¿Si sumas zero y un nihilista por qué dan dos?

A mí­ no me hables de lo que no se oye, ni tampoco de cuando quede yo en medio de un desierto, que como una flor, que ansí­a el agua bajo un sol abrasador, busca el agua que no está, fue, como dicen los gabachos, un mirage, un oasis, lo que se presentó. Pero en mi mente, sí­ que existió, so vales la pena, aunque el tiempo en que sucedió, para ti, quizá, tu mirada también me hablo de ti, fingí­a otras cosas misteriosas.

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