A ser verdad no he escrito por libre albedrío.
No quiero. O no tengo ganas. Como mi héroe musical, Morrissey, que encuentra la palabra pointless como su palabra favorita, el ejercicio de escribir, por estos días, se me hace pointless.
Quizá todo se deba a un aspecto pavloviano de mis hábitos nocturnos.
Sí, confieso, he disfrutado de los espíritus de Bacus al deletrear las palabras que salen de mis dedos. Ergo, el alcohol hace que escriba. Y desde que dejé de beber al teclear las letras lo único que hago es dedicarme a ordenar archivos impregnado por un espíritu Kafkiano que no comprendo del todo.
No escribo, period. No tengo ganas. Las ganas latinoamericanas que lo explican todo me tienen abandonado, como cuando las musas le fallan a los europeos, a mi me fallan las ganas.
Y es que esta pausa que se manifiesta como ’pasado’ en el blog, pues el calendario gregoriano delata la falta de presencia en el blog, manifiesta un impulso que demanda orientación :
¿hacia dónde voy?
A decir verdad no comprendo esta pausa en parte porque la demanda del no escribir es una especie de altercación entre un deseo y la sobriedad de la realidad que vivo.
Por otro lado, la escritura siempre conlleva una especie de tiempo atada cual Judío Errante, por los tiempos de los tiempos.
No importa, simplemente no escribo porque no tengo ganas y ya. Unos dirán, pues ya has escrito ¿no? Otros dirán que me merezco las ’vacaciones’ y otros mantendrán silencio.
A qué se debe esta pausa es un misterio. Quizá es una renovación, ¿pero a mi edad? ¿Es posible renovarse a estas alturas?
Y es que francamente no creo que pueda salir más adelante con el idioma del perro Cervantes más de lo que un anciano en plena tercera edad puede aprender un nuevo idioma.
Simplemente las oportunidades ya han pasado, estoy caducado para formular nuevas ideas y las letras que deletreo suelen regurgitar el mismo bodrio intelectual de los últimos años.
Renovarse ¡bah! Nada es nuevo bajo del sol y creo que lo mio ya ni llega a polvo.
Así que me he abstenido de escribir estos últimos días porque simplemente no hay nada que decir estos días.
Por lo menos para mi.
escribir