Yonder Lies It

olor a césped

No me cabe la menor duda de que sí­ sufro alguna especie de depresión. Con el calor de mayo encima noto una especie de mejor aliento en mis espí­ritus. Hay más ganas para hacer cosas y miro la vida con otra óptica. Tampoco es que sufra depresión de esas que ni de la cama se levanta uno pero si una de esas que te roban las ganas de disfrutar la vida. Habrá que comprender que todo se debe en parte a mi ya de por si larga estancia en escandinava. Llevo 11 años en este paí­s nórdico y el hecho es que los años calan y mucho más si uno se la pasa bajo los cielos negros, nublados de Suecia. No en balde son blancos aquí­. Y no, mi tez no ha sufrido cambio alguno morbosos. Lo gachito así­ pues es el clima que ha causado estragos en mi temperamento. Lo curioso es que aquí­ se esmeran en querer integrar a los inmigrantes a la sociedad y gastan miles de millones de coronas suecas para que los inmigrantes se adapten a la sociedad. Deberí­an dejar que la propia naturaleza corra su curso, tarde que temprano se integra uno a la sociedad sueca. Se vuelvo uno taciturno, sin deseo de compañí­a del prójimo y callado, deprimido.

Conozco muchos inmigrantes que no aguantan la sociedad. Pero se equivocan, si los nativos sufren los estragos del clima cuantimás un pobre diablo de atmósferas mediterráneas como uno. Es el clima que le roba a uno los ánimos, las ganas de hacer algo y disfrutarlo. Le pierde uno el sabor a la vida. Lo curioso es que todo regresa a su lugar. Los suecos se llenan de brí­os, los inmigrantes aún más y los rayos del sol hace que todo retoñe con nueva vida, lo impensable hace meses hoy es cuestión cotidiana. Hasta yo ando alegre, sobredosis de vitamina A o mucho sol, y eso cambia el temperamento. Hay otras reglas en juego, hay otras nuevas licencias que nos permiten hacer locuras que semanas atrás no serí­an posible, Suecia la licenciosa brota del invernadero en que se resguardó durante el invierno y sale con todo el rigor de un oso en brama. Hay que darle rienda suelta a las emociones, a los placeres de la piel, licencia para expresar las risas, las sonrisas, ser positivo, el futuro está clamando calor.

Corté el césped en mi casa, así­ que apesto a zacate y siento como el sudor hace que hieda a campo. Acá les da por regar los campos de cultivo con chis de puerco, perdón, con orí­n de puerco pues para aquellos que no son de Tj. Tiene un olor acre pero yo no huelo así­, solo huelo a vil jardinero. Con eso de que tengo la maní­a de ser perfeccionista pues tengan que me tarda medio dí­a cortar el césped de la casa. Y no es que sea grande ni nada, pero en el jardí­n soy detallista. Tampoco crean que tengo un jardí­n lleno de flores, nada. Lo verde reluce porque eso es lo que más se da. No es pues sorpresa por acá escuchar a la gente, ya entrada la primavera, admiradas de que todo es reverdecido. Antes me dejaba el ojo cuadrado ver a la gente admirada de soltar este tipo de comentarios a viles incautos como el presente, ya me acostumbré y es que la lentitud del paso de una estación del año al otro hace que todo se mueva a su paso y si uno es lo suficientemente atento podrá uno observar estos simples detalles de la naturaleza para el deleite del ojo y el alma.

En realidad la esencia sueca reproduce este viejo atavismo de adorar la naturaleza año tras año. A pesar de ser una sociedad que se dice cristiana los dí­as festivos más importantes del año son cuando se dan los cambios en las estaciones del año. Dí­as atrás fuimos, por ejemplo, a ver la hoguera de Mayo y medio pueblo andaba ahí­. La gente canta, le prende fuego a los escombros del otoño y se despide uno del invierno anunciando y cantando, delante de las llamaradas como testigos, que la primavera está aquí­. Yo fui con mi mujer, y mi hija, a chismear con el pueblo, o mejor dicho ellas. Yo no le hablo a la gente, no tengo la suficiente carisma para acercarme a ellos ni creo que tengan la capacidad para poder acercarse a mi y dejar las diferencias que nos dejan a un lado. Sé que suena un tanto duro pero así­ es. No los tacho de ignorantes y no creo que este siendo arrogante al no querer acercarme a ellos. De hecho, nada quedarí­a más lejos de la verdad puesto que yo he hecho un esmero y esfuerzo grande en aprender sus modos, idioma, cultura y demás pormenores. Amén de que no espero a que alguien por estos lares me diga que soy un éxito en esto de la integración a Suecia. He logrado lo que muchos tardan años en poder hacer. Tengo una carrera profesional y estoy totalmente integrado a la sociedad sin que ellos sin siquiera se hayan percatado de ello. Yo sé lo que he hecho pero tampoco voy y lo grito a los cuatro vientos. Como dice el dicho en mi rancho, calladito me miro más bonito. Sé de antemano que mi sola presencia está llena de prejuicios, la gente al verme no sabe que soy un profesional, que estoy adaptado al sistema y mucho menos que soy un ente bicultural de un rincón del mundo del que ellos jamás podrán comprender del todo.

Así­ que apesto y ni sé si habrá que ducharse, ya estoy un tanto cansado y habrá que acabar este post, pero la lectura sigue su curso, hay noticias que leer, blogs que leer y otros detalles más antes de irse a dormir. En fin, eso, today.


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