I don’t want want to go back to nature yet to feel what I want to say I recall how nature touched me.
Today the wind is cold in lovely Svea.
there is talk of cold weather
the people are disappointed.
Having their frozen goosebumps thaw by an early warm may now cold of course, they want more.
People turn to the skies.
Seeking the sun they find the Nordic blueline more like greyline of countless clouds going seemingly in mass nowheres except – here – since they are always – here – seemingly.
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I ignore the weather as much as I can. I know it’s cold.
yet I do not allow it to bother me. I mean cold. Not cold, chilly or nippy nor slightly below that comfortable lukewarm sirocco I wish for nor Santanna wind lullabies that I recall with longing
but cold as in fresh and I wanna get warm now! kinda cold asin the coldest winter I ever spent was in Frisco ese a lí Langhorne.
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TS Eliot didn’t live in Royaume de Suí¨de. April is another winter month. Tis Maj the cruelest month. Stunted growth and false hopes dig upwards insisting in believing the equator is near when China looms. Alas! Ack! TS Eliot didn’t live in Mayo in Sweden. Aquí hay frío, calor, sol y alergías.
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People yearn. The headlines of the tabloids, skvaller or cotilleo como los españoles le dicen, anuncian las próximas ondas de calor. Quezque ya mero, ái vienen. Heatwaves. Y la gente sueña. O se queja. El meteorólogo, leí en el periódico de mi imaginación, lleva guardaespaldas; la gente solo aguanta un poco que sus esperanzas sean objeto de ilusiones falsas. Pero es verdad, pronosticar el tiempo es negocio que nos calculea en el frío.
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Y sí, el viento frío me cogió de las costillas, es ahí donde más sentí el aleteo de Rí¤svelg. Una seña de vida, una seña de que hoy viví, vivo. Según mi astrología, el viento es mi mero mero, quezque. Lo acepto como eterna verdad. Pero en Escandinavia, el viento es de un come cuerpos y la capa lamelar cede a la penetración que despierta en mí rejection.
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Y el sueño del eterno retorno me hace respirar, pero ya no sé para qué, solo el frío me da la sensación de que aquí, por lo menos, el cumulus de esos añores, pasaran eternamente para quedarse, y como el meteorólogo, tendré que llevar guardaespaldas pronto, ¿cuánto aguantaré jugar con mis ilusiones?