Yonder Lies It

Norteamericano

Estando en Suecia nunca hace falta la pregunta en mi diario devenir que intenta clarificar de ’on soy oriundo. Se puede reducir a un simple, y a todo esto, ¿de on’ eres pues tú? No es una pregunta que se hace después de tres cervezas, para nada, se hace después de los pasos de los años, algo así­ como 4 ó 5 y cae como el veinte en la rocola. íšltimamente me da por decir que soy de Norteamérica.

Uno como Xicano las cosas esas de geografí­a son sutiles y delicadas. La frontera tiene lí­mites y todos sabemos que eso parte el agua como Moisés partió las suyas. Sin embargo acá no quiero identificarme con solo México así­ como no quiero identificarme solo con los EEUU.

Con eso de los EEUU quiero abrir un paréntesis. Es bien sabido para todos que serí­a mejor identificarse con los EEUU y no me hacen falta los métodos para decir que soy gringo. Lo he hecho antes, jode, soy de la generación de Tijuanenses que cruzaban la frontera con decir Am an American Citizen. Así­ que camuflaje no me hace falta, pero ¿para qué hacerme la vida difí­cil? O sea, que para los expatriados mexicanos que nos encontramos en Europa sabemos de antemano que es más beneficio para uno que se nos confunda con gringo que con nopal, esa es la cruenta realidad.

Así­ que por estos dí­as mejor digo que soy de Norteamérica. No miento, soy norteamericano. Soy de Tijuana. Jode, y que alguien me desmienta por favor. Y es mejor así­, me localizan más pronto al explicarles que soy de la Baja, para citar un ejemplo al delinearles mi identidad. Como que el mundo adquiere un matiz nuevo, un vale, vale, hace efectivo lo que una onza de oro harí­a por un dólar. Y es que como bajacaliforniano no quiero que se me asocie con aztecas ni mayas ni mucho menos el DF. Decir en el extranjero que uno es de México trae diversas asociaciones que lamentablemente tienden a excluir lo que es el Norte. Para el colectivo imaginario del continente europeo México es una gran pirámide y mucho narco. Esas es la imagen que tenemos. Y va para la famosa colombianización. Aunque aquí­ debemos de enfatizar que eso no ha causado mucho impacto en sí­, por estos dí­as uno de mis alumnos vacacionó en Cancún. Y eso es decir que la reputación de México en el extranjero aún no sufre el embute de la mala propaganda. Pero ese es uno de los otros tantos que no han desperdiciado la oportunidad para expresar su asombro de las noticias que leen en los periodicos locales de aquí­, los que por ganarse unos centavos de más, llaman la atención del lector con lo escandaloso que es vivir en México al margen del terror de los narcos. Es por eso que es algo irrisorio que el cadre diplomático del espurio Felipe Calderón se enfoque en un comercial de hamburguesas más que en la imagen que cada dí­a adquiere mayor circulación en el imaginario del resto del planeta sobre lo que México es. Pero creo que eso es desviarme del tema un tanto.

Soy norteamericano les digo. Y se les encienden los ojitos. Piensan en los EEUU y cuando les digo que soy de Baja California, lo exótico hace su entrada y luego los paseo por mi historial californiano. Al terminar el GPS del imaginario puedo ya sentirme en casa, es decir, me localizan mentalmente en otra óptica que los medios de noticias no pintan, eso lo pinto yo. Es más fácil así­.


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