Escritor: Yu Hua
Traductora: Anna Gustafsson Chen
Diseñador: Lars Paulsrud
Editorial: Ruin Fí¶rlag AB
Idioma: Sueco
Edición: 2006,
Páginas: 197
Primera Edición, peso: 360
ISBN10: 9185191132
ISBN13: 9789185191130
Estoy rompiendo records. Este es el segundo libro que leo en sueco en lo que va del año. Créame usted amable lector, que el más asombrado soy yo. Y eso es sin duda alguna un elogio para el libro. Pero vayámonos por partes. Como lector multilingíüe tengo ciertos principios en lo que que concierne la actividad de leer. Soy un tanto elitista al respecto porque la verdad, poseo el lujo para ello, venga, sé tres idiomas y eso no es cualquier cosa ni aquí ni en China. Uno de esos principios que tengo como lector de libros es que no leo un libro traducido siempre y cuando lo pueda leer en su idioma original. O sea, para un ejemplo simple, no me voy a poner a leer a un libro de Octavio Paz en sueco cuando bien lo puedo hacer en mi propio idioma. Pero aclaremos una cosa, lo leería pero solo por cuestiones de investigación. Por lo mismo, el segundo principio es que leo un libro traducido siempre y cuando este último esté traducido a un idioma cercano o emparentado con uno de mis idiomas. Si el libro es escrito en Francés, Italiano, Portugués o cualesquier de las otras lenguas familiarizadas con el Español entonces lo leo, o sea, si Edmund Jábes quien esta traducido al sueco cruza mi camino, no lo leería por el simple hecho de que este último está traducido al Español y por ende lo más sensato sería leerlo en Español y así lo mismo con el sueco y el inglés. Aunque aclaro que estos lujos de principios cesarían al momento de verme deprevido de la libertad de elección.
En este caso tenemos una traducción aceptable. Del chino al sueco. Tras mucho pensar creo que es una traducción aceptable para mis principios. Me explico, las vigencias sociales del sueco tienen un dejo a las vigencias chinas. Existe un colectivo que permite ciertas costumbres similares entre ambas culturas, no que sea un experto en las costumbres chinas. Lo único que sé es aquello que los años y ciertas lecturas me han dado el paso de la vida.
Yu Hua es un escritor famoso. Quizá más famoso que Gao Xingjian. Ha impresionado a varios y ahora me sumo a esa multitud. Me sorprendió mucho su estilo de escritura. Recuerda mucho a esos elogios que Ernest Hemingway recibe sobre su manera de escribir, corta, concisa y al punto. Su libro es interesante, no pude dejar de leerlo y pasé varias noches de insomnio leyendo la narración de un hombre de gobierno que es mandado por las autoridades a coleccionar historias del pueblo. Este hombre nos cuenta muy brevemente cómo es recibido por el pueblo en que termina y nos menciona la eterna disputa entre un citadino y la gente del pueblo que desestima el estilo de vida que lleva la gente de ciudad. Toda la historia narra desgracia tras desgracia. Pero el tono de la voz que utiliza el narrador, de manera simple y corta, sin mayores pormenores que narrar cómo las tragedias y las desgracias se unen con el destino para causar dolor en el ser humano hacen de la lectura una obligación imposible de ignorar, la lectura nos hace seguir adelante queriendo encontrar un dejo de esperanza en la narración. Pero la esperanza se nos da a cucharadas y justo cuando creemos que la vida de nuestro interlocutor está por mejorar se nos arrebata la esperanza haciendo del lector un actor más de la vida de un chino antes y a principios de la Revolución China. Los grandes eventos de la vida del país se ven reflejados en la situación económica del buen campesino de nombre Fugui. De hecho esta novela me trajo recuerdos de Mariano Azuela y su novela Los de Abajo por tener el mismo sentido social de querer relatar lo que pasó, o querer describir la cruenta realidad, realismo social pues.
Lo curioso de la novela es que está un tanto demasiada adaptada al Occidente que insiste en dejarnos lo más pasivos cuanto posible. Para nosotros los de Occidente, la lectura es una actividad que presenta su realidad al leerla y ahí poca o nada de actividad más allá de la lectura de parte del lector. Sé que habrá algunos que me contradigan al insistir que el lector Occidental al leer recurre a las asociaciones como yo lo he demostrado anteriormente pero la verdad es que se requieren de muchas indoctrinaciones para lograr ese tipo de deducciones. La mayoría de los lectores son pasivos quienes se retienen en un ámbito de lectura superficial. Es más forma que fondo en lo que concierne leer, por un así decirlo. El chino no, ellos están un poco más avanzados en estos menesteres. Recordemos que los chinos tienen una escritura de logogramas lo que implica en sí toda una cultura distinta a la de nosotros.
“… Chinese readers are used to being asked to infer certain points on their own with only a little help from the author. Shen explains that this technique, included in both creative writing and criticism, is known as “yijing.â€Â Shen defines yijing as “the process of creating a pictorial environment while reading a piece of literature†(537). Yijing is meant to keep the reader active in the story by forcing the reader to decide what the author had in mind while writing the story. The reader has to develop the picture described by the author.â€
Por lo enfrascado que estuve en la lectura no me acordé de este último párrafo que un buen día me encontré durante mis días de universidad en Estocolmo. A los chinos se les pide participar en la lectura.
En fin, el libro valió la pena y eso que di con el autor por medio de una revista que hojeaba en la bibliteca mientras mataba el tiempo.