si Eliott se quejaba de abril
bajo tierra
es que no miraba
cielos quebrantados por el paso del forastero azul
pastos que salen a reverdecer
ni escuchaba el canto de las hojas marchitas
salir en friega por vientos locos
y la pálida
raíz
surgir de nuevo
no dejá más que la imaginación
y no respira
cómo la humedad
palpa
el acontecer de los segundos
cotidianos
ver cúmulos
en chinga
no porque quieran
sino porque otras temporadas ya aquí reinan
no que sea mejor arriba
de la faz
de la tierra
ni que ocho cuartos
cuyo moho
exprime
de la vida
lo que puede