Never Let Me Go
by Kazuo Ishiguro
263, Faber
ISBN13: 9781400043392
ISBN10: 1400043395
Read in English off course.
No me cabe la menor duda de que nunca podré leer a Kazuo Ishiguro como cuando me cautivó la imaginación con Remains of the Day. Es una droga que nunca podrá darme el mismo impacto que la primera vez. Simplemente no es un escritor que logre repetir lo mismo. Hasta la fecha he leído tres novelas suyas, Remains of the Day, When we were orphans y ahora Never let me go.
Kazuo es un experto en explotar varias zonas comunes como trasfondo, el uno es guerra, el otro es un amor inconcluso, incompleto y el otro la obsesión por terminar lo empezado. Es un maestro de la sutileza y un ladrón experto para robarnos el clímax. Aunque para ser francos esta novela me sorprendió mucho por el genero. Se trata de una distopía. Se trata de varias personas que son clones, que viven en una Inglaterra a finales del siglo pasado y que se autoregulan.
Aquí lo interesante no es la distopía, sino la idea palpable de que los que nos narran la novela son unos clones con eso que Virgina Woolf llama como Stream of consciousness. Nuestros protagonistas son el esfuerzo de unos científicos que quieren darle derechos humanos a los clones y batallan para que el resto de la sociedad logre ver que los clones son tan humanos como ’nosotros’. Los clones son educados y tratados como seres humanos pero eso es solo un experimento; el verdadero propósito de su existencia es más cruel y espantoso, son entes cuya única función es ser donadores de órganos vitales. Y como los patrocinadores de la única escuela de humanidades que logró llevar a cabo un experimento con éxito para humanizar a los clones dicen, no podían evitar sentir miedo ante lo que veían delante de sí. En pocas palabras, los guardianes de los clones que veían cómo los clones podían desarrollarse como humanos causaba pavor entre sus propios patrocinadores. Algo así como si Dios tuviere corazón y nos viere tal y cual cómo somos y sufriere de repente remordimiento ante lo que ha creado.
La novela tiene sus flaquezas por supuesto, por una, los clones tienen un sentido de moralidad cristiano, les da pudor tener sexo y sentirse cachondos sin poder explicar porqué quieren de repente tener sexo con desconocidos. Esta flaqueza contrarresta la idea de una sociedad altamente científica que no tiene el menor escrúpulo para producir clones que solo sirven como fructíferos de órganos para los ’humanos’. Son tratados como ganado para poder extraerles sus órganos vitales cada vez que son requeridos y esto se acepta como norma sin la menor pizca de resistencia por rechazar el status quo que reina. De hecho los únicos que hacen resistencia son los humanos que llevaron acabo el experimento para humanizar a los clones los quienes se ven de repente privilegiados por el hecho de que vivieron en una granja mucho más mejor de las que existen en el país según nos cuentan. Este binomio es interesante en sí si se pone uno a investigarlo un poco porque los humanos, quienes están más predispuestos a hacer resistencia llevan a cabo lo que los caracteriza como humanos mientras que lo clones aceptan sin el menor respingue su situación tanto social como existencial. En pocas palabras, no son humanos, pero a la misma vez este argumento no termina ahí. Los clones superan a los humanos en muchos otros aspectos, ellos sienten un dejo de esperanza por querer ver un final feliz, aunque sea efímero y prolongar una existencia en un mundo que los tiene predestinados a un fin y es el amor que los impulsa a buscar esas horas extras en la vida. Ellos anhelan vida aunque su inocencia los tenga ajenos a la verdad que los rodea. Ellos poseen esa cualidad humana que ya no existe en el mundo en que viven. La ironía es obvia: ellos son la esperanza para los humanos y actúan tal cual su destino pues.
Por dos, la estructura de la novela es larga y pésima y venga, Kazuo dejo de ser la sensación que alguna vez causó. No lo digo por mí sino por todos aquellos que le rindieron proezas a una prosa que nos recuerda a A Handmaid’s Tale de Margaret Atwood. Me imagino que ha de ser uno de esos proyectos que todo escritor cometé como sacrificio a la vanidad.
La novela tiene un buen fin, deja campo para la especulación. Kathy H, edad: 31, la protagonista de la novela es una chica especial y posee el talento de poder leer mentes, de hecho tiene una memoria increíble aunque la mayor parte del tiempo no sepa realmente que tiene un talento especial. Ella es el primus motor y la narradora de la novela y como dije, al último se nos deja especulando si ella no es hija in vitro de uno de los guardianes que luchaba por los derechos humanos de los clones llamada Marie-Claude. Por toda la novela podemos leer que Kathy posee este talento mental de poder leer mentes pero no es sino hasta el último que el tema sale a flote. Y resulta curioso que Marie-Claude, Madame, también es telepática. Esta dotación me trajo recuerdos a Gloria Anzaldúa. Ella asegura que nosotros suprimimos estos dotes especiales de poder comunicarnos con fuerzas extrasensoriales. Y es allí en donde Kathy H. sale más humana que los humanos. La comunidad científica enfrascada en poder solucionar el mundo exterior con métodos empíricos mientras que desconoce el mundo subjetivo.
Por último, la novela causó mucho revuelo cuando salió. Hace 4 años atrás. Por lo general a mí no me gustó del todo, se me hizo larga y no es sino hasta la mitad del libro que empecé a interesarme por él. Quizá el tema esté trillado, venga, no hacen falta nombrar las películas que predicen el mundo de los clones como la peor tragedia del mundo y de nuestra humanidad. Se podría también decir que el libro es una critica ligera a la pasividad de la humanidad para dejar sin cuestionar las facetas más feas del ser humano, pero la verdad es que nos estamos viendo en ese mismo fondo narcisista que narciso se vio y ni qué hacerle.
Otra reseña en Español: Delicadamente atroz.