Y es por eso que me pregunto cómo es que viven los gíüeros en México.
Y es que los mexicanos que vivimos en el extranjero damos cuenta de varias cosas que la élite de México no quisiera que nosotros supiéremos o rendir cuenta de ello. Una de esas es que el blanco en México es el más viejo de los extranjeros en México. Es el más viejo anhelo de retornar a la madre patria, es el más antigíüo deseo del Eterno Retorno.
Que triste es, pues, ser, una vieja expresión no cumplida, una frustración jamás liberada como lo es el anhelo eterno del Eterno Retorno así presuma mil viajes mentales, nunca podrá presumir que es de aquí porque el hoy no es de él ni jamás podrá serlo.
Nosotros no queremos ser regurgitados mentales de malas decisiones: ya sabemos lo que somos.
Sé que te duele admitirlo, pero ninguna lavada de coco podrá jamás en tu vida hacerte de Tijuana. ¿Qué locuras más tristes no?
Reconozco ese proceso de higiene mental al que te sometes, lo hago yo mismo acá en en este país nórdico. Quiero pensar positivo sobre mi ciudad, mi pueblo, quiero hacerme creer que este acto mio de vivir aquí es un acto que vale la pena, es por eso que intento someterme a una liturgia de pensamientos positivos para poder lograr llevar acabo lo que yo en realidad quisiera llevar acabo en otro lugar: hacer vida.
Respeto que quieras hacer algo por la imagen de Tijuana, en serio, pero no seas arrogante, no seas cool-aid compita y no vengas a decirnos lo que nosotros ya sabemos qué somos. Y si tu soberbia lo permite, imagínate lo que se sentiría si alguien te dijere a tí lo que es ser de Monterrey. No compa, andas mal, muy mal. Te paso un tip: se parte de la solución, no del problema.
Simple espectador, de ahí no pasaras.