Víspera del Día de San Juan en Suecia AD 2016: la comezón no se hizo esperar. Me rasqué la piel de mi brazo izquierdo no sin primero corroborar que el verano estaba para quedarse, una mygga me agarró descuidado. Una mygga es un mosquito en sueco. Por lo general, soy muy o bien sensible si es que algo camina por mi cuerpo. Siempre es así, o con la mayoría de los insectos que acaban en mi piel, las puntas de mis pelos o la sensación de los pasos de los insectos, los detecto más pronto que rápido y les ayudó a buscar otros pastos, en la mayoría de los casos, algunos son asquerosos y se me sale lo ninny y los mando a volar con el revés de la mano. De hecho, cada verano me admiro de esa cualidad mía, me da como orgullo descubrir que insecto que termina en mi cuerpo, es detectado. Los mosquitos acá son perezosos. Los ves volar sin ganas a principios de junio muy a sus anchas que hasta se detiene uno para darles paso, o sacudirse uno la idea de lo que representan luego joden el alma en Julio para luego empezar su letargo en Agosto. Así que el hecho de que su genética conlleve saber aterrizar en la piel de un humano sin que este se dé cuenta, ya es mucho decir.
Así que rascarme la piel y ver el granito hinchado es muestra de que fui víctima de la evolución. El mosquito supo caminar o aterrizar sobre mi piel sin ser detectado, quizá es esa parte de la estrategia. Chupó mi sangre y después, todo fue comezón. Un triste llamamiento al lugar del crimen. Ahora solo queda la memoria de lo que fue y la rascazón del presente como burla. Uno se pregunta que es chupar sangre americana por estos lares, o sea, los altiplanicies de Suecia. No es que me sienta el primero, pero, digo, hay caminos que ningún mexicano ha pisado por estos lares y así. Siempre me ha causado risa eso, pensar que la dieta de los mosquitos suecos varia un poco al probar sangre nueva y diferente al de la cual no están acostumbrados. Lo cuál conlleva a la siguiente pregunta: ¿qué le pasa a esa sangre después? Digo, el bicho se llevó algo de mi. Algo que es y fue parte de mi ser. ¿A ’on fue dar? ¿y para qué? Like a love lost, las respuestas tardan.