He renegado todo. Y hoy reclamo y retomo todo de nuevo.
Ayer no quería ser latino y hoy retomo mi lugar en la historia: estoy orgulloso de mi gente.
Ayer mi religión no daba para nada y entre la lumbre apunto de apagarse noté que hay que creer para que la flama vislumbre el mañana.
Como ser occidental es mi derecho.
Como católico pseudo protestante negar mi fe es un rito por el cual pasar cual fuego purificador.
Hoy soy otro y no soy aquel, retengo partes del ello, pero no soy él.
Hoy creo sin límites y acepto con reservaciones la historia de mi identidad, es inclusiva y no exclusiva diremos.
Es un fruto de una inmensa y larga espera en donde la esperanza rinde y la creencia reafirma más.
Heme pues renovadoy un tanto menos abnegado.