entrañas

Si mi estómago hablará, dirí­a: Hola. Qué tal, serí­a, de pocas palabras, no sabe funcionar bien, para serles franco, es un estómago muy taciturno, y es que su entorno es muy desquiciado.

Mi cerebro lo odia. Al estómago. Son enemigos inseparables.

No pueden vivir sin uno ni el otro. o el orto. Pues ahí­ despiden sus porquerí­as

Son un siamés. Ya aprendí­ a mandarlos a la gaber a ambos.

Me traiban saico los perros

tuve que abrirlos a la quinta beis

desafanarlos a la verga

putos perros, me querí­an verbear

Les salí­ ganando

Â