Estuve en Gotemburgo el otro día. Para ser más exactos el 13 del mes corriente. Fui a un evento patrio que los paisanos que se encuentran en esa parte de Suecia lograron llevar a cabo con óptima prestación. Los perros tijeras del país que bien hacemos en llamar México ni saben lo que nos cuesta estar lejos del país y poder mexicar fuera de nuestro terre. El simple hecho de que hay una fiesta para la vox populi en Suecia fuera del ”evento oficial” habla raudales de uno y lo que es disque nuestro. Pero a eso no va el post sino a un evento particular que el destino bien tuvo a darme como dádiva cotidiana.
El domingo del 14 antes de abordar el tren que me llevaría a la rutina consuetudinaria que abordo como tomar un vil trago de vinagre en mis días acá me llamó la atención un ruidillo que escuché mientras deambulaba las calles de Gotemburgo para ver si había algo que fotografiar.
Entré, sin querer queriendo, a la catedral de Gotemburgo. Estaba un coro de jóvenes ensayando para el evento oficial del día. Tomé lugar. Casi no había gente. Un agente secreto de Sí¤po tenía su lugar en una de las bancas cuya posición daba para todas la vistas del recinto sagrado y estaba observando a la gente que entraba. Su posición era obvia, traicionaba toda regla y quería ser observado. Estaba sentado al costado de la cúpula, contraria a mi posición vertical que tenía frente al Jesucristo cuya presencia relucía por su ausencia. Sí¤po es la agencia secreta de Suecia que equivale al denigrado aparato oficial de México mal llamado cisen. Yo escuchaba, miraba mis entornos y procuraba ahondarme en lo espiritual. í‰l miraba mis ojos, yo miraba sujetos persignarse y me preguntaba porqué lo hacían. Había algo sospechoso en él. Yo seguía escuchando. Pasaban los minutos. Realmente no sabía que el destino me tenía guardado un espacio para presenciar un evento de pocas.
El evento era singular para la historia de Gotemburgo. Había que darle la bienvenida al primer deán de sexo femenino en la historia de la ciudad. Suecia lleva 50 años aceptando mujeres en el púlpito. Pero está es la primera vez que un deán del sexo femenino tomaba las riendas de la ciudad de Gotemburgo. Se llama Karin Burstrand. En retrospectiva nunca antes había sido un vil inocente observador de algo tan grande. Pero venga ahora sé los hechos del porqué Karin B. llegó al poder.
En todos lados se cuecen habas dicen los gachupines.
Ella reemplaza a un deán que había sido acusado de abuso sexual. El obispo que controla la catedral sabía desde el 2003 que su anterior deán hacía de las suyas con el pito que cuelga entre sus piernas mientras oraba fervorosamente ante Chuy y el obispo oraba ante cristo king que no sucediera otra vez. Ya saben cómo se las gasta la iglesia que rechaza toda ciencia humana y ora con fervor que el pito nunca se paré sin consentimiento alguno de nuestra parte.
Right. So se confirmo ante el público como la primera deán de Gotemburgo femenina tras un escándalo que manchó la ciudad de Gotemburgo debido a unos actos sexuales, well, indebidos. Cómo habrá uno de interpretar tal investidura.
Aunque para ser franco y muy aparte del destino que me llevó ahí fui el único inocente al party que a mi juzgar estuvo bien. En realidad no sabía que se trataba de un evento de reconciliación en el pueblo y simplemente creí que era una vil ceremonia más entre muchas otras. De hecho creí que se trataba de la unción de un obispo what not.
A los suecos les da mucho por cantar y de eso hubo mucho. Había coros de niños y otros de adultos y de parte de la bancada también pegaban el grito al cielo. Hubo toda una procesión en si en donde cada paso era medido. El Obispo hacia de las suyas y al último la deán se presento ante el pueblo y el acto en si fue de hecho si tan solo mero acto protocolario y una muestra de democracia ante el pueblo porque todas las jerarquías que componen la catedral dieron su asentimiento o buena seña de que aceptaban a la deán como líder de la catedral en la ciudad. Le dieron el visto visto bueno ante la plebe. Un dato curioso de este acto protocolario me dejo pensando un poco. La gente que dio el buen visto se conformo de dos grupos. A la izquierda con el Obispo Carl Axel Aurelius como lanza estaba la jerarquía espiritual de la iglesia sueca y a la derecha con la nueva deán el pueblo detrás de ella. Estaba el personal administrativo y demás representantes del pueblo respaldándola. Todo hubiere sido un acto protocolario más ante mis ojos a no ser que cuando la representante finlandés empezó a hablar en finlandés el sistema auditivo de los micrófonos se cayó. Qué coincidencia y qué ironía pensé entre mí.
Me puso a pensar un poco en los actos católicos. Los católicos no tienen costumbre de democracia en su jerarquía. Hay una diferencia. Este baño de pueblo no existe de tal manera en el oficio católico. No de manera en que la estructura democrática tiende a mostrarse al público como lo hicieron en Gotemburgo. Jamas de los jamases habrá tal acto de presencia como lo que presencié. Darle el visto bueno ante la plebe a un deán.
Y así me las gasté el 13 de Septiembre unas cuantas horas que me desbalagué unos minutos que dejé que el destino hiciera de las suyas conmigo. He aquí la historia de los impulsos de una decisión que me llevó como el viento que creemos no tiene consciencia. Valió la pena.