Crónicas de un mercader de sangre

Leí­do en sueco: 许三观卖血记, XÇ” Sānguān Mí i Xuí¨ Jí¬) (1995) ISBN 1-4000-3185-0
hua

Me doy cuenta que me relaciono a la pobreza. Sé sobre pobreza y la reconozco. Es como cuando escuche o leí­, no recuerdo, que Sandra Cisneros dijo que al decidirse sobre de qué era experta, ella concluyó que era una experta en la pobreza. Uno sabe lo que vivió. No es como el Chango100 lo pinta, no es que sea medioclasero y que me queje de la pobreza en Tijuana, sino que la reconozco y sé algo de ella.

Así­ el libro este de Yu Hua. Estoy leyendo su segundo libro. Me sorprende mucho la sencillez de la escritura, es un arte en si describir y evocar emociones sobre un tema tan común como la pobreza. Se torna palpitante, oprime, reconocemos el dolor. Yu Hua pinta un paisaje que los mexicanos reconocemos en la labor de Azuela, pero esto va más allá de un momento histórico, aquí­ se siente los sedimentos de la historia hasta las rodillas. Aquí­ el dolor es de hambre, de costumbres a pesar del dolor de la hambruna, de la paciencia, de la obediencia. Y del individuo impotente ante el colectivo. Si hablamos de estudios de géneros aquí­ hay bastante para explorar. A la vez, podemos sacar múltiples deducciones sobres geriatrí­a y ante todo vigencias sobre el rol masculino en las novelas de Yu Hua. Pero eso serí­a adoptar una óptica totalmente occidental. Especialmente en esta novela en la cual un mandilón es el héroe de nuestra novela.

Go figure.

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