Losing my religion

Sé que se me considera ateo. Como no participo en el exégesis del virus judeo-cristiano que bien domina la mente del occidental pues ahí­ que para ellos sea un ateo. Eso les hace la vida más fácil. No es que no crea en la deidad que ellos tanto adoran. Adoré esa misma deidad por muchos años y desenredarme de la maraña del sistema cristiano no fue una decisión de la noche a la mañana. De hecho hay dí­as que me veo hablando con él. Y confieso que mucho del sistema ético que rodea nuestra sociedad, sea en Suecia o Tijuana, está prácticamente bajo la influencia de dicho sistema. El compás moral de mi vida es sin duda aún impulsado por el magnetismo bí­blico. He perdido varias amistades valiosas que antes de saber que no creo en ese sistema eran candidatos aptos para un buen sinfin de suculentas conversaciones. Ahora que saben que no participo en el exégesis de su religión toman distancia de mi.

Y es que para mí­ el eje central de la vida es el humano. Hay varios que se molestan ante esto. Como si Copernicus de repente les dijese, la tierra no es el centro del universo, pero a menos escala por supuesto.

He sido Católico, qué va, sigo siéndolo por eso de la costumbre de persignar a mis hijas antes de irse a la escuela. No sé ni por qué lo hago, quizá sea por la misma razón que les digo a mis estudiantes de que no creo en la biblia o las sectas que normalmente se ocupan de seguir al pie de la letra lo que ahí­ se dice pero que ellos no deberí­an de decir ligeramente que no son cristianos, ya que a mí­ me tomó muchos años decir que no soy cristiano. En el fondo, siempre he creí­do que todo joven deberí­a de gozar de un buen fundamento religioso. Así­ mismo he participado en mmiles de ceremonias católicas y me sorprendió mucho que la biblia católica tuviese más libros que la protestante. Fortsätt läsa ”Losing my religion”

Por la abolición del Greenwich Meridiano

¿Qué tienen en común Suiza y Greenwich, Inglaterra? Pues que ambos tienen el control del tiempo mundial y que con ello rigen el ritmo de billones de gentes a diario en el mundo entero. Mas !basta ya! Bajo el control de estos dos poderosos centros de control, Suiza, por ser el principal productor de relojes finos y baratos para el mundo entero y con ello dictarnos la hora a diario y a Greenwich por darnos la hora correcta con la cual hemos de vivir, se está bajo un yugo esclavizador y arcaico cuyo tiempo ya ha caducado. Ya no es posible vivir bajo el marco de las 24 horas que nos marcan los segundos uno por uno dí­a tras dí­a haciendo del ser humano una vil baterí­a con fecha a caducar. Además, empresas, gobiernos, y demás organizaciones han abusado de este sistema métrico de medir el tiempo a sus anchas sin reparar en los daños que miles de personas sufren a consecuencia de ”falta de tiempo”. El estrés es su consecuencia fí­sica más visible ya que causa deterioro psicológico y hasta a veces cardí­aco.

No es posible vivir sanamente bajo esta cadena invisible que se roba hasta la más mí­nima satisfacción de una existencia sin tiempo métrico. Familias y sociedades enteras se ven privadas de momentos de alegrí­a o de ocio por ”falta de tiempo”. ¿Y por qué se ha de vivir así­? ¿Por qué hay que dejar que se dicte cuánto va a durar un dí­a siendo que supuestamente somos amos de nuestro destino? Hace más de 155 años que en Greenwich se puso en marcha este mal experimento por saber la hora exacta y aplicarla al mundo y solo ha sabido acarrearnos problemas de desestabilización ambiental pues ha de saberse que las grandes fábricas de los capitalistas, que se sirven de estos medios mecánicos para medir el tiempo, con su afán de hacerse lo más rico posible lo más pronto posible han hecho del medio ambiente un basurero sin proporciones. Y mientras que esta afanosa idea de contabilizar el tiempo ha sido practicada desde los tiempos inmemoriales por cuestiones muy diferentes a la de nuestros tiempos, pues ha de saberse que los chinos usaban ya el reloj solar 3000 años antes de Jesucristo, no es sino hasta la aparición del reloj pulsera diseñado por, !sorpresa! un suizo de nombre Hans Wildorsf en 1904, que los problemas empezaron a marcarse de manera desproporcionada para el ser humano. Lo peor de todo es que ser esclavo de este artilugio cronométrico está de moda y hasta por la cadena quieren cobrar. Fortsätt läsa ”Por la abolición del Greenwich Meridiano”

Se/Tj

Pues nada que Kobra tendrá la transmisión de la entrevista que le han hecho al trí­o de Here is Tijuana el 17 del presente. En lo personal critiqué al libro desde mi perspectiva. Leo la nota de la programación cuya fecha data de ya varios dí­as atrás. Ya saben como son los gíüeros, se adelantan para todo.

Aquí­ adelantamos un tenkius, no pun intended, off course, a Rene Peralta de Genérica por dar el pitazo adecuado ante lo eminente.

La nota estuvo bien pero la aguja en el ojo fue el gíüero yaqui de Tj. Recuerdo una vez haber defendido a Heriberto Yépez. Y desde entonces he estado en climax de arrepentimiento. Hoy no es causa menor para ello. Leo la nota, muy la-la-la al respecto right? Y de repente veo que el exhibicionista mediático puts his two stinking barridos cents en la nota: Ní¤r vi trí¤ffar Heriberto Yepez har han inte ví¥gat lí¤mna sin lí¤genhet kví¤llstid pí¥ í¥tta mí¥nader.

Cuando nos encontramos con Heriberto Yepez no ha tenido la gallardí­a de dejar su piso por las noches en ocho meses

Que no pinche perro mame el kool-aid cimarrón.

Y que no venga con su arroz con popote excusas de que es una acto polí­tico. Please. Ni en Hiroshima tuvieron tanto miedo.

Y eso amigos, es lo que un poco de tinta y una imprenta puede causarte a tu imagen, go figure that one now.

Love

LAND, © 2008/Roberto Romero-Molina. San Diego-Tijuana Border (aerial view) with phrase scaled to desired dimensions of intervention. The approximate dimensions of the intervention are 1.8 x 7km. and spans from Border Field State Park and Playas de Tijuana in the west to Brown Field Airport and the Aeropuerto Abelardo L. Rodriguez in Otay Mesa in the east.

*You just gotta love the military stencil font. And if you don’t get it you don’t deserve to be from Tijuana ese!

Original can be found

dial

Increasingly, my heroes tend to be people who seem to enjoy life or people who manage to eek out a living out of their ordinariness.

I heard this on the telephone. On occasions my telephone nabs a conversation or two out of the blue. I usually hang up the receiver and try to get a normal tone to go about my business. God knows the very first year I tried to do away with the nuisance but the local phone company doesn’t prioritize lesser lines like mine. Five years later I am still waiting for my complaint to be filed. Sort of makes one feel left behind by the internet age. Eitherway, I can say on my behalf that I at least switched to tone dial before skype came to be imagined yet somehow this switch to tone has yet to impress me as the reader can very well attest for itself.

It wouldn’t take me long to figure out whose tíªte-í -tíªte fortune had me eavesdrop. But if a benefit has been derived out of the crossline is that too much interference can be a cause of mental distress the likes that befit that new adage, one needs X like one needs a hole in the head. This small town doesn’t afford the luxury of anonymity. Specially when one knows that said luxury usually tends to arrive in due time, one mustn’t rush, the goods are delivered sooner rather than later.

Am all for privacy, believe me. Yet the forefathers of the right to privacy all lived in big cities. I swear, I am party to all sorts of public displays that would certainly leave a city lover flushed red.

Anyhows, I bring the subject up because I was somehow tempted to continue hearing the conversation but by the time I reacted to my own thoughts my habit of hanging up the phone had beaten me to first base and when I lifted up the earphone and was ready to satisfy curiosity, I got a tone.

Yet the string of the conversation that I nabbed pulsated vibrantly across my ear drums like a tic toc fills the silence at times. It filled a void that lacked words and overhearing the unwelcomed string of thought sort of put things to place. Normally I don’t rush to write down these catharsis, in fact, it took me several years before I could muster the gull to do so now.

Uno de esas

Usualmente me dejo asombrar por el paisaje sueco.

Camino las calles asfaltadas, nórdicas, salobradas.

He descubierto que el misticismo que compuso lo consuetudinario ha dejado su magia a un lado y el sabor de la realidad, como el sabor a metal, ha logrado penetrar los poros de mi existencia, como un vil tóxico extranjero a mi constitución.

Miro mis entornos, el gris, se ha vuelto normal. Uno se pregunta, cuándo, a secas, como si la falta de interrogativos al pronombre interrogativo fuere en sí­ un acto del pensar. Cuándo regresaré. El eterno retorno al clí­max.

No quiero saber la fecha que perdí­ la noción. Ni el segundo en que no importó escuchar la advertencia de su perdida. Ni cómo vine a dar a este pérfido mundo petrificado. Heme hoy aquí­.

Las perdidas significan empiezos como morder un pan de piña cuyas boronas se roban granos de azúcar que el paladar nunca sabrá saborear. Mis dedos lambisquean lo que fue y solo pienso en el nombre de la esposa de Lot.

Pero sí­ extraño adorar el entorno. Dan ganas de perderse total de nuevo. No es que añorar no tenga lo suyo sino lo que cala es la inercia que le acompaña.

Damcyklar

De seguro que después de esto no habrá ni cómo regresarle la reputación que Suecia tiene de erótica, en fin, va. Por estos dí­as poner el tí­tulo de la entrada ésta en la barra de búsquedas de noticias suecas sacará a relucir una pequeña nota que alcanzó una distribución nacional y lo cual no dudo atraerá también un poco de noticias internacionales.

Va traducida al español.

Un hombre hací­a el amor a una bicicleta para damas.

El hombre de 36 años se sentí­a atraí­do por las bicicletas de mujeres y las usaba para satisfacerse sexualmente. En el asiento de la bicicleta de mujeres se encontró, entre otras cosas, residuos de su esperma. Según el periódico sueco í–stersunds-Posten el hombre ha sido procesado y acusado penalmente por acercamiento indebido y daños a propiedad ajena.

Ya desde la primavera del 2006 habí­an iniciado las acusaciones sobre el acoso. El avance decisivo en las pesquisas resultó cuando una mujer vio al hombre irse muy campantemente con su bicicleta y después detenerse y frotarse fí­sicamente contra la bicicleta. El hombre fue arrestado en Julio del año pasado y fue detenido.

Talk about bad imprinting. ¿Funcionará así­ la humanidad? Digo, ¿qué es lo que lo hace a uno tener ciertas zonas eróticas, o antojos eróticos, cómo funciona una cosa así­?

Este hecho me sorprende bastante. Dios sabe muy bien de que por la red hay cientos de lugares donde uno puede ver todo tipo de acciones sexuales que nada más producen una perdida de apetito sexual más que nada. Y es que la humanidad es medio rara en sus empresas sexuales. Pero ponerse caliente y consecuentemente lograr un orgasmo con el asiento de una bicicleta jamás de los jamases se me hubiere ocurrido a mí­. Que alguien podrí­a ponerse cachondo con la sola idea un asiento de bicicleta de mujer o caldearse con eso me dejo una mueca de alegrí­a no por gusto, no me vayan a malentender sino porque es prueba fiel de que no he visto todo todaví­a, al parecer.

Este tipo de sensualismo es un fetiche, no me cabe la duda. Tanto así­ como los chones de una mujer o las medias de la tí­a. Intento imaginarme el fetiche, algo así­ como cuando yo miro el catalogo de Victoria Secrets. Pero él viendo el catalogo de los últimos modelos de Crescent o Schwinn, ¿qué pensará una persona así­? ¿Verdad que causa risa?

depressed and alive

Well the snow seems to be up for it today. Since its been gone practically all winter, today’s white downpour is almost a welcome sight. I certainly lost all respect for the darn fluffy stuff since depression decided to house itself in me due to it. It being la nieve of course. One wouldn’t believe but depression is a side effect of a prolonged sunless winter. I never realized how true this is until all ganas vanished like the moon does up in the North of Sweden during certain periods of the year. One is always tired or tires easily. I wish I knew I was depressed. You think of depressed people and the image before one is that of someone being unable to cope with anything. Not so in Sweden. I am sure half the countryside were I live suffers from that. I think I am beginning to understand why smiles aren’t that copious between December and March. At work the peak of tiredness has had its entré recently. Everybody was tired. I was even trying to cheer my students who somehow are impacted by all their surroundings. And so my brain didn’t know I was depressed or half depressed because like the rest of my new countrymen and countrywomen, we manage to eek out an existence under said conditions. I have a dumb brain I swear. No seriously, the dumbest for for all good reasons I suppose. It just refuses to send me signals I am sick or depressed. Perhaps because it knows I whine too much or perhaps if I am notified of the sickness it would go to panic mode rather easily. You’d think I know myself after hanging around this body for over 40 years, but no, am happily bliss in ignorance.

Perhaps I should get some sort of antidepressant for my new problem. Alcohol doesn’t seem to cut it anymore. It is actually becoming a bore of sorts. If I do have this problem I really wouldn’t know what do under the influence of antidepressants in dour Sweden. Just last year I was still happy jolly old me and that was enough to make me deviate from the norm just a tad enough to make me weird int he eyes of Swedes. I hate to see myself under the pill. That would be a spectacle wouldn’t it? Actually being depressed sort of suits my personality somehow. Dark, somber, bitter, acidic, wry and so forth. I suppose its cheaper for the mental health system to just send me to Spain or some half sunny land in Europe. Because that’s all it is, lack of sun. I certainly hope that is that which ails my troubled soul. Oh well, we’ll see eventually. And yeah, it is still snowing as I type this in the Swedish Highlands.

Entrada 1484

A pesar de que no parece ser así­, he estado batallando mucho con la idea de escribir. Siento que me falta inspiración. Para batallar la depresión que aqueja las letras de este blog no me queda otra que recurrir a la disciplina. Hay tanto de que escribir que es casi un crimen no hacerlo. Ha sido un invierno bastante duro para las letras de Julio Sueco. Para ser franco nunca habí­a tenido en mente ser escritor, creo que hay que desear ser escritor para poder considerarse ser un escritor. He escrito bastante pero nunca he considerado lo que escribo como escritura sino simples esketches de memorias o descripciones de paisajes amén de rants and bitches about this or that o cuestiones lingíüí­sticas blah, blah ad infinitum. No considero tener estructura para nada y si a lo mucho existe un pequeño hilo que comunica algo esparcidamente bajo espejos rayados y opacos que si a lo mucho dejan escapar unas imágenes borrosas que traicionan un pesquisa de humanidad cuestionable. Así­ amo mis letras. Una de las problemáticas esenciales de estas letras es que nunca he sido bueno para aceptar elogios. No los trago ni me dejo creer que lo que hago es de alguna significancia. Teniendo esto en mente cuando escribo lo hago por el placer de escribir y formular pensamientos que se aproximen a la idea o imagen que deseo transmitir mediante la letra. Es una labor bastante gratificante porque siempre existe el riesgo de la satisfacción y cuando eso ocurre descubro después las multitudes de errores que a su vez me causan que me esmere más en perfeccionar el susodicho pensamiento. Quizá es ese lazo umbilical a mis letras que no me permite aceptar la idea de que alguien más le interese lo que escribo. La pregunta es porqué si le tengo terror a los elogios dejo publicar y dejo abierto la caja de comentarios en mi blog. Y es que el blog siempre me ha dejado esa libertad de ufanarme de que al cabo y siempre el blog es una plataforma insignificante en si. Cosa rara ya que realzo bastante lo que otros blogs escriben y alabo eternamente las proezas de lo ordinario, lo cotidiano. Me subscribo sin más ni menos a la filosofí­a Unamuniana de la infrahistoria y highbrow culture me aburre.

Me gusta mucho escribir y procuro mucho la palabra en toda la extensión posible de sus formulaciones y efectos, eso es parte de ser un buen escritor. Es por eso que siempre da gusto leer o encontrarse con personas que más o menos piensen como uno. Los dí­as pasados entablé una especie de relación cuyos matices antes dichos llenaron las horas de la semana 9 del 2008. Nunca habí­a entablado una relación así­, discutir y hablar de manera ‘literaria’. Por lo regular ese tipo de conversaciones suelen ser sujetas a una serie de compromisos sociales y las vigencias sociales intentan con la fuerza de las costumbres locales injerirse al habla minando el camino de la buena platica. No sé porqué no fue así­ el caso. Abe Opincar tienen una personalidad esplendida y quizá la buena vibra contribuyó a que, por lo menos de mi parte, tuviere una buena experiencia. Tení­a mucho que no conversaba con alguien de esa manera. Quizá se deba a mi condición de inmigrante en Suecia que no entablo más conversaciones así­ y le dí­ las gracias a Abe por haber hecho de la semana 9 una rica experiencia que para poder llevarla acabo tendrí­a que largarme a Tijuana. Sacarme de la mente y colocarme dentro de la atmósfera de Ní¤ssjí¶ fue una realidad que pocas veces viviré. No es que no haiga personas con las cuales llevar a cabo una conversación de rica sustancia sino que aquí­ el idioma es una barrera imposible de derribar y el contexto cultural siempre nos impide construir buenos puentes de comunicación. Mas no todo es perlas. Me dí­ bastante cuenta de que no preservo las costumbres de comunicación entre dos parlantes de las californias. Cometí­ varias transgresiones verbales y las situaciones pragmáticas se hicieron visibles para el ojo que percata todo. Me gustarí­a pensar que Abe supo apreciar que mi forma de ser no es ya aquella que alguna vez lo fue en Tijuana o California sino que ahora es una forma de ser transmutada, plagada de errores lingíüí­sticos y faux paus que traicionan la inevitable verdad de que uno está más adaptado al clima de escandinavico de lo que quizá uno está dispuesto a admitir. Siempre existe una cierta militancia en la identidad humana que no permite aceptar ciertos rasgos de otras culturas en uno. Como inmigrante, nunca podré admitir dentro de mi que en verdad me comporto más sueco de lo que me gustarí­a admitir. A pesar de que eso es lo que soy más veces de las que me gustarí­a procesar en mi.

La negación del afromexicano en la sociedad mexicana: La mala raza

Introducción

No hace mucho, en una de mis cotidianas vueltas por la internet, me encontré con una página que me dejó desconcertado. La página trata sobre el legado del africano dentro de la cultura mexicana. (http://www.afromexico.com) Eso despertó en mi una curiosidad, pues en lo general, en México se desconoce casi en lo total que haya un legado africano, mas lo que más impacto me causó fue haber leí­do que al africano/mexicano se le niegan sus raí­ces y quizá lo más importante, su identidad. Tras una búsqueda en mi conciencia no pude mas que concordar, me dispuse, pues, a tratar el tema de la negación del africano en la cultura mexicana más a fondo.

El estudio abarcara la historia de la presencia africana en México, su desarrollo en la sociedad novohispana, el proceso del afromestizaje en México, la concepción que el mexicano tiene de su coetáneo africano y por último, el pudor que el mexicano tiene por la tez negra. El enfoque de este estudio será rastrear por la historia la negación de esta raza dentro de la cultura mexicana y cómo es que ese susodicho pudor vino a dar a dentro de esa sociedad. Las limitaciones que se presentarán serán de tipo investigativo, ya que tiempo y espacio reducen la posibilidad de una investigación profunda. Por además, el material disponible para organizar un tema como el racismo latente en la sociedad mexicana es desigual, así­ que mientras información de tipo histórico y antropológico es abundante, información sobre aspectos sociológicos es escasa.

Perspectiva histórica: Arribo de africanos a México y censos novohispanos

La presencia africana en México data desde la desembarcación de Hernán Cortés en 1519. Uno de los primeros africanos en asentar su lugar en la Nueva España llevaba el nombre de Juan Garrido, y fue el primero en sembrar trigo en México, (Gonzalo Aguirre Beltrán 1989:19). Al inicio de la conquista, los africanos que arribaron con los conquistadores gozaban de un estatus social de acuerdo con el código de Alfonso el Sabio el que dictaba que se tratasen como familia o criados. En 1580, su estatus es degradado y pasa a ser un objeto para disponer de su esfuerzo de trabajo. Por igual, al llegar los conquistadores, le tocó la infamosa honra a un africano más ser primero en otro evento: traer la enfermedad de viruelas la cual diezmó a la población indí­gena. Este evento dio auge al tráfico de esclavos lo que ocurrió con mayor incremento durante el reinado de Felipe II; no es hasta 1640, cuando los portugueses readquieren su independencia, que la introducción masiva de africanos a la Nueva España disminuye. Fortsätt läsa ”La negación del afromexicano en la sociedad mexicana: La mala raza”