abismar

Caminaba sin rumbo por las calles de __. Descubrí­, no sin un dejo de admiración, que las hojas de Otoño aún deambulaban las calles. Me parece simbólico, a ser verdad, que ya entrada la primavera, estos indicios de un pasado hagan presente en mi devenir matutino. Y no sé porqué me llaman la atención tanto. La comunidad cientí­fica las considera estériles. No hay provecho en ellas más que resguardar a las plantas o los arriates de la intensa escarcha. Me parece interesante, por ejemplo, que les haya dedicado varios observaciones en mis escritos, a ciertos aspectos de su presencia en vida. Desde verles jugar con el viento hasta verlas inmóviles brillando el color de su estética. Solo espero que este fenómeno sea efí­mero.

Pensé.

Para serte franco no es que este más alerta que tú. Simplemente me obsesiono en un punto que quizá tú nunca has deparado en notar. Esa es la simpleza del observar que uno obtiene al leer. Uno adquiere la experiencia del otro mediante la letra. Bueno, eso creo, no es que sea menos inteligente que otros sino que la vida valora eso, entre más vea uno, mejor. Por ejemplo, tengo la costumbre de escribir con mis dedos sin mirar el teclado. Lo que pasa es que la desconfianza planta en mi ser que no sé está actividad y mis dedos se ponen nerviosos y los errores torpes de mis dedos cometen todo tipo de actividades inconcebibles sino es que me percate de ello. La desconfianza me hace dudar.

Observé.

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