ser visto por otros? aquí­ lo escalofriante solo me ocurre a mí­, eso quiero pensar. Acá la convención no escrita es que no se debe de juzgar a otros más allá de su ser o persona, que huela feo, lleve ropa sin combinar o estar gordo no deberí­a de importar. Pero las chanclas blancas me sacaron un poco de onda, y hasta el escribir no sé de dónde sacó los ánimos para poder salir de compras así­.

repatriāre

Siempre que voy a Tijuana me dan ganas de retornar justo al regresar a Suecia. Hay una especie de energí­a que me dice, ¡manda todo a la chingada y regresate! Ah, la cobardí­a, mi fiel amiga y santa patrona de los expatriados hechos por otros lares y a mi edad, dejar todo ya no es una opción, es una ilusión que bien deberí­a uno guardar a boca cerrada y dejarla pudrirse en un rincón de  penuria para luego aborrecer todo lo que uno no hizo en la vida mientras uno podí­a. Igual, esa ilusión vive sus últimos segundos, uno respira y añora con un chingo de ganas y los suspiros son como los últimos aires de lo que pudo haber sido o podrá ser, ese entrañable espacio liminal del presente que urde una gama de sueños imposibles si es que uno le da rienda suelta a lo pendejo, como dirí­an con soez mi gente de allá.

Nunca falta la calculación de esa entrañable circunstancia en mi vida. ¿Y si regreso? ¿Cómo empezar de nuevo, sin casa, y si acaso, con poco dinero en el banco, qué harí­a? ¿Podrí­a encontrar trabajo en lo que hago? ¿Cómo le harí­a? Sé que todo es un sueño efí­mero, que desvanece al paso de las horas, cuando Suecia y sus lluvias, y su viento, y su frí­o o noche, caen o soplan o corren como escurre el agua a la alcantarilla. Pronto regresaré a la labor del diario devenir y  la labor para pagar las deudas y durante el proceso, ayudar o dizque ayudar a mejorar a otros.

Al escribir estas letras uno nota la agria emoción que destilan los pensamientos al solo saber que no es un viaje que esta próximo en acontecerse o si algún dí­a lo estará, ora sí­, de plano, en planeación alguna, ¿haré las maletas algún dí­a para en verdad regresar a Tijuana? es ahí­ donde la amargura toma espació como agua que queda estancada, ese es el plan, o no lo es, pero la amargura se asienta por unos segundos, la dejo, pero no dejo tampoco que dure. Y es que hay que dejar que la escoba del tiempo barra el agua y la esparza por otros lados, que el sol seque el agua y se evaporice al aire para que de vuelo a otros pastos en donde haga menos daño.

Hay que vivir con este deseo inmarcesible. Nace, se va, regresa, retorna, se asienta y sale de la boca en lentos suspiros cuando uno está hasta las cachas de todo, harto del acontecer cotidiano o la bruma de la rutina. es parte del expatriado y su anhelos de regresar a lo que fue, como si la máquina del tiempo pudiese detenerse y recoger un pasajero que insiste en vivir en aquellos pasajes, aquellas calles que ya ni están y a veces nunca estuvieron donde debieron de haber estado. Tijuana, ¿quién eres para hacerme este llamado tan fútil? Es Tijuana, la que fue y era y nunca es ya y si será, será para otros.

 

influx

Coming back to town always embarrasses me as I am being seen by others. Whether they are acquaintances or strangers, their eyes always make me recoil. I’ve learned to either stare at the ground, turn away or just battle it within. But I see too. So coming back to find myself in the town entails a host of observations as well. I haven’t milled about as I never do eitherways, I  mostly hit the town to buy groceries or go the local liquor store where I am a member on a daily basis. But seeing its people always reaffirms old observations that border on prejudice but some behaviors are more translucent than others, I don’t want to generalize but they do exist. For example, as I walked into my local telephone dealer Telia store I saw across it the local coffee house which is a sordid description for it because its more than that. Since its summer or warm, choose, than there are tables on the sidewalks for those who want to sit outside and enjoy the towns traffic or passing by of the pedestrians. I saw what am sure are second generation Croatians sitting and talking together and surely there isn’t anything wrong with it as I said to myself when I saw a group of Somalians walk in their religious garbs as I peddled towards the middle of the town earlier in the same hour. But it did cause me some sort of sadness that these second generation Croations can’t seem to mingle and adapt themselves to the larger society of their living quarters.

I personally don’t consider myself assimilated in Sweden and am sure that I would hang out with those I shared most with but since I am alone in this town, my sole duty is to observe and document and as weird and strange that might sound yet am also liberated from the obligations that entail pertaining to a particular group of people in a different country. I have no one to give account of what I grieve or bitch or gripe about when I encounter the Other, in this case, the Swede. So as I peddled towards downtown and came across a group of Somalians I was suddenly thinking and wondering about their life choices in a country where they will perennially be the outsider. I wondered why would they still insist in being the way they are in a country diametrically opposed to their own ens. Their garbs surely are an affront to the Swede since they are Muslim so these days the very fact they choose to dress and continue as if they were still back in their country of origin baffled me and baffles me all the time.

It’s no different from Mexicans in the USA I thought to myself. Eventhough there have been many generations some traditions are renewed by the influx of new migrants from México so that we are always reflecting on how we are and these days these very reflections acquire a new force since the internet reinforces those very behaviors which perpetuate them ad infinitum. I also do this to myself as I nick and nod when I see such quirks being exposed by our own kind. I also recall being a radical Xicano and insisting back in the late 90’s that assimilation was assassination.  This brings to mind Richard Rodriguez and his observations about himself as he thought he was being perceived by the Middle Class milieu in which he landed as he moved in the social spheres of the USA. In Hunger of Memory, the observations about his skin color or facial contours are intriguing because he reflects on his ethnic background to deny its very ens through the lens of language.  He is trapped in a language which does not reflect his physical appearance.

One of the things I see in Sweden is exactly the contrary whereby fluency in language entails near acceptance as a legit Swede. Specially the adopted ones seem to embrace their Swedeness effortlessly. But I guess that also makes a country great where people can tolerate each other even though we are so far and wide apart from each other. E Pluribus Unum as presidencial candidate Hillary Clinton saind in the DNC 2016, and yes indeed. Out of many One.

Good thing I stopped myself in my tracks as I observed these group of people because while I griped, I also realized, am no different or my kind in this case, is no different than them.

que cosas de la vida

Al ir en bicicleta por la calle de Brinell me topé con uno de mis estudiantes de español que cursó el paso 3 (tercer años de español) con los chicos que cursan la carrera de tecnologí­a el año escolar del 15/16. Arsalan. Es un chico joven de Irak y es muy inteligente, le da mucho por reí­rse y es uno de esos ejemplos de adaptabilidad social y cultural como pocos. Le viene a la cara fácil una sonrisa y me detengo para hablar con él, está jugando Pokemon go! y tiene compañí­a. Es su primo que trabaja en una pizzeria en Vetlanda, un pueblo no muy lejos de Ní¤ssjí¶. A Arsalan le gusta jugar fútbol y mide como 1,68. Platicamos de todo un poco y más pronto que nada seguí­ pedaleando a mi casa.

Después de un mes fuera de mi casa, se puede decir que esa fue la bienvenida a Suecia. Volver al pueblo chico donde todos se conocen es en verdad reconfortante de alguna manera. E igual de frustrante de alguna manera. todo marcha sin muchos cambios. Regresar a casa significa regresar a la rutina, al conformismo, a lo mismo. A esa inexplicable sensibilidad de si largarse o no serí­a una cuestión de un billete o no. O mandar bien a la chingada todo y empezar de nuevo por otro lado, cosa que requiere de valentí­a que nunca he poseí­do.

Durante el dí­a, tratando de superar el jetlag, oí­ varios intentos de visita. No abrí­ la puerta. Sonaba la campana del timbre y yo procedí­a a seguir en cama, Eran los noruegos que están a apunto de mudarse, Gisle y Berit. Son buenas personas jubiladas. Pueden y hacen como quieren. Es el beneficio de la jubilación en los paí­ses nórdicos, jode, al escribir esto hasta dan ganas de largarse a Oslo un par de dí­as. Creo que lo haré antes de irme a trabajar. Me hace falta largarme yo solo. Beber yo solo. Pero proseguimas con Gisle y Berit, qué más hay que decir que les deseo lo mejor allá a donde irán. Me parece bonito el tipo de trabajo que hacen juntos, aquí­ estamos para servirles.

El dí­a acaba justo cuando más se siente que acaba de empezar. Las luces del dí­a se están rindiendo a la oscuridad, son las 21.36 del 28 del 7 del 16. Esos rayos fulminantes de hace unahora ya perecieron, ya vendrá otra hora y otro tiempo para recalcar su personalidad al dí­a ese eterno retorno 24.

Ir a México me trajo mucho esta vez y no lograré jamás explicar aquí­ qué.

Jus sanguinis

Ví­spera del Dí­a de San Juan en Suecia AD 2016: la comezón no se hizo esperar. Me rasqué la piel de mi brazo izquierdo no sin primero corroborar que el verano estaba para quedarse, una mygga me agarró descuidado. Una mygga es un mosquito en sueco. Por lo general, soy muy o bien sensible si es que algo camina por mi cuerpo. Siempre es así­, o con la mayorí­a de los insectos que acaban en mi piel, las puntas de mis pelos o la sensación de los pasos de los insectos, los detecto más pronto que rápido y les ayudó a buscar otros pastos, en la mayorí­a de los casos, algunos son asquerosos y se me sale lo ninny y los mando a volar con el revés de la mano. De hecho, cada verano me admiro de esa cualidad mí­a, me da como orgullo descubrir que insecto que termina en mi cuerpo, es detectado. Los mosquitos acá son perezosos. Los ves volar sin ganas a principios de junio muy a sus anchas que hasta se detiene uno para darles paso, o sacudirse uno la idea de lo que representan luego joden el alma en Julio para luego empezar su letargo en Agosto. Así­ que el hecho de que su genética conlleve saber aterrizar en la piel de un humano sin que este se dé cuenta, ya es mucho decir.

Así­ que rascarme la piel y ver el granito hinchado es muestra de que fui ví­ctima de la evolución. El mosquito supo caminar o aterrizar sobre mi piel sin ser detectado, quizá es esa parte de la estrategia. Chupó mi sangre y después, todo fue comezón. Un triste llamamiento al lugar del crimen. Ahora solo queda la memoria de lo que fue y la rascazón del presente como burla. Uno se pregunta que es chupar sangre americana por estos lares, o sea, los altiplanicies de Suecia. No es que me sienta el primero, pero, digo, hay caminos que ningún mexicano ha pisado por estos lares y así­. Siempre me ha causado risa eso, pensar que la dieta de los mosquitos suecos varia un poco al probar sangre nueva y diferente al de la cual no están acostumbrados. Lo cuál conlleva a la siguiente pregunta: ¿qué le pasa a esa sangre después? Digo, el bicho se llevó algo de mi. Algo que es y fue parte de mi ser. ¿A ’on fue dar? ¿y para qué? Like a love lost, las respuestas tardan.

efí­mero

Odio nuestras despedidas
Rajan alma
Con bisturí­
A anchas

Y sin pormenor
Alguno
De la sangre que escurre

Pasión

En vilo
De
Ser o no ser