L’ideologie de la belle mort

”El pueblo mexicano tiene dos obsesiones: el gusto por la muerte y el amor a las flores. Antes de que nosotros ”habláramos castilla” hubo un dí­a del mes consagrado a la muerte; habí­a extraña guerra que llamaron florida y en sangre los altares chorreaban buena suerte.” (Carlos Pellicer ***)

El verdadero miedo que guardo es que mi vida termine en una vil frase mal acomodada en una parrafada que se caracterice más por su falta de estructura que de orden. De seguro habrá hasta errores gramaticales en la nota de mi muerte, mala ortografí­a y oh, un atrevido faux paus impremeditado, venganzitas de mal gusto a mal hora pues que uno vivito y coleando por ahí­ no dudará en jugarme. Quizá sea eso un acto poético que nadie podrá notar. Quedará en un desorden las cien o doscientas palabras que describan mi muerte a según las cuentas finales tras mi fallecimiento. Los obituarios cuestan dinero y eso medio mundo que se ocupa de ello lo sabe muy bien. Así­ que no es tanto el féretro lo que me preocupa sino las últimas palabras que alguien me dedique. Y eso para cuestión de 24 horas ya que si a lo mucho la noticia de que petateé dudará si a lo mucho un año a partir del momento en que entregue los tenis.

Mi vida en las manos de un buen escribano que sepa reducir mi vida en doscientos palabras y a buen precio, es todo lo que pido. Pero qué incongruencias cuando mis propios dedos me han demostrado lo frágil que una vida puede ser. Ahora describir la vida como lo notó el pastor que releyó el obituario de Frank Cornish en la trilogí­a del canadiense Robertson Davies del libro titulado What’s Bred in the Bone es cuestión de mero romanticismo para riquillos que al fin de cuentas caen en ese igualité del que tanto se ufanan los franceses. Aquí­ un pequeño ensayo del libro en cuestión que escribí­ en inglés.

dying to know you

The curious thing about dying is not that you are dying but the agony of knowing you are going to die. Even more so when one considers how random death is, for God’s sake, I could die writing, as we speak, as I write this last sentence. Off course, then it would be up to someone else to push the publish button, but either way, I just can’t see myself taking my last breath desperately trying to move the mouse over the publish button. But death does strike randomly. One can wait forever or one can just meet the darn equalizer in just about any other possible position. Not that I don’t appreciate life, for all intents and purposes I cherish every living moment but lately death has been brooding in every possible way near my vicinity. Why has the reaper decided to house itself in my neighborhood is really worrying but heck. I suppose everyone has to feel mortality somehow so old bella mort cuts the lawn giving me the creeps. Who knows what this guy wants right? Of all vicinities and it decided on mine.

Though it creeps me I believe am not scared. Yes, you read right, I believe which constitutes a feasible lie. But what is one to do when The Grim Reaper poisons the environment with his presence? Lord knows. Being more conscious of the darn doom cast its shadow everywhere. And no, am not depressed, a little bit down yes, but certainly not gloomy. I suppose everyone ought to have discussions like this with themselves though I recommend highly not to regurgitate this too much. Too much would mean extending the idea far beyond the healthy benefits of brooding over death. One benefit is that one can appreciate life more, taking life for granted doesn’t prepare no one for death. And besides you spend more time dead than alive so what the heck, get that brain ready for the kick of your life.

4 (21). MENIPPUS AND CERBERUS

MENIPPUS
My dear coz—for Cerberus and Cynic are surely related through the dog—I adjure you by the Styx, tell me how Socrates behaved during the descent. A God like you can doubtless articulate instead of barking, if he chooses.

CERBERUS
Well, while he was some way off, he seemed quite unshaken; and I thought he was bent on letting the people outside realize the fact too. Then he passed into the opening and saw the gloom; I at the same time gave him a touch of the hemlock, and a pull by the leg, as he was rather slow. Then he squalled like a baby, whimpered about his children, and, oh, I don’t know what he didn’t do.

MENIPPUS
So he was one of the theorists, was he? His indifference was a sham?

CERBERUS
Yes; it was only that he accepted the inevitable, and put a bold face on it, pretending to welcome the universal fate, by way of impressing the bystanders. All that sort are the same, I tell you—bold resolute fellows as far as the entrance; it is inside that the real test comes.

MENIPPUS
What did you think of my performance?

CERBERUS
Ah, Menippus, you were the exception; you are a credit to the breed, and so was Diogenes before you. You two came in without any compulsion or pushing, of your own free will, with a laugh for yourselves and a curse for the rest.

***

Carlos Pellicer: ”Discurso por las flores” (Subordinaciones, 1949) y el soneto ”Para El Xochipilli del pintor Correa Zapata”, fechado en 1964. Del primero son estos penetrantes versos: ”El pueblo mexicano tiene dos obsesiones: / el gusto por la muerte y el amor a las flores”.

resistir

Recuerdo mucho mis años en Califas, al otro saite. Fue ahí­ donde mi identidad verdaderamente se empezó a formar. Claro, crecí­ tijuanense, como cualquier vil súbdito de la doctrina del PRI que proganó su ideologí­a indoctrinadora del mexicanismo que nos supo ajeno a lo nuestro. La intromisión del estado mexicano en uno está bien documentada, o por lo menos eso espero. Es quizá por eso que uno recuerda la fuerza del estado mexicano imponer sus verdades en uno, que las monedas deben ser nacionales, que se prohí­ba nombrar a la escuinclada con nombres gabachos, etc. Fue ahí­, en Califas, donde aprendí­ a resistir, la gringada, la mexicanada. Por poco y les ganamos terreno a los ideologos del estado mexicano, estuvo cerquita.

Hoy por dí­a existen miles de tradiciones en Tijuana que en mi tiempo no habí­a campo para ello. Tengan el simple hecho del pan Bimbo, ese nefasto malagradecido imperio que nunca ha sabido darle gracias a México por lo suyo. Introdujo sus medias lunas en la era del hotdog, ni quién pensará en el pan por aquellos dí­as, jode, era un hotdog y ya.

Así­ pues hoy rehusé hablar castellano con un español aquí­ en Suecia.

Me presenté con mi nombre de pila. Dije de dónde soy; que soy nativo del español. Pero en inglés. Mi amistad (parece que) comprendió. Era una persona de España, de esa gente de abolengo, le conocí­a antes, de una fiesta en la embajada mexicana en Estocolmo. Sólo atinó a consentir, de esa manera diplomática, con un ademán silencioso. Cabeceó dos veces y me miró (¿me miro?) directo a los ojos antes de emitir la excusa que lo alejó de mi. Como quien mira un objeto de poco interés. Le hubiere ido peor de seguir a mi lado. No creo que todas las cortesias del mundo le hubieren brindado protección del odio que mis pensamientos roen con esas viejas ideas que envenenan identidades culturales.

Y es que en mi sangre claman fuerte los indí­genas que me cargo por las venas. Lo europeo nunca recibe de mi parte menciones honorí­ficas. No porque los desprecie, válgame, nada estarí­a más lejos de la realidad. Sino porque el Occidente domina el mundo y uno que otro idiota queda idiotizado por ello. He leí­do idiotas, a ser verdad, cuyo clamor no cesa de ser el del sueño guajiro de siempre, que son ellos superiores, que su sangre es la mejor, El Dorado what not etc. Esos idiotas los puedes encontrar por donde quiera, inclusive advenedizos que se dicen tijuanenses. La condición mexicana es una de inferioridad, es la mayorí­a; por eso comprendo a los nuevos malinchistas, la minorí­a. El problema es que lo dicen porque no quieren sentirse perdedores, losers, o inferiores, a pesar que su existencia vive, no, sanguijelas que viven justo del tercer mundo que no quieren que nunca se supere porque eso serí­a perder, sufrir la perdida de sentirse minorí­a, superior por la tez que se cargan. Lo mio nutre venganza. Hay que joder estilo hormiga, poco a poco. Así­ que escupirle en la cara a los diantres que se ufanan de españoles en otro idioma aparte del español es lo mí­nimo que uno humildemente puede hacer.

Fue cuestión de segundos el intercambio, no duró, ni dos minutos, serí­a mucho, pero sintió lo mio, y con eso basta en esta era.

¿No?

lector

Lo curioso de sufrir estados de desanimo para escribir es que no hay más que un vací­o que cunde por el ente que sostiene por alfileres, la vida en reposo, o en vilo, o en suspensión, la expresión. Me viene a mente que nunca he leí­do, algo similar a lo que la contraparte anglosajona llama como writer’s block pero en castellano. Quizá no exista. No tengo ni la menor curiosidad por especificar en dos o tres palabras lo enunciado ya, pero sé que me comprenden. Como escritor de blog una de las problemáticas que he encontrado es no tener nada que escribir hoy. Los que escribimos blog siempre tendremos ese encuentro fortuito de la vida: hoy no hay nada de qué escribir. No es pues en balde que solemos recurrir a la fotografí­a para complementar la falta de expresión en letras con una imagen. Las muletas que apoyan el argumento es recurrir al viejo adagio aquel: Ein Bild sagt mehr als tausend Worte – una imagen vale más que mil palabras. Y quizá sea una buena seña de salud no tener nada que escribir pues siempre existe el riesgo de lo que los gringos llaman como hypergraphia.

Lo curioso es que siempre hay algo de qué escribir. Lo que pasa es que no hemos acabado de procesar lo que tenemos que expresar, porque válgame, siempre hay algo que expresar. La escritura requiere estar en vilo- o sea, suspensión.

No es que me contradiga, serí­a lo último de mi parte, sino que lo que se requiere es tener paciencia. ¿Pero paciencia en una era del 7/24? Tampoco es esto una crí­tica, por un así­ decir, negativa, del sistema de escribir habitualmente en el hoy o del hoy o ambos. Lo que sí­ hay que diferenciar es la manera en que esta empresa se lleva a acabo. Y es que uno de los puntos de presión, de contrapunto es que la ilusión del publico está siempre presente. Si aplicamos la teorí­a democrática del un voto, una voz en estos menesteres lo lógico serí­a aceptar que cualesquiera que lee lo escrito es pues público. Entonces, la diferencia yace en que un diario sin público goza de la libertad de quedar en el anonimato mientras que el blog solo ofrece la ilusión de ello, queremos quedar en el anonimato, pero no es así­, hay miles de fisgones al acecho.

No quiero entrar en las dinámicas que dominan la relación escritor-lector. Ese binomio poco tiene que ver aquí­, sinceramente. Lo interesante es dar una lectura del hoy incesante. No creo que tenga precedentes, este hoy que se torna el pasado en cuestión de minutos. Delante de nuestros propios ojos. Y es que este incesante y compulsivo labor nos deja un agudo sentido del vací­o en que vivimos el momento en que decidimos de dejar de formular los acontecimientos en palabras. Quedamos solos y esa soledad nos mata. La labor de no tener nada que decir es en sí­ parte de la labor de escribir, solo que no solemos reconocer este ámbito, estamos incapacitados para ello ya que la pasividad en este mundo nuestro lleno de estrés equivale a quedar relegado al olvido.

Olor a cobarde

Soy un vil cobarde.

Dentro del repertorio de personalidades que cunden por mi ser una de esas es la de ser cobarde. No tengo huevos ni para cambiar en mi el más mí­nimo detalle que producirí­a un cambio positivo en mi vida. Me rajo. Este atributo en mi siempre ha sido un factor de desconcierto en mi vida. Y es que no arriesgo nada. Para no ser cobarde hay que arriesgar. La última vez que me arriesgué terminé mal. Por eso no me gusta mucho el hecho de ser valiente, las veces que lo he intentado he resultado herido tanto fí­sicamente como espiritualmente. Soy tibio. Quizá ese es el atributo que mejor caracteriza mi personalidad. Lo reconozco en mi como un virus que no me deja en realidad ser quién en verdad soy. Este ser verdadero por estos dí­as, cobarde como es, no se anima a salir. Por ende lo traiciono hoy. Véanlo como es, desnudo, hipócrita amén de cobarde. Sé que algunos pensaran que estoy siendo duro con mi mismo al escribir lo más honesto que se puede sobre este personaje que sufre un remolino de transformaciones que destroza todo a su paso, pero por favor, guárdense sus sentimientos de piedad para sus propios dilemas, aquí­ ejercitamos el libre ejercicio de gritar al vací­o sin temor de ser oí­dos, por ende, lo de cobarde. De otra manera no me atreverí­a a escribir lo que ahora escribo aquí­, verdad?

Aunque hay que confesar que hasta en la escritura soy un cobarde, me veo muchas veces editar y borrar muchos pensamientos por temor a ofender la sensibilidad de alguien por ahí­, lo cual es ridiculo por supuesto, quién va a leer este blog después del todo y mucho más en una era en que este blog quedo al margen del olvido.

Dicen que el valiente vive hasta que el cobarde quiere. O algo así­: el hombre no es otra cosa que lo que él se hace Sartre dixit.

pero el existencialista, cuando describe a un cobarde, dice que el cobarde es responsable de su cobardí­a. No lo es porque tenga un corazón, un pulmón o cerebro cobarde; no lo es debido a una organización fisiológica, sino que lo es porque se ha construido como hombre cobarde por sus actos. No hay temperamento cobarde; hay temperamentos nerviosos, hay sangre floja, como dicen, o temperamentos ricos; pero el hombre que tiene una sangre floja no por eso es cobarde, porque lo que hace la cobardí­a es el acto de renunciar o de ceder; un temperamento no es un acto; el cobarde está definido a partir del acto que realiza. Lo que la gente siente oscuramente y le causa horror es que el cobarde que nosotros presentamos es culpable de ser cobarde. Lo que la gente quiere es que se nazca cobarde o héroe. Uno de los reproches que se hace a menudo a Chemins de la Liberté se formula así­: pero, en fin, de esa gente que es tan floja, ¿cómo hará usted héroes? Esta objeción hace más bien reí­r, porque supone que uno nace héroe. Y en el fondo es esto lo que la gente quiere pensar: si se nace cobarde, se está perfectamente tranquilo, no hay nada que hacer, se será cobarde toda la vida, hágase lo que se haga; si se nace héroe, también se estará perfectamente tranquilo, se será héroe toda la vida, se beberá como héroe, se comerá como héroe. Lo que dice el existencialista es que el cobarde se hace cobarde, el héroe se hace héroe; hay siempre para el cobarde una posibilidad de no ser más cobarde y para el héroe de dejar de ser héroe. Lo que tiene importancia es el compromiso total, y no es un caso particular, una acción particular lo que compromete totalmente.

Sentir miedo no es ser cobarde. Es un mecanismo de defensa que nos permite la supervivencia. Si no lo sintiéramos no percibirí­amos el peligro. Ante una circunstancia que nos coloque en inseguridad o alarma, se generarán descargas quí­micas de adrenocorticoides como la adrenalina en nuestro organismo que prepararán a nuestra mente y cuerpo, bien sea para recibir un impacto, huir del ataque, o con el objeto de enfrentar lo que nos amenace.

Uno no busca sentir miedo pero las contingencias de la vida nos lo presenta por lo que debemos estar preparados. En esos momentos, ser valiente es impedir que el miedo y las emociones nos controlen y paralicen. Es usar la racionalidad para buscar la mejor alternativa a efecto de salir airosos del trance, no obstante los apuros que pasemos.

on the pasture of the yond

I saw the birth of the Swedish Savannah today.

I kid not.

My body in tune with the frolicking of the pasture,

Though frost bites its teeth lack strength.

Though only for an hour, a part of the day.

I know the morrow brings its bitter wintry surprise.

Inasmuch as the cloud that crosses the Astro Rey

to remind me:

Bitterly where I am-

passing by

The window isn’t that big, really.

The view, however, offers endless horizons.

It was at this point that I observed the many shades of lights a normal late May day could offer before the midnight sun struck its aura in full force at 9 pm here in the lovable highlands of Sweden.

I really saw the yellow strike bright new green shoots.

Shadows are not just black as I affirmed today.

No, the slow turn of day to night proved otherwise.

Its icy white vault stared me from above.

I follow the direction of the sun rotate.

It was then, yes, between the frame of my window, and the deep horizon that I saw:

an insect flew by.

Carpe diem indeed Carola.

J

* dedicated to Trí¤centrum in Smí¥land

Olor a pólvora

Estoy casi seguro que el primero en poner los pies en polvorosa de ser Tijuana invadida por los gringos serí­a nada más ni nada menos que Daniel Salinas, reportero del Frontiras. Se dice de derechas y tiene un ladrido que no le queda en la boca. Adora mucho su pasado Vasco como para luchar por ideas que quizá le den aliento al paí­s que bien le dio de comer a su estirpe. Pero no, ahí­ lo tienen, denunciando a la indiada por esto y lo otro. Yo dirí­a que mejor este ya empacando sus tiliches y se largue de Tijuana.

Y es que la cosa se está poniendo color de hormiga. Allá con la gente de Stratfor les está dando por especular el derrocamiento del estado mexicano.

Mexico: How a Failed State Might Come to Pass

Calderón’s death would likely trigger a complete dissolution of alliances within the Mexican legislature. There would be an almost certain conflict between the Institutional Revolutionary Party (PRI) and the National Action Party (PAN) — each vying for its own candidate. Meanwhile, no one would be in charge because the constitution does not explicitly give any one person power over the country during the time between a president’s incapacitation and the senate’s election of an interim president (which would be followed by a national vote within a specified period of time).

Para aquellos que les da por rascarse la curiosidad un poco más en estos menesteres de polí­tica exterior les recomiendo también este otro ensayo:Mexico: Examining Cartel War Violence Through a Protective Intelligence Lens

Furthermore, the objective of preoperational surveillance is to detect the target’s patterns and vulnerabilities so that an attack can be planned. Historically, one of the most likely times for an attack to occur is when a potential victim is leaving from or returning to a known location. The most predictable move traditionally is the home-to-office move; however, the team that conducted the surveillance on Velasco Bravo, Gomez Martinez and Millan Gomez apparently found them to be predictable in their evening moves and planned the attacks accordingly. Robles Espinosa was attacked during the more-stereotypical morning move. Attacking in the evening could also give the assailants the cover of darkness. The low-key assassination cell behind the Velasco Bravo, Gomez Martinez and Millan Gomez attacks seemed to prefer that kind of cover. It is also possible that in the Guzman Beltran case, the shopping mall was a known place for him to frequent and that he had established a pattern of visiting there in the evening.

Y es que a raí­z de que las mafias en México tienen conexiones internacionales de envergadura cuya extensión es una red global sin que el gobierno federal se dé cuenta de ello es significativo. Sea lo de cada quién pero de malosos a malosos el gobierno federal deberí­a, en principio, tener la delantera bien puesta. Mas con eso del caos que la escuela de Chicago sabe manejar muy bien y a la cual el obeso de Carstens pertenece pues no hay campo para mucho, ahora solo están quebrando el negocio, claro, con la clara participación de lambiscones como Daniel Salinas, acólitos y apologistas de que la derecha, aunque mande a chingar su madre al pueblo, siempre tendrá la razón.

Y no es por nada pero hasta los perros de guerra huelen la pólvora.

Lo curioso de todo esto es que uno pensarí­a que los ricos y esas famosas familias que controlan México quisieren un porvenir mucho más mejor que del que hoy se disfruta. Para nada, los mercados de la guerra se los dan a otros postores y los negocios que más réditos dejan los dejan a que otros los cosechen. Esos ricos prefieren poner los pies en polvorosa, se largan al menor ruido de revuelta.

Y es que la piensan, de seguro se sentirán seguros que una vez que la indiada que quiere un mejor futuro sea aplacada la gringada mandará por ellos en el exterior. Esos que ahora gozan están prestos para huir y después regresar a dominar, la clase dominante, presta está a largarse.

olor a césped

No me cabe la menor duda de que sí­ sufro alguna especie de depresión. Con el calor de mayo encima noto una especie de mejor aliento en mis espí­ritus. Hay más ganas para hacer cosas y miro la vida con otra óptica. Tampoco es que sufra depresión de esas que ni de la cama se levanta uno pero si una de esas que te roban las ganas de disfrutar la vida. Habrá que comprender que todo se debe en parte a mi ya de por si larga estancia en escandinava. Llevo 11 años en este paí­s nórdico y el hecho es que los años calan y mucho más si uno se la pasa bajo los cielos negros, nublados de Suecia. No en balde son blancos aquí­. Y no, mi tez no ha sufrido cambio alguno morbosos. Lo gachito así­ pues es el clima que ha causado estragos en mi temperamento. Lo curioso es que aquí­ se esmeran en querer integrar a los inmigrantes a la sociedad y gastan miles de millones de coronas suecas para que los inmigrantes se adapten a la sociedad. Deberí­an dejar que la propia naturaleza corra su curso, tarde que temprano se integra uno a la sociedad sueca. Se vuelvo uno taciturno, sin deseo de compañí­a del prójimo y callado, deprimido.

Conozco muchos inmigrantes que no aguantan la sociedad. Pero se equivocan, si los nativos sufren los estragos del clima cuantimás un pobre diablo de atmósferas mediterráneas como uno. Es el clima que le roba a uno los ánimos, las ganas de hacer algo y disfrutarlo. Le pierde uno el sabor a la vida. Lo curioso es que todo regresa a su lugar. Los suecos se llenan de brí­os, los inmigrantes aún más y los rayos del sol hace que todo retoñe con nueva vida, lo impensable hace meses hoy es cuestión cotidiana. Hasta yo ando alegre, sobredosis de vitamina A o mucho sol, y eso cambia el temperamento. Hay otras reglas en juego, hay otras nuevas licencias que nos permiten hacer locuras que semanas atrás no serí­an posible, Suecia la licenciosa brota del invernadero en que se resguardó durante el invierno y sale con todo el rigor de un oso en brama. Hay que darle rienda suelta a las emociones, a los placeres de la piel, licencia para expresar las risas, las sonrisas, ser positivo, el futuro está clamando calor.

Corté el césped en mi casa, así­ que apesto a zacate y siento como el sudor hace que hieda a campo. Acá les da por regar los campos de cultivo con chis de puerco, perdón, con orí­n de puerco pues para aquellos que no son de Tj. Tiene un olor acre pero yo no huelo así­, solo huelo a vil jardinero. Con eso de que tengo la maní­a de ser perfeccionista pues tengan que me tarda medio dí­a cortar el césped de la casa. Y no es que sea grande ni nada, pero en el jardí­n soy detallista. Tampoco crean que tengo un jardí­n lleno de flores, nada. Lo verde reluce porque eso es lo que más se da. No es pues sorpresa por acá escuchar a la gente, ya entrada la primavera, admiradas de que todo es reverdecido. Antes me dejaba el ojo cuadrado ver a la gente admirada de soltar este tipo de comentarios a viles incautos como el presente, ya me acostumbré y es que la lentitud del paso de una estación del año al otro hace que todo se mueva a su paso y si uno es lo suficientemente atento podrá uno observar estos simples detalles de la naturaleza para el deleite del ojo y el alma.

En realidad la esencia sueca reproduce este viejo atavismo de adorar la naturaleza año tras año. A pesar de ser una sociedad que se dice cristiana los dí­as festivos más importantes del año son cuando se dan los cambios en las estaciones del año. Dí­as atrás fuimos, por ejemplo, a ver la hoguera de Mayo y medio pueblo andaba ahí­. La gente canta, le prende fuego a los escombros del otoño y se despide uno del invierno anunciando y cantando, delante de las llamaradas como testigos, que la primavera está aquí­. Yo fui con mi mujer, y mi hija, a chismear con el pueblo, o mejor dicho ellas. Yo no le hablo a la gente, no tengo la suficiente carisma para acercarme a ellos ni creo que tengan la capacidad para poder acercarse a mi y dejar las diferencias que nos dejan a un lado. Sé que suena un tanto duro pero así­ es. No los tacho de ignorantes y no creo que este siendo arrogante al no querer acercarme a ellos. De hecho, nada quedarí­a más lejos de la verdad puesto que yo he hecho un esmero y esfuerzo grande en aprender sus modos, idioma, cultura y demás pormenores. Amén de que no espero a que alguien por estos lares me diga que soy un éxito en esto de la integración a Suecia. He logrado lo que muchos tardan años en poder hacer. Tengo una carrera profesional y estoy totalmente integrado a la sociedad sin que ellos sin siquiera se hayan percatado de ello. Yo sé lo que he hecho pero tampoco voy y lo grito a los cuatro vientos. Como dice el dicho en mi rancho, calladito me miro más bonito. Sé de antemano que mi sola presencia está llena de prejuicios, la gente al verme no sabe que soy un profesional, que estoy adaptado al sistema y mucho menos que soy un ente bicultural de un rincón del mundo del que ellos jamás podrán comprender del todo.

Así­ que apesto y ni sé si habrá que ducharse, ya estoy un tanto cansado y habrá que acabar este post, pero la lectura sigue su curso, hay noticias que leer, blogs que leer y otros detalles más antes de irse a dormir. En fin, eso, today.

dying to know you

The curious thing about dying is not that you are dying but the agony of knowing you are going to die. Even more so when one considers how random death is, for God’s sake, I could die writing, as we speak, as I write this last sentence. Off course, then it would be up to someone else to push the publish button, but either way, I just can’t see myself taking my last breath desperately trying to move the mouse over the publish button. But death does strike randomly. One can wait forever or one can just meet the darn equalizer in just about any other possible position. Not that I don’t appreciate life, for all intents and purposes I cherish every living moment but lately death has been brooding in every possible way near my vicinity. Why has the reaper decided to house itself in my neighborhood is really worrying but heck. I suppose everyone has to feel mortality somehow so old bella mort cuts the lawn giving me the creeps. Who knows what this guy, or gal for that matter, wants right? Of all vicinities and it decided on mine, hello Joe Black.

Though it creeps me I believe am not scared. Yes, you read right, I believe, which constitutes a feasible lie. But what is one to do when The Grim Reaper poisons the environment with his presence? Lord knows. Being more conscious of the darn doom cast its shadow everywhere. And no, am not depressed, a little bit down yes, but certainly not gloomy. I suppose everyone ought to have discussions like this with themselves though I recommend highly not to regurgitate this too much. Too much would mean extending the idea far beyond the healthy benefits of brooding over death. One benefit is that one can appreciate life more, taking life for granted doesn’t prepare no one for death. And besides you spend more time dead than alive so what the heck, get that brain ready for the kick of your life.