plus í§a change, plus c’est la míªme chose

So am in a new situation. A life changing one. I cannot go back to the normal. Kinda like Covid19. Nothing will ever be the same after the pandemic. A strained lineage following a natural path of annihilation. A vortex of sorts. Each member bent on going stray. So it seems. Or what else is one to assume. Back to the now. I do not face a choice. A choice has been made. I am strained. How long before I get to see those I call mine is yet to be determined but the dice are cast. I no longer speak for the Empire. I am apart. All for the best I suppose. It gives me respite as well. I can now walk my own path. Belonging to the core or nuclear was not my cup of tea.

I also hate to disenfranchise myself. Albeit it was necessary. So here I am. Like the Prince on a rock. Where too one might ask in this vast universe is one to end up in. Solitude, the dust that follows, is sure to accompany as an asteroid seemingly cruising by our wee eyesight.

The blank slate it is once again, bring it on. The sky is grey and blue. Nothing paints cold as the Nordics do. They announce so many things with their fluffy deceiving cloud looking smooth colors as an autumn in wait stands awaiting for the voice to be heard: enter.

So we do. Face on. Not on our on volition. Much as our lungs or nails do, out of nothing go on.

There is no captain o my captain! but a simple flow down a river to the greater seas

Where waves reign in frustration, anger and roar freely without judgement, the storm is pal’s with thunder and lightning, solitude and desperation

Where boats sink and sailors drown, remain in peace, in anonymity tills insurance companies claim them as theirs

yet in the meanwhile we peacefully see the reefs go and disappear at the hands of humanity

I thought of you today. Like I do henceforth

de faramallas y pantallas

Lo que es la vejez- Unos chamaquillos mequetefres de 7-8 años me querí­an quemar. 1ro me detuvieron con el pretexto de ayudarles y después se pusieron a inspeccionar mi baika. Me preguntaron en dónde habí­a conseguido una lamparilla que tiene mi baika y yo sin pensar ni nada les dije que me la encontré en la calle. Error, pinches plebes más truchas que vivos luego luego sacaron un verbillo que a uno de sus compillas se le habí­a perdido una igual. Me sacaron un risón de poca madre los putillos y yo les dije que no, que no me la encontré en el pueblo sino en otro pueblo, me pusieron a la defensa. Les pregunté si conocí­an a alguien del otro pueblo ¡y achingao! Sí­, tení­an un primo ahí­. Ah raza, aquí­ y en China se cuecen habas dicen … Y me acordé del Chilo y mi botella de Oreindan …

Prosopagnosia

Sometimes you want to go
Where everybody knows your name
And they’re always glad you came
You want to be where you can see
The troubles are all the same
You want to be where everybody knows your name
 
Nadie comprende a los suecos, y cuando digo nadie digo nosotros los extranjeros, foráneos, advenedizos, xente que no es de aquí­, de otras latitudes, de otro lado. Aquí­ aún nos sorprende que haga frí­o a fines de Julio, muchos, decimos, no es cosa de dios. Aún así­, proseguimos y poco a poco nos adaptamos al ”frí­o”. Lo digo porque al ir en bicicleta caigo en cuenta que a los unicos que se les puede saludar sin conocer son los inmigrantes. Por estos lares suelen ser de Etiopí­a, Somalia, la vieja Siria. Por mis calles. No sé otras ciudades, y así­, mientras pedaleo una de las pocas calles con transito de seres humanos en mi ciudad, intento saludar a los advenedizos. Basta con una mano al aire en seña de saludo o un hola en el idioma local. Hej!, Hejsan!, Hallí¥! Hoy, en las tantas vueltas que le doy a mi ciudad decidí­ por fin saludar a los inmigrantes, esos entes que buscan encontrarse de nuevo en estas tierras gélidas de este paí­s nórdico. No solí­a hacerlo por si te preguntas. Soy un tanto taciturno, ya ni sé quién soy, así­ que por eso, en mis sanos intentos de mantener mi sano juicio eso hago y pienso al pedalear por estos lares, pero recaí­a en algo al pensar en eso. Todos queremos que alguien nos reconozca y eso, mi estimado lector, no funciona aquí­. Así­ de sencillo. Los suecos no tienen por costumbre reconocer a todo el mundo.
 
Aquí­ la onda es evitar saludar a la gente. La xente no tiene las ganas de ello, así­ de sencillo, se les hace pesado tener que saludar a cada individuo que se les cruza por su camino. No es que sea perezoso. Si no que se les hace una tarea fútil. Una tarea que no conlleva a nada. Lo que se podrí­a considerar como una cosa de utilidad, no hay utilidad en saludar a medio mundo, las energí­as de la labor esa podrí­an usarse de otras manera. A qué se deberá a que sean ansina no sé. Un miedo a las enfermedades mentales o cultura. Quién sabrá. Lo general es que lo que bien podrí­a considerarse como un desdén, un acto de ignorancia hacia el prójimo, en realidad no lo es así­. Es simple y sencillamente un acto sin malicia alguna. El sueco prefiere ni voltear a verte.
 
Cuando enseñaba el bachillerato o la prepa en Mexican, solí­a impartir clases a los morros escandinavos sobre leyes no escritas en otras culturas. Una de esas era hacerles ver como el sueco se explica intrí­nsecamente. Más de las veces, el sueco evita saludar a gente que no conoce. Prefieren, más de las veces, observar detalladamente el suelo que caminan. El no sueco lo tomarí­a a mal. A ser franca verdad, la mayorí­a del mundo lo tomarí­a como insulto. jode, que le ignoren a uno, vaya osadí­a. La lógica ante un posible reclamo es que no te conocen, no sabes quién eres. Para evitar el faux pas sale a la defensa el no te vi. Ellos están acostumbrados a no saludar, uno que no lo está se jode, el dolor se vuelve una experiencia negativa.
 
Lo curioso es adaptarse a ello. Con los años uno acaba igual que los suecos. Como no se castiga el acto de no reconocer al prójimo uno busca otras formas de contacto, por lo tanto, yo saludo a diestra y siniestra, digo, a los inmigrantes y uno que otro viejito acosado por la soledad. Hay que hacerse el sueco.

Luglio MMXX

One can but imagine the frustration

I opened the door to get it out. The fly just rankled my nerves with its constant buzz. It was caught in a futile attempt to move on, but it was stuck. In my window, hence the constant buzz. I opened the door adjacent my window, the one that leads to the balcony I never use. I hoped the darn thing would find its way out by itself. Though I instinctively grabbed a hand towel due to past experience, I wanted quick results and my patience thinned a while ago. So I grabbed the piece of cloth and opened the door. Before I knew the buzzing ceased. No need for a towel to guide out by force what I call a hí¤stflugga in Swedish, a horsefly. Seemed more like a normal fly though. So it is quiet now and all I can hear is the mechanical tangent keyboard as I hit the keys now. I also wanted to express my admiration for the flurry little  pappuses these days. I often stand in awe as these little cotton like snowflakes run amok at the mercy of the wind and its whims. They detain time, so I stand still and watch as they float before my eyesight. It is admirable how these seedlings dot the day with its mission to reproduce. I made the mistake of opening the balcony door the other day when it was full of the germinating process in full force. Some landed in my rug. They now huddle as if they intend to stay. I haven’t decided when to vacuum clean them up but they are in my schedule. I seen them laying about. Still, no wind to look forward to but my whim to clean the living room and end up in a vacuum cleaners’ paper bag.

I tend to mark in the calendar when the land seagulls arrive to this landlocked forest. I wait in expectation of their first sight or first screech. Larus Canus, the common gull, or sea mew. Nothing gives me greater joy than to hear their screeches across the neighborhood as they echo in unison with the songs of the small birds. It is a telltale sign of better weather and by that I mean not freezing cold. I also get anxious around this time of the year because I know they will soon be off once again. Their nesting and nurturing is almost over. Then, the silence will take over, just like the buzz of the insects of how the dandelion will cease to grow.

It rains, yet once again. July for the most part has been overcast, rainy, coldish, windish, thunderous but not much lightning, some but not much. I love this type of weather, it suits my situation. I personally love it when I know it is raining but you can’t see the rain drop. I squint as I look through my window to reassure when I know for a fact it is raining. It is a sign of the doubting thomas repressing the tune I felt when I realized it was raining, so I had to look at the asphalt to make sure it was raining. It was, so I lifted back my eyesight to the ether of the 8 o’clock morning, it was different, I squinted more, I still wanted to see the falling rain.

Smí¥lands Anneberg

Como no pensar en tí­, jode, tu universo

Le absorbí­. Le vi

Consumí­. Eras un inmenso

nunca deparé

poder consumirte

entera

Y el vacio en mi estómago

No hay lleno ya nunca

No estás pero siempre tendremos los 80s y Palo Alto

yo nunca podré perdonarme haberte traicionado

maltratarte, ignorarte

moriré en ese desierto

en que me dejaste

a ver cómo me la rifaba sin ti

Y cielo lindo no hay como tú

Ni lo habrá por venir

Ni hoy, ni mañana

Sin ti, el mundo no existe í…

La muerte en Suecia

Tempus fugit

Como todo lo demás, el utilitarismo les gana a los suecos. Todo tiene su principio y fin de utilidad. Ni la muerte se escapa de la maní­a que tienen los suecos de dejar todo organizado, todo en orden. Ordning och reda reza el dicho que tiene circulación diaria por estos lares, Ordning och reda, organización y  preparación. Aquí­, la vida después de cierta edad, deberá de ser organizada, pulcra y aceptación de que ya la vida no da para más. Como la vida de una baterí­a y su uso, habrá que saber reciclar el paquete. Solo la iglesia habla de un más allá terrenal, la gente no, la narrativa de la gente es de una postura de humilde aceptación. Lejos está de mi amado México en donde nos cuesta dejar a nuestros muertos, todos viven, nadie se muere en LEUM. Aquí­ es el silencio que da su muestra de luto y duelo. Llego a escribir esto porque me tocó ser parte de una conversación sobre un enterramiento y la gente mayor se dispuso a discutir formas de muerte. Lo que llevó al tema fue un comentario. Tuvo una vida llena. Así­ se sumó la vida de un ser en Suecia. Se acepta la muerte, se acepta que hubo una vida llena y sin más que decir ni juzgar, se acepta que la muerte fue justa. ¡El que sigue! Lo escribo así­ porque no deja de sorprenderme la actitud de los suecos ante la muerte. No deja de sorprenderme cómo hablan de ello, ellos hablan de un final cuyo fin se mide en su capacidad de haber obtenido en la vida una vida llena y completa. Aunque igual hablan después de la muerte de un balance de libros, jode, hay contadores y juristas que consultar. Igual antes de morirse suelen hablar de limpiar la casa para no dejar un desorden, dí¶dstí¤da. Limpieza antes de morir. Y también hay que pensar en disponer del paquete, cómo, dónde y pensar en dejar el daño más mí­nimo al medio ambiente.

La maní­a de los suecos de pensar en el balance final de los libros, el cierre contable es para mi un enigma burocrático del cual no habí­a tenido ninguna referencia anterior a mi sojourn en Suecia. Hablar con personas que te cuentan el balance patrimonial del difunto es en sí­ una travesí­a cotidiana por estos lares; para mí­, hablar con extraños a la hora del pesar me quejumbró. Pasar por el valor de las cosas tan cercas de la muerte, joder, pero tuvo qué hacerse y como la maquina burocrática bien aceitada que es el paí­s de Suecia, pues ni cómo dejar eso en otras manos más que los agentes que viven de la practica del óbito. A quién le toca qué y cuánto y cómo y dónde y porqué. Así­ como de un dí­a para otro se muere, de un dí­a para otro habrá que pensar en las cosas que dejó atrás nuestro amado ser.

Por ende no es raro que exista la costumbre del dí¶dstí¤da en Suecia. Dí¶dstí¤da es un acto de limpieza y reflexión mortal. Aquí­ limpiar quiere decir expurgar, adecentar, no dejar rastros que puedan causar pena ajena o vergíüenza a los que le sobreviven a uno. Dí¶dstí¤da es un golpe de concientización personal de que el fin está a vuelta de esquina. De repente se vuelve un acto de vida, se hace a partir de ciertas edades, pasado los 50, me imagino, porque es ahí­, dicen los que saben, que es cuando le llega a uno el golpe de la mortalidad, de que el show está por acabarse. Así­ que uno se dispone a tirar a la basura o regalar a las tiendas de segunda mano cosas que uno anteriormente poseí­a por cuestiones de sentimientos; el valor sentimental, es el menor valor a la hora de leer el testamento y más cuando les toca a las personas que uno cree se interesarí­an por el amor a objetos sin valor material. Nadie más que uno sabe el valor de las cosas. Y así­ me tienen a mí­ a veces, tirando papelitos que solo tienen significado para mí­. Regalo cosas que sé que los que me sobrevivan, tirarán a la basura o los donarán a las organizaciones de obras de caridad. No hay que dejar mucho quehacer en la morada para molestar lo más mí­nimo. La maní­a de guardar cosas para que sirvan después pierde sentido, como darte cuenta que no enflacarás por más que guardes ropa para el dí­a en que enflacarás.

Es de comprenderse este tipo de actitud de parte de los suecos, el mundo se les cierra paso a paso en un mundo en donde lo material tiene precio, en donde las deudas se quedan a chingar al prójimo y el dinero es de acumularse y en donde hay que pensar en los que le sobreviven a uno. El cierre contable conlleva las deudas que uno deja y la legislación del paí­s permite pagar a las acreedoras primero, claro. Un año a la vez. Por ejemplo, yo tengo pólizas de seguros que pago cada año, pólizas que de estirar la pata como bien tienden a decir en mi rancho, pues mis deudas las tendrán que pagar las pólizas, si no, lo que quedé detrás de mí­, pues será vendido al mejor postor. Mi jubilación, que es obligatoria en este paí­s, y todo lo demás, son recursos monetarios para mis acreedores. Así­ de sencillo. Lo gracioso es que el aparato está construido para ese tipo de acciones, a partir de cierta, la maquinaria titubea en darte crédito si es que eres de cierta edad, tus años productivos son importantes para un paí­s como este.

 

22

Tempus fugit

The mathematical precision was pristine in its calculation: fast, less than a second. A myriad of factors taken into account of which a few words are but insufficient to describe for the rapidness a single thought performs at the time of its delivery. I did not realize though my mistake until the arithmetic was done. A simple task of subtractions and additions, my eyes transfixed on L as we spoke and interchanged ideas, thoughts and memories of a yore I yanked from a young mind. Mind you, am 54.

I am usually an airhead or unawares of the passing of time. I guess, I through my ignorance or nonchalant attitude to the hands of time; the coming or going of the sun and the stars, rather remain aloof as I watch the river of galaxies turn its course of time as if it had a flow of its own and I simple spectator who knows not which way direction the river runs. I say this today, still young, still rather strong, still rather awake and sort of sharp of mind. Tomorrow, may be another day I will not enjoy having to repeat this ever again as we speak. We al age no matter how young we look or stare at the passing of the stars.

Point being that, as we spoke, time traversed as if a secret grand rapid on the Rockies of the Milky Way in a flash. I understood the hesitation L demonstrated. My acquaintance was ways older than her, stepped unto an old path; L was shy but courteous, her memories lounged forth. As we interchanged memories, I was struck with the lightning of the past and L’s shining glow only juvenescence can radiate as I checked her origins. I went back to the future. I call this memory of a yore romantic, it was a good memory, C, 1999. I am in the now. I am many years before me. But I did not embarrass myself before myself unto the juvenile. I imagine L did its best to save the situation. It was a flashing flood running amok in the chaos before us.

Do not get me wrong. I have forces acting upon me I cannot control. Nor do I wish to shut down yet these forces live a force on their own. The grand rapids of time shoved their course unto my being. Maybe time is tired I ignore it. Does time, like Dracula, even care for each other? Is not Dracula but a metaphor for rebellion against the hands that tic toc? Who then suckles from life? The passing of time?  Is it L the 22 or I the 54? All I know as I write the following was that I was secretly embarrassed, please, reader, do not get me wrong. I was secretly embarrassed to admit I was unable to take into account the human before me and its age before I sucked the very elixir of life out of L’s words. I realized the passing of time. Embarrassed to realize my own age, and like Dracula, I hissed devilish incantations with a dirty pestilent air as I pulled to my face the cape colored red. The old meets the new. The hopeful future meets The dead past.

Young blood, fresh memories.

Febrerito

Februari har varit helt otroligt. Inte bara fí¶r att jag har í¶vergivit mina studier men í¤ven fí¶r att jag kí¤nner mig sí¥ ví¤rdelí¶s pí¥ den gren jag anser mig vara det jag í¤r: lí¤sa och skriva. Livet gí¥r sin gyllene ví¤g hí¤r.

Ljum.

Finns mí¥nga exempel pí¥ det i mitt liv. Jag í¤r ljum. My destiny is but assured in the heavens of the christians, heck, am fried. The condemmed are many and even more those who are fallen from God’s favour. Who cares. Hí¤r i Skandinavia finns det alla redan en gammal fí¶rakt fí¶r den halvnaken gubbe som í¤r korsfí¤stad pí¥ ní¥gra trí¤pinnar. Givetvis í¤r den narrativ som hí¥ller sig fast som en jí¤vel fí¤sting i min hjí¤rna lika levande som om dí¥lig datorvirus. De sover och vaknar ní¤r man minst anar det.

Det enda jag vet fí¶r sí¤kert í¤r att min kropp bí¶rjar í¤ntligen att reagera pí¥ mina gamla synder. Yeap. Och vanor. Slitage Inc. Sliten och fí¶rbrukat bí¶rjar smí¤rtan tillkí¤nnage sig. Ergo, kroppen synar sin undergí¥ng. Jag í¥ngrar min telefon missbruk. Jag borde satsa mer pí¥ lí¤sning. Det í¤r min enda í¥ngestfylld agerande infí¶r dí¶den. Och jag gí¶r det inte í¤ndí¥.

Annars fyllde min í¤ldsta í¥r idag.

Undrar hur det gick fí¶r henne idag. Det lí¤r jag inte veta idag. Sí¥ mycket vet jag. Det í¤r nog fí¶r det bí¤sta att inte vara inblandad i det hela. De mí¥r bra. Min harikiri. Min Seppuku. Hon har klarat sig bra hittills. Hoppas att livet har varit skonsamt fí¶r henne. Hon har valt det hon har valt och jag ska inte stí¥ iví¤g fí¶r det. Innerst inne í¶nskar jag annat fí¶rstí¥s. Det yngsta ljuger som fan. Vet inte vad jag ska tro lí¤ngre. Men kostar kommer det att gí¶ra det.

One wonders what tomorrow holds. I have been praising the lord all day and yet I can stab the deity just about now any second, one cannot trust an entity such as mine. Man í¤r í¶m. Man í¤r brí¤cklig. Den ena stunden lovprisar jag gud den andra fí¶rdí¶mer jag den. Undrar om gud ser ví¥ra svagheter som en fí¶rdel eller nackdel. Jag lí¤r snart veta det.

Och í¤n fattas det mí¥nga timmar innan den stunden. Why does god give us more time than we apparently need? í„r inte domen som faller pí¥ oss bestí¤mt och fí¤rdigstí¤llt? Vad gí¶r man med gryningen ní¤r allt verkar vara avgjort? í„r det mí¶jligt att man ska tro pí¥ andra chanser, att en ny tí¤ndning pí¥ livet í¤r mí¶jligt? Om í¤n gí¶rligt? Jag bí¤r med mig gí¤rna mina synder. Varje dag. Bagaget som inte fí¥r lí¤mna lí¶pbandet. 

I know I come off in my writing as an opponet to the Christian faith, nothing is more further to the truth than that. I am not an opponent. Att vara motstí¥ndare innebí¤r det ett ansvar. Ett ansvar att tro. Jag tror ej pí¥ en grundlí¶s exegesis.

Elena Ferrante

Me dispuse a leer en italiano.

No es que lo sepa, no es que lo hable. Lo entiendo, lo comprendo, pero no lo domino. Intento rodearme del italiano en la medida que sea posible. Llevo años queriendo dominarlo, pero tibiamente. No me entrego del todo. Mucho se debe a que es fácil de comprender. siempre y cuando uno disponga de un buen vocabulario e imaginación lingíüí­stica. Abordo el tema. Hay que tener un buen vocabulario porque muchos de los vocablos que se comparten en las lenguas europeas tienen una raí­z similar y es ahí­ donde entra la imaginación lingíüí­stica, hay que no solo poder ver más allá de las letras plasmadas ya sea en las pantallas electrónicas o papiros sino hay que tener que usar la imaginación fonética e fonológica. Asociar palabras mediante su pronunciación e enunciación no es tarea fácil. Mucho menos en la palabra escrita. A mi se me han pasado muchas de esas palabras que al traducirlas veo el error de mis acciones. Aunque no me cabe duda que aquí­ lo más importante es tener un buen vocabulario. Por suerte, mi vocabulario es bastante bueno, por gracia de Dios, domino 3 idiomas y eso ayuda bastante.

Terminé la mitad del libro.

Me dio mucho gusto poder leer el libro en italiano. No tanto porque comprendí­ la novela famosa de Elena Ferrante. Sino porque podí­a leer en italiano. Ese era el mayor gusto. Podí­a seguir la lectura en la medida que se podí­a. Un párrafo aquí­, una página allá. El hilo se me iba, quizá ahí­ la medida, no lograba captar bien el hilo de la historia. Captaba trazos de eventos, cuentos, anécdotas, sucesos pero no el hilo de la novela. Como Ferrante es muy actual por estos lares no habí­a manera de escapar algún reportaje tanto televisivo como de la radio, parece que todos hablan de Ferrante. Leí­ L’amica Geniale de Ferrante y es ahí­ donde empezó la trayectoria de la napolitana. Con trozos de cultura que me caí­an de los medios mediáticos y lo que yo habí­a leido antes y la lectura en mano, podí­a más o menos seguirle el rollo al librito, il volume primo.

Aunque la satisfacción yací­a siempre en poder leer y comprender el italiano napolitano. Aunque no sabí­a que era napolitano. Mucho placer en poder comprender, lindo poder descubrir eso de uno mismo.

Killing Commendatore – Murakami

Killing Commendatore
Killing Commendatore by Murakami 2017 Penguin Random House UK ISBN: 9781787300194 Harvill Secker 2018

Tení­a mucho escuchando el nombre de Murakami por estos lares nórdicos. El alarde no se hací­a esperar. Su nombre resonó por cuestiones sexuales. Y es que sacó un libro sobre cosas que no se hablan en el idioma cristiano. Morning wood. Se dice de ello cuando un hombre amanece con una erección. Y desde enentonces, surgió el alarde por estos lares por el susodicho japonés. Y de repente, en una ganga que me compro un tomo de ese wey que resuena. Fue un 10 de marzo del año presente. Andaba en Gotemburgo y querí­a pistear en mi bar favorito de esos lares, un bar quezque irlandés. Haber leí­do este libro el mismo año que lo compré es decir mucho ya, sin pretensiones ni nada. Y que lo leo. Suelo tener aversión a libros gruesos y nunca pensé que me detendrí­a a leer sus 681 hojas y como verán en la foto el tomo es bastante grande y grueso. Lo leí­ en el tren básicamente, algunas veces en casa y otras esperando a que el tiempo pasara.

Vaya lectura. A cuentagotas y al pasar del tiempo consuetudinario. En el libro hay una campana, un pintor de retratos pictóricos, un divorcio, un hombre rico, una casa cuyo dueño está en un asilo para gente con demencia, una niña de 13 años, una pintura en un ático, un búho en un ático, y varios alucines de la imaginación, un sujeto escurridizo, unas mujeres amantes, una vieja capilla abandonada.

La lectura me impresionó porque aparte de tenerme enfrascado en ella, cosa rara; quizá es más común de lo que me imagino, la narrativa tiene una técnica que suele verse muy poco en la prosa occidental, lo digo así­ porque hay que recordar que Murakami es japonés. Me parece que usa la técnica del yijing en donde el autor del libro quiere que el lector infiera lo que está ocurriendo. Aparte, es repetitivo pero no para cansar sino para recordarle al lector lo que ocurre, en otras palabras, el narrador recuerda y el lector lee que el narrador está recordando. Es muy interesante ya que esa misma técnica te hace recordar a ti mismo haberlo leí­do anteriormente y eso es muy refrescante y mucho para una lectura de muchas páginas en donde uno a veces pierde el hilo de la lectura y en occidente suele que retrocedamos a lo leí­do y el autor te mantiene en la misma página pues. El libro lo leí­ en inglés y fue traducido por Philip Gabriel and Ted Goosen. Estos dos traductores han logrado captar muy bien la esencia del comportamiento japones, por lo menos aquel que suele verse en las pelí­culas y el prejuicio que uno tiene de ello y las reputaciones que brincan de la pantalla chica hací­a uno. Mucha serenidad, paciencia, y esencia de soledad aguda exuden de la lectura y no te da para aburrirte para nada. Igual hay cosas que no logran traducir del todo bien y se pregunta uno ciertas cosas al paso de la lectura.

Otra cosa que me sorprendió mucho fue que el autor haya metido emplazamiento publicitario en su narrativa, hay varios párrafos en donde te cuenta lo que bebe y el gíüisqui es uno de ellos, me pareció que fue una intromisión chistosa ya que te nombra el producto y te cuenta su historia. Como decí­a, es lectura para enfrascarse no para estar esperando el último momento de acción, es narrativa lenta pero igual también contiene pasajes eróticos pues describe sus pasiones sexuales con lujo de detalle y como es japones no faltan los fetiches y en este caso cuenta con detalle el cuerpo de una niña de 13 años. El libro está vetado en Hong Kong por ejemplo, por eso mismo. Les recuerdo que vetar no es lo mismo que censurar lector invisible mio. Sino que simplemente jóvenes menores de 18 años no lo pueden comprar.

En conclusión a la lectura me quedé un tanto pasmado porque no entendí­ muy bien si el narrador sufrí­a de algún tipo paranoia o ataques delirantes, tení­a mucho bagaje en su pasado pero eso no fue prueba suficiente de delirio pero como ve personas saltarse de la pintura que lleva el tí­tulo del libro y que remonta a la participación niponesa  en la II guerra mundial pues se lee cuando se cuida de no hablar enfrente de sus delirios y solo habla con sus delirios cuando este está solo. Igual para poder entender la lectura hay que ser un poco culto sobre la cultura japonesa e igual estar interesado en pinturas, no sé porque a muchos escritores les gusta narrar ficción desde la partida de una pintura, este libro es uno más dentro de ese genero.Â