Acabo de leer un libro en sueco, hoy, de por cierto. Se titula Punkindustriell hí¥rdrockare med attityd por Louise Halvardsson Fí¶rfattarhuset. Creo que una traducción es innecesaria. Me gustó bastante pues como el libro de Rivera Garza, es un libro que leí justo en la zona geográfica donde la trama se desarrolla, en el municipio en donde vivo y donde trabajo, N-, y para acabarla de joder, justo en el lugar donde trabajo, la preparatoria de B-.
No hay demasiados autores de N- que me llamen la atención, de hecho, uno de ellos escribe tan complicado que es una de las estrellas de las grandes ligas, Per Odensten; hay otro, pero es poeta, y como todos sabemos los poetas no saben demasiado de prosa que digamos y luego es inmigrante pues.
El libro en sí es un jugendromane lleno de ese angst adolescente y trata sobre lo que la juventud vivió antes de la explosión de la internet, teléfonos moviles, ipods, mp3’s y la absorbación de la juventud por esos menesteres como el blog como hoy se vive en estos mundos primermundistas. Me parece que es importante mencionar esto ya que soy de la opinión de que es un parteaguas crucial para nuestra sociedad y eso que la línea del tiempo si apenas va a llegar a la década pues la cronología en que transcurren los hecho ocurrieron si apenas hace 9 años atrás. Como dije, a mí me gustó porque al leer el libro estuve recorriendo los mismos pasillos que la autora o los personajes del libro recorren. Aunque es menester puntualizar que la escuela sólo se menciona de nombre pero nunca se describe su aparencia más allá de la lata que da tener que cumplir con los deberes escolares. De hecho, uno bien puede decir que el libro narra un periodo de tres años que son los que se toman para terminar la preparatoria acá en este lado del charco.
No me cabe la menor duda de que se trata de una especie de normas y vigencias plenamente nórdicas. Entre el sexo, el alcohol y las desobedencias que caracterizan la problemática que componen el hilo de la narración del libro se puede apreciar una cierta moralidad hacia lo que es correcto o no lo es. Por ejemplo, acá la edad marca mucho las relaciones sexuales y tener cierta edad para hacer el amor tiene que ajustarse a las normas vigentes de la sociedad. Con esa pasión que los nórdicos tienen porque todo sea igual, al amor hay que tratarlo justo dentro de la misma edad que uno tiene, o a lo más dos o tres años mayores, lo demás es asqueroso.
A la misma vez, el libro es un documento vivo de lo que es vivir el primer mundo o segundo, que sé yo a cuál pertenezca Suecia, y las problemáticas sociales que ahí se manifiestan. La narradora del libro se queja de pequeñeces como qué cruel es la vida sin novio o cuánto pesa a pesar de que es vegetariana y si a lo mucho durante toda la narración se chingó una galletita que escupía tras mordida [quizá una pequeña alusión o indicación de problemas de anorexia] o cómo la narradora relata la problemática de una chica que se corta las venas sin que ésta última reaccioné más allá de saber lo que ocurre sin hacer el menor intento de hacer por que el incidente no reincida o ya por lo menos preguntarle a la chica por qué lo hace, al contrario, cortarse los brazos para sentir dolor es tan natural en la literatura ésta como beber alcohol todos los días sin que nadie diga pío.
El contenido del libro tiene también como hilo común el desquinté de la chica, [* nota: no sé como se diga hoy por día en Tijuana desquintar pero desquintar es cuando uno y en este caso particular, una chica pierde la virginidad.] Todo el libro parece querer relatar éste hecho desafortunado en que la chica nada más no tiene buen sexo por lo menos por toda la mitad del libro. No sabe qué hacer con la calentura que le aqueja y ni borracha se le antoja a nadie, pinches nórdicos que no saben expresar emociones. No es que no haya emociones en el libro, las hay, pero al estilo sueco, bajo el estupor etílico de Bacus. De hecho, la narradora logra llevarnos por la travesía de su primera vez guiándonos la palma de la mano por su cuerpo hasta que acaba con su martirio sexual. Al igual la felicidad está prácticamente ausente y aun en el clímax del texto no se discierne una mueca de alegría que deje su marca en el lector. La vida es una vil tragedia donde las calificaciones marcan el ritmo de la vida.
Otra cosa que me cayó en la madre y que me cae en la madre de estos nórdicos es su pasión por los ochentas, jode, ¿qué no podrán tener su propia moda estos? Los ochentas son mi moda y esta mujer de 25 hoy nombra y vive mi década que viví en carne propia, pensé que los ochentas se habían acabado hace mucho pero no, hay mención de todo los ochentas en cuanto a música concierne y otras nimiedades menores.
He visto a la autora deambular por los pasillos de la escuela en donde trabajo y nada más no logro animarme a hablarle. ¿De qué le hablaría? pero es curioso tener el libro en mente, ver a la autora y simplemente pasar por su lado como si uno no supiere quién es la autora. Veo que sostiene conversaciones con sus antiguos profesores y conociendo a los suecos me pregunto si está consciente de toda la crítica que esta generando hacia su persona y toda envidia que se está cocinando a sus espaldas. No es fácil contestar, pero ha sido interesante leer el libro desde el centro geográfico del libro, de haber leído el libro por otro lado aparte de N- no creo que haya sido tan divertido.
Louise Halvardsson, Ní¤ssjí¶, Punkindustriell