Suecia: después de las elecciones del 14 de Septiembre

Tengo dí­as que al caminar y encontrarme con suecos me les quedo viendo a la cara a ver si se sonrojan. Me da mucha curiosidad por saber si puedo detectar un poco de vergíüenza cuando me ven. Y es que después de las elecciones del 14 de septiembre Suecia ya no es la misma porque la ultraderecha anti-inmigrante y socialista nacional se ha vuelto la tercera fuerza polí­tica nacional en Suecia.  En Suecia hay 9 y medio millones de habitantes de los cuales 6 millones y 290 mil personas adultas, (énfasis en adultos, porque no quiero ni saber que hubiese pasado si estuviese permitido que adolescentes de 16 para arriba hubiesen podido participar en las elecciones como pasó en Escocia, o sea, que menores de 16 años pueden participar en las elecciones nacionales) participaron en las elecciones del 14 de septiembre. Se puede decir que uno de cada seis votantes eligió un partido polí­tico cuyos lí­deres son denominados por la prensa tanto sueca como hispanoparlante como neonazis de ultraderecha y que se denomina como el único partido benevolento a Suecia, o sea, el partido Demócratas de Suecia, en sueco, Sverigedemokraterna, y perdonen ustedes el oxí­moron. Yo represento el rechazo de estos suecos pues tengo pelo negro, tez morena y un acento atroz en mi sueco amén de ser inmigrante.

No sé porque quiero verles la cara a los suecos y asegurarme de que justo ellos no fueron quienes votaron por ese partido nefasto de ideas contrarias a las mí­as. Pero me armo de valor y les veo, nunca sabré si justo ellos fueron los que emitieron ese voto cruel e ignorante en estos dí­as en que francamente, la gente no sabe ni qué pasa alrededor suyo.

Sin embargo, me da mucha curiosidad y mi imaginación alimenta ese morbo por querer descifrar las conductas de los electores en un paí­s quezque del primer mundo. Y claro que hay personas mucho más educadas en estos menesteres pero eso no deja de que formule ideas o conjeturas basadas en la imaginación desatadas al caminar por las calles de mi pueblo. Ahí­ tengan ustedes a los pordioseros que se apostan afuera de las tiendas suecas para pedir dinero y que es un punto que la ultraderecha usa para justificar sus ataques hacia los inmigrantes pues denuncian así­ que la cultura sueca sufre siempre y cuando el pordioserismo habí­a sido sido inexistente en Suecia hasta reciente. Y uno se pregunta si es que la ultraderecha sueca no ha entrado en connivencia con paí­ses del tercermundo y traer pordioseros a Suecia para justificar la presencia neonazi, sí­, qué imaginación.

Al igual me pregunto si es que los jubilados que votaron por el partido de ultraderecha no lo han hecho porque los jubilados se sienten despojados de sus bienes. Y es que la ultraderecha copla mucho la falta de dinero para los jubilados con la cantidad de inmigrantes existentes en el paí­s y el costo que ello significa para la sociedad sueca y cómo es que ese dinero, pues bien se puede usar mejor para ayudar a los jubilados que se las ven negras por no haber ahorrado o tenido mejores opciones para ahorrar y tener una vida de mejor calidad en la jubilación, sí­, lo juro, eso me cruzó la mente unos segundos y bien puede ser que así­ sea a juzgar por ciertos reportes de la prensa.

Quizá lo más curioso de mi imaginación es que no entiendo cómo es que los neonazis piensan ahora que paí­ses en el mundo amenazan al paí­s. Me pregunto si serán los neonazis, quienes durante tiempos electorales y tiempos de agitación polí­tica para llevar a cabo sus fines polí­ticos sean ellos los primeros en salir a defender a Suecia, como es que dicen que aman tanto a Suecia. ¿Se pondrán al frente de la guerra para salvaguardar la patria del enemigo? Da curiosidad porque según la prensa sueca, Suecia no tiene defensas ni para una semana de agresión exterior. No sé, es simple curiosidad.

SWEDEN-POLITICS-VOTEY luego me entra a la imaginación el máximo lí­der de la ultraderacha sueca, Jimmie í…kesson, el quien unos dí­as antes de que iniciaran las elecciones se le habí­a puesto en público que tení­a un problema de ludopatí­a. Le miro a él feliz, como en la foto y me imagino que sus compinches también, super alegres, no por haber ganado principios electorales o ideologí­as que por fin verán la luz de legislación sino porque ahora habrá más dinero en los cofres del partido para él y sus más cercanos a él. Se ven felices, ahora sí­ habrá para reventar Monaco.

Mientras, ¿podrán todas esas legiones de representantes en las casas municipales llevar a cabo el proyecto de los neonazis? Por lo tanto, yo sigo mirando, a ver si alguien se sonroja al verme.

Marí­a Tena: La fragilidad de las panteras

  • Tapa dura: 28 páginas                                 Idioma: Español
  • Editor: Espasa (6 de abril de 2010)           ISBN-10: 846703324X
  • Colección: ESPASA NARRATIVA             ISBN-13: 978-8467033243

mariatenaDesde que leí­ el libro por primera vez me enfrascó intensamente. No sé cuántas veces tuve que devolverlo a la biblioteca porque el tiempo que tení­a para leerlo simplemente no  me alcanzaba para acabar de leerlo completamente. La verdad es que el libro me tení­a, como he dicho, enfrascado. Mas bien lo saboreaba a cuentagotas como no queriendo que se acabase. El libro me llamaba y como dos veces que tuve que devolver el libro me encontraba con la situación de que el libro tení­a reservación. Me causó cierta curiosidad porque en el pueblo donde habito no hay muchos hispanoparlantes. Me preguntaba quién serí­a esa persona misteriosa que también leí­a el mismo libro que yo al mismo tiempo. Querí­a dejar notitas o pistas en el libro pero desde hace mucho que no escribo dentro de los libros. Todo tiene su fin y ahora en un tren rumbo a Malmí¶ y en Escania ya me lo he terminado con una prisa sin igual aunque esa era la meta. Acabar con el libro, porque me pesa tener libros a medio empezar aunque así­ sea que tenga muchos de ellos a medio empezar. No por eso dejé de disfrutar las historias de Marí­a Tena. Sabe de mujeres. ¿Y que tal si Marí­a no es mujer? Y es que por estos dí­as uno nunca sabe de esas cosas. Pero Marí­a Tena sí­ lo es, o sea mujer. Una mujer que al leer su minibiografí­a en Amazon evoca la impresión de ser de esas personas de media clasa alta de una sociedad de cuyos vestigios hoy en dí­a solo quedan recuerdos de lo que fue y solo el tufo y el dejo de las memorias nos hacen remontar a ese mundo que hoy ya no lo es. Highbrow society indeed. Cosa que se deja ver en la obra que leí­ y cosa a la que le tengo una flaqueza enorme.

Si bien habremos de enfocarnos un poco en esa sociedad harí­a bien en empezar otro párrafo para descansar la vista y dejar un pormenor de lo que quiero decir con eso de sociedad inexistente. Son quizá mi flaqueza leer historias de familias que están a punto de culminar una vida aquellas en que participan familias de clase media que alguna vez fueron personajes medio ilustres en una sociedad fuera del alcance del proletariado y que viven el diario devenir de lo que fueron o sus remembranzas. Los personajes de Marí­a Tena respiran aires de antaño a base de un oxigeno que les da un sentido de vida demacrado ya que luchan por salir adelante de un pasado rancio cuyo papel lo viene jugando la madre en la novela y cómo el pasado de la madre afecta a las 3 hijas de ella. Todas luchan con recuerdos del ayer y los restos materiales que quedan de ello y las consecuencias de las reglas y normas de ayeres sin vigencia en un hoy igual de cruel en sus exigencias de convivencia social.

Como toda buena novela hispana, La fragilidad de las panteras tiene un buen sazón sexual a lo latino. Como dirí­a mi tí­a Juana, que 50 Shades of Grey ni que 8 cuartos. La novela deja para la imaginación y he ahí­ mucho de su encanto. Y claro que hay descripciones de lujuria pero el encanto yace en la seducción y el cortejeo que se da a lugar cuando dos seres se encuentran atraí­dos el uno al otro amén de ese delirio mental que causan los intercambios viscosos entre el hombre y la mujer y las convulsiones emocionales que desenlazan en un caos vertiginoso sin rumbo más que la felicidad o el desastre personal.

 

Las constantes

Que vida. O así­ pensaba Carlos cuando la mente le retraí­a memorias del estancamiento personal en el que se encontraba o cuando alguna mala memoria le retrocedí­a a espasmos mentales que ya recurrí­an con mayor frecuencia. Ni cómo pensar en el pasado y ni cómo pensar en el futuro. Eso era lo que más le angustiaba de hacerse viejo, esa idea del futuro que perdió su valor quién sabe cuándo y ni cómo. El futuro implica otras cosas hoy en dí­a. El futuro es cómo pagar deudas o viajar sin propósito alguno. El futuro es la esperanza que nunca se acaba de encontrar a una pareja. El futuro sobre la jubilación. Se extrañaba ese futuro de lo que uno querí­a ser; lo que uno es ya no importa, ni cómo salir adelante y trabajar en lo que uno planeó lo que iba a ser; serlo ya y trabajar en ello aburre hasta el cansancio.

Los gabachos tienen una palabra para ello, flatline. No sé porqué se espera a que uno a pesar de llegar a cierta edad uno tiene que seguir teniendo los mismos dramas de antes y cómo las viejas costumbres que uno ya ni practica siguen insistiendo a que se sigan practicando y cuyo único desenlace es sentir un sentimiento de culpabilidad por no hacer lo que uno deberí­a de hacer. A esto los suecos le llaman otillrí¤cklighet. O sea, que uno no basta, no en términos de tiempo sino en términos de capacitación personal.

Y sí­, como por ahí­ se dice, esto son problemas de primer mundo. Esto viene a mente una conversación que Carlos sostuvo con su hermano durante su estancia en México este último estí­o. Le comentaba justo este sentimiento de estancamiento a lo cual me sugirió que lo que hací­a faltan era motivación. De hecho mencionó un tanque de peces como parábola a la situación ya que dijo que un pescador decidió crecer peces en una estanque pero que al extraerlos para consumición los peces perdieron su sabor. El pescador se preguntó a qué se debí­a el cambio y resultó que los peces en la mar solí­an estar expuestos al peligro y esto los hací­a estar en constante vigilia. Al no tener ese peligro constante hací­a que los pescados perdieran la incitación a sobrevivir y esto afectaba la constitución del pez. El problema se solucionó echando un tiburón al tanque. Y lo que a ti te falta, le dijo a Carlos, es un tiburón que te motive.

Furthermore, como dicen los gringos, enfrascarse en lo mismo se ha vuelto rutina. Las insistencias de adquirir esto u lo otro son las mismas de siempre. Tan fácil que es ponerse a trabajar, pero Carlos insiste en lo mismo de siempre. ¿Dónde estará mi tiburón? ¿porqué será que los cambios radicales a estas alturas significan un sacrificio cuando se es joven ni la piensa uno dos veces para dar ese vuelco 360? Es un drama mental de poca madre. Quizá el estancamiento se deba a las redes sociales, quizá todo el lí­o de las emociones que uno sufre al leer tanto de lo que acontece en el mundo lo deja a uno inerte.

Y ni como argíüir contra la idea ya que es la mejor opción ante lo que se enfrenta Carlos a mi opinar. No quiero discutir con su proceso mental, me limito a escuchar. Yo no puedo ofrecer una solución a esa enredadera existencial sin sentir un dolor en el estómago, su problema es un problema universal si es que universal se refiere a la humanidad y este planeta y lo que se denomina la vida.

Es curioso ver a Carlos escribir porque sé que escribirá hasta el cansancio sin dar nunca con la solución a sus problemas, venga, solo hay distracciones que conllevan a otros problemas y las viejas dolencias emocionales son las únicas que permanecen sin cambiar. No es que esté obsesionado con los problemas de Carlos, pero bien que alimentan mis obsesiones mentales, por ejemplo, la idea de las constantes en la vida de uno, esa de la rutina después de cierta edad o como es que pueda escribir a veces sin ver el teclado, es uno de esos misterios que se ponen a jugar con mi autoestima, como haciéndome creer que puedo hacer lo que quiera con la palabra sin soltar la mirada de la pantalla y que reproduce todo lo que escribo sin mirar las letras del teclado. Esa ilusión tan frágil de control que desvanece al enterarme que estoy escribiendo sin pensar en lo que estoy haciendo hasta que la duda entra en mis dedos y estos últimos se tornan torpes.

 

 

 

Next: fall 2014

I saw an insect fly by as hell

a bird flew by to stop by a nearby branch

in a haste

only my eye can comprehend

then the wind played with the new shoots

of the birch

the pine

the oak.

As an spectator

a simple bystander

of the things that last longer than I

or what the eye receives

or computes say the scientists

We, say the voices,

return, endlessly

fleeting

is

yore

what now is here

yet is yester

now in the now or in the future

We yet to know.

México DF 2014

Lo curioso de estar en el DF es que no haber sido porque decidimos mudarnos a Suecia aquel 1996 nunca hubiere conocido el DF. Y cada vez que llego al DF mis preconcepciones de la ciudad son brutalmente aplastadas hasta el cansancio. He estado en el DF al menos 8 veces en diversas ocasiones en estancias desde 3 dí­as hasta de 1 un mes. Esta vez estaré una semana. Mi prejuicio primordial es la inseguridad y esta vez mi prejuicio era la preocupación por mis bienes materiales. Aunque no me fí­o descubro que México no es el de mis prejuicios. Hemos de enfatizar de que esto se dice dentro de un contexto en el que decidí­ pernoctar en lo que se considera el casco histórico de la ciudad. Y es que veo a un México visiblemente más prospero o por lo menos mexicanos con un mayor de poder de adquisición de bienes materiales. El DF de los Hank ya no existe. Hay pobreza y hay indigentes pero no es abrumadoramente imposible de ignorar, la gente, al parecer puede vivir en el casco histórico con cierta cantidad de indigentes sin muchos remordiminetos. Pero si hasta en paises primermundistas hay indigentes dirí­an. Quiza lo que más impresiona es la profesionalización de la ciudadania.

San Juan 2014

Como muchas otras cosas en mi vida, este dí­a no se ha hecho sin tener en mente el desastre que es mi vida. O así­ lo pinto para las torturas mentales a las que expongo mi diario devenir. La alcantarilla en que sumerjo la esencia de mi vida hace lo que debe, apestar cada aire que respiro. Y claro, a pesar de que el estupor parece engañarme, siempre está consciente de que así­ no lo es.

Pero caminé, como suelo hacerlo en otras ciudades que no sea en la que vivo. Tal pareciese que la locura tuviese un poco de cordura.

Las calles de Gotemburgo siempre ofrecen el matiz de todo lo contrario a lo que vivo en los Altiplanicies de Suecia. En Gotemburgo hay contrastes como en cualquier otro paí­s tercermundista mientras que en el pueblo el infierno es grande. Todos se fijan en lo que uno hace. En Gotemburgo a nadie le importa quién seas tú.

Las batallas en el paraí­so

Estos dí­as se han visto marcados por numerosas batallas que como las mejores pugnas, nacen de lo inesperado. No creo ser el primero en lidiar batallas personales sin más soldado que mi pobre alma abandonada en los campos de la soledad en las tierras del paraí­so. Y habrá que admirar la coraza que porto porque lleva algunas fisuras que mientras visibles engañan al espectador ya que las hendiduras son profundas. Estoy sumamente herido. La ilusión de ser fuerte y poder proseguir con la cruenta lucha está ahí­ no sin antes reconocer que la coraza, forjada por mis seres queridos y que ahora solo logro revivirlos en las pocas memorias que me quedan de ellos, hicieron de la coraza un escudo fortí­simo que sabe aguantar las embestidas que me veo forcejear para salir adelante. Las energí­as para levantar los brazos y darle lid a los monstruos que acosan mi paso por los campos verdes de este estí­o y acabar de una vez por todas con la constante guerra de baja intensidad y chingaquedito son inmensas y constatan que la vida no depende del cuerpo porque de ser así­ hace mucho que mi cuerpo se hubiese dado por vencido en las primeras confrontaciones.

Lo único que sé, después de inmensas e intensas batallas, es que retener la serenidad es mi mejor arma. Lo segundo, mantener el corazón limpio de rencores, odios y venganzas. Lo cual no es fácil. Mi mente está predispuesta a darle rienda suelta a la imaginación y las venganzas no se hacen esperar para utilizar esta arma para sus planes maléficos lo cual requiere que se consuman grandes cantidades de energí­as en el corazón ya que el odio consume una calor maligno de poco valor más allá de hacerse presente para poder observar sus quimeras efí­meras y obtener un poco de satisfacción para librar el campo de falsedades si es que uno logra mantener la cordura durante el paso por el valle de los muertos de Ezequiel y como no temer teniendo en cuenta que los dioses pueden revivir esqueletos y hacer del pasado una tortura insoportable que uno jurarí­a que Dios no existe ¿porque qué Dios hace burla del tiempo al hacer del pasado un doloroso presente?

No cabe duda que la serenidad es mi mejor aliada ya que las calderas están a fuego vivo, hirviendo las patrañas de la falsa realidad dispuestas a cualquier momento servir a su amo y al menor descuido hacer de mi un recipiente más para el servicio de otros. Reconozco que son mis batallas las que me hacen a mi y para seguir creciendo, aunque herido a muerte, tengo que seguir luchando por quien yo soy: .

Pero hay veces que no son las batallas que me dejan exhausto sino la constante vigilancia que tengo que hacer de mi mismo. No es fácil estar de guardia y corregir lo que el corazón de repente desea hacer: pensar o desear un mal al prójimo, y más con personas que uno conoce. Esta vigilia es agotadora ya que ofrece tentaciones irresistibles ya que la gratificación es inmediata y sumamente deliciosa e engañosa. Hay que estar muy despierto para no dejar que las semillas de la discordia crezcan en el terreno fértil de las entretelas de uno, por mucho que le ofrezcan placer al pecho y la sensación de la falsa liberación no vale la pena desearle lo peor a los que uno cree mal le han hecho a uno. Hay que mantenerse puro en sus pensamientos.

Nunca se pisa el rio 2 veces

Los dí­as pasan
Como el agua en el rio
Los dí­as parecen todos iguales
Alguna que otra ondulación nos da la impresión de ser diferente
Pero el agua es el agua
Y es cuando dejamos de ver
Las corrientes
que corremos
Como camarones
Que se dejan llevar
Por  ella.

topografí­as del Risala fi fadl al-Andalus

booksEstando en Madrid este mes pasado de Abril tuve a bien a escucharme a mismo al ir a darle una vuelta a la Cuesta de Moyano donde al darme cuenta de algunos precios de algunos libros la desilusión no se hizo esperar pero que ni así­ me detuvo para hacer algunas comprillas. Dentro de las tantas tuve a bien comprar un facsí­mil de

Elogio del islam español (Risāla fī fad̥l al-Andalus);
Autor: Ismāʻīl ibn Muḥammad Shaqundī; Emilio García Gómez
Casa Publicitaria: Madrid, Impr. de E. Maestre, 1934.
Serie: Publicaciones de las escuelas de estudios árabes de Madrid y Granada., Série B ;, núm. 2.
Edición facsí­mil por editorial Maxtor ISBN 84-9761-251-5

Es un documento de sumo interés para el lector ya que hay veces que los trabajos de este tipo llevan historias ocultas de las cuales nadie quiere hablar ya. También existen datos de suma importancia para un amante de viejos académicos como yo, no que yo sea viejo ni académico, así­ como ni mucho menos amante de viejos académicos, claro. Me refiero, por supuesto, a ese tipo de académico dedicado a su labor y cuyo labor se transmite por el amor que le dedican a esa espulgación del pasado con minuciosidad para el deleite del presente.  La publicación original está dedicada a un tal filólogo ruso llamado Ignaty Kratchkovsky lo cual me llamó la atención porque en sí­ demuestra un nivel de cooperación académica durante 1933 entre el mundo intelectual de aquellas eras cuyas ciudades ya no llevan el nombre que antes poseí­an, así­ es el caso de Leningrado cuya duración fue de entre 1924 y 1991 y que ahora se llama San Petersburgo. Ignaty Yulianovich Krachkovsky llamado en ruso Игна́тий Юлиа́нович Крачко́вский. Nació en Vilnius en 1883 y murió en Leningrado en 1951 y está enterrado en el cementerio de Volkovo el cual  no es un cementerio ortodoxo.

Aparte del ruso, también se encuentran joyitas que el traductor, Emilio Garcí­a Gómez, nos brinda en su labor. Pascual de Gayangos es una de esas joyitas. ”Pascual de Gayangos y Arce (1809-1897) es una figura conocida, aunque también mayoritariamente borrosa todaví­a para muchos. Arabista, hispanista, bibliófilo, bibliógrafo y académico entre otras muchas cosas, sus cartas no dejan indiferente a nadie por su amenidad y humanidad, así­ como por su condición de fuente para su propia biografí­a y para numerosas disciplinas.”

Es, en pocas palabras, uno de esos héroes raros que salvan la historia de los pueblos, en este caso la de la Hispana Mulsuma. Aparte, es traductor del español al inglés de la Quinta Carta de Hernán Cortés a Carlos V publicada en 1868 por la Hakluyt Society.

Pero creo que me estoy desviando del tema bastante ya, y pido al humilde lector que haga caso omiso de mi entuasiasmo por los tesoros que uno se encuentra en el camino de la lectura.

Para resumir un poco a lo que Elogio del Islam Español va, es, en pocas palabras, una rencilla de orgullos por el terruño. Pésele a quien le pese, la cultura árabe dominó durante mucho tiempo la Pení­nsula Ibérica. Esto a pesar de que muy pocas veces se menciona hoy en dí­a y mucho menos los contactos diplomáticos que se entrelazaron en aquellos ayeres, al menos que, como los académicos anteriormente mencionados, haya interés en ello, o en este caso, pasión por ello. La rencilla adquiere su valor de importancia como muchas otras obras a veces logran hacerlo y es que se desarrolla mediante un fiat de una persona de importancia y poder que da por orden defender las declaraciones hechas bajo los efectos etí­licos lo que de aquellas viejas vidas entonces era su bebida favorita, el vino.

En Elogio del Islam Español puede uno encontrarse varias topografí­as que son elevadas en loas mediante descripciones de lo que en esas viejas regiones del al-índalus (árabe clásico الأندلس) habí­a y las preferencias gastronómicas de la élite del ese ayer. Al igual hay un sin número de referencias a poetas y sus rimas que le cantaban a esas tierras mediante el ingenio del simil. Uno con ojos de este milenio pensarí­a que esos sí­miles serí­an hoy en dí­a de poco valor pero estarí­a equivocado el lector en pensar así­ ya que en esos ayeres la naturaleza está más ligada al ser humano de lo que hoy en dí­a lo está. Y es allí­ donde varias pepitas de oro se pueden encontrar para el lector que sabe retransmitir su mente al pasado teniendo en cuenta que para leer el Risala fi fadl al-Andalus habrá que dejar este milenio en su totalidad y usar la imaginación como cuando se doma a una caballo.

 

 

 

Un po’ di sole nell’acqua gelida

Son las primeras horas de la mañana/
me levanto porque el ordenador se ha puesto a trabajar y sus ruidos me molestan pero no como para salir de las sábanas/

Me levanto un poco enfadado de tener que levantarme/
Afoco la mirada hacia la ventana y la luz está templada por las nubes pero como ya se nos acerca el solsticio del estí­o, la luz es particularmente resplandeciente y eso que no son ni las seis todaví­a/

Las losas de cemento que constituyen el patio del vecindario están empapadas y al recaer la luz del nuevo dí­a sobre ellas se nota que el amanecer está fresco, de ese fresco que ves y te dan ganas de ponerte un suerticito pero a mí­ no, el silencio del cuarto en que me encuentra la vida me asegura consolándome al hacerme entender que estoy adentro de mi casa, agusto, y aún así­, dan ganas de ir a sentir el frií­to en la piel/

Se ve rico y el sabor de querer sentir el frí­o en mi piel me deja un sabor sabroso en el paladar y muchas ganas de verdad querer hacer lo que corre debajo de mi piel, el antojo de sentir la álgida acuosa del grisáceo nórdico de estos altiplanicies suecos sobre mi piel pero no lo hago, solo se me queda el deseo en el interior de mi boca, la saliva./