encinta

La tierra mojada
puje.
Retoñ – … sin lí­mites.

La vida late.
Es virgen
gritan.

Eros
no existe
en esta fantasí­a.

No se ve
copular:
agua, semilla y tierra.

Brota
engendrar
el manantial.

Vital
es la hora.

purificación

El roce
de las yemas,
absorben sedientos.

Pétalos
de rosas,
sangre palpitante.

Extremidades
recorriendo
El rocí­o.

Y aún así­
desde este hoy
duelen las venas.

Suspiro
deseando
aliento.

a Mistral

Veo
bajo
prescripción.

El oculista
determinó
la vista.

La óptica
decide
allende u acá.

Miope
que es uno,
terminamos a tientas.

Mis lentes
manchados están.
Limpiarlos, ¡ja!

Empaña
intentar
el empeño.

en el bus

Es enero
en la
vieja Europa.

Su pasado
pesa
en el consuetudinario.

Se ve
en las caras
afectadas por el invierno.

Hace frí­o
gélido
entume el humor.

La diferencia
entre
la joven América

Contengo retozar
a mis anchas.
Rodin.

insuflare ese mañana

Vientos nocturnos
arrecian.
Jolgorio de la chimenea.

Vocinglero
que estremece
la paz corporal.

Desasosiego
interno.
Incordio por demás.

Ventisca que dista
la cercaní­a.
El hueco aúlle.

abismar

Caminaba sin rumbo por las calles de __. Descubrí­, no sin un dejo de admiración, que las hojas de Otoño aún deambulaban las calles. Me parece simbólico, a ser verdad, que ya entrada la primavera, estos indicios de un pasado hagan presente en mi devenir matutino. Y no sé porqué me llaman la atención tanto. La comunidad cientí­fica las considera estériles. No hay provecho en ellas más que resguardar a las plantas o los arriates de la intensa escarcha. Me parece interesante, por ejemplo, que les haya dedicado varios observaciones en mis escritos, a ciertos aspectos de su presencia en vida. Desde verles jugar con el viento hasta verlas inmóviles brillando el color de su estética. Solo espero que este fenómeno sea efí­mero.

Pensé.

Para serte franco no es que este más alerta que tú. Simplemente me obsesiono en un punto que quizá tú nunca has deparado en notar. Esa es la simpleza del observar que uno obtiene al leer. Uno adquiere la experiencia del otro mediante la letra. Bueno, eso creo, no es que sea menos inteligente que otros sino que la vida valora eso, entre más vea uno, mejor. Por ejemplo, tengo la costumbre de escribir con mis dedos sin mirar el teclado. Lo que pasa es que la desconfianza planta en mi ser que no sé está actividad y mis dedos se ponen nerviosos y los errores torpes de mis dedos cometen todo tipo de actividades inconcebibles sino es que me percate de ello. La desconfianza me hace dudar.

Observé.

doppelgí¤nger

El conejo
en la luna
centella.

Las nubes
cubren
su paso vespertino.

Años atrás
sociedades enteras
otearon igual.

Las historias
cuentan
la luz del ser.

Destellos
que corren
libres por la sangre.

cambio tácito

Sutil desvaneció
la nieve de Enero.
Amanecí­ sorprendido.

Pensé
que iba a perdurar
la frialdad blanca.

Verde
el pasto relució
bajo las estrellas.

Hoy
goza el césped
aliento fresco.

No sé
que pensar
del clima ya.

Ehécatl

El lado oscuro
del dí­a invernal
luce esplendido.

Templa los sentidos
amansa
los brí­os del sol.

Afuera el viento
habla en bóreas.
Desnudo el campo es.

Entre rendijas
golpea su voz.
Las ramas sin hojas.

Escucho atento
la noche alejarse,
a ventarrones.

Mantengo silencio
atávico.
Inerte aguardo.