papirus

La semana que entra me encontraré en Estocolmo con mi familia, mi ruca, mi morra menor y yo. No por gusto, iremos de pasón rosón casi, a renovar nuestros pasaportes a la embajada mexicana. Por experiencia voy en modo de confrontación. Ya me la han hecho antes, así­ que ir a la embajada es como ir a México pero sin ese gusto que da estar por fin en tierra mexicana. Aunque supuestamente las embajadas son suelo nacional pero como todo está dado a lo extremo en estos últimos tiempos de pax americana pues solo en desgracia darí­a gusto ver la embajada por estos dí­as, nosotros vamos por el mero vil y cotidiano tramite de renovar mi pasaporte.

Las embajadas son unos antros teatrales que hospedan todo tipo de dramas de la vida para los que nos encontramos fuera de nuestros respectivos paí­ses. Como inmigrante, las embajadas tienen ese poder que atracción en uno de éxtasis incontrolable: poseen control sobre emociones de todo tipo en uno y son pequeñas dictaduras de papeleo y el diamante incrustado en la corona de cada burocracia. Las embajadas solo saben trabajar de arriba para abajo y la paranoia es el móvil de toda acción.

En nuestro paí­s, México, las embajadas son de lo peorcito pues es bien sabido que dentro de los estratos sociales, las embajadas son un pequeño dominio de la élite que no se apena de presumir de que son algo y te lo echan en tu face. Te quieren hacer saber que son más que tú de la manera más sutil posible, que ellos tienen la suerte de estar en ese sitio privilegiado. Y no, antes era peor. Ahora por lo menos los mexicanos ya no somos tan ojetes pero eso no les quita lo ojete sino que simplemente ahora solo se cuidan de que no los agarren siendo ojetes. Me gustarí­a saber justo de dónde sacan todo ese personal que trabaja en las embajadas. Me gustarí­a saber qué motivos operacionales les causa buscar una plaza en una embajada y qué tipo de sorpresas les causa encontrarse con otros mexicanos afuera de México aunque ya pistas me han dado anteriormente.

Un ejemplo. Una vez quise renovar mi pasaporte y al presentar mi pasaporte sueco como identificación el empleado me dijo que para qué querí­a el pasaporte mexicano siendo que ya ”la habí­a hecho”. El haberla hecho connota la despreciable sensación de haberme deshecho de un problema pernicioso que el empleado de la embajada querí­a que yo sintiera, como diciéndome en clave mexicana que ya estuvo, ya la libré. Trae consigo ese dejo del vestigio más insidioso del colonialismo mexicano: romper barreras para seguir adelante en los estratos sociales que nos rigen en este vil estrato social de la sociedad mexicana. Sé que existe cierto nivel de envidia. Se les ve en los ojos y quieren presumir de lo poco de algo que yo ya no poseo: un mexicanismo del más puro estilo de viejo prií­smo: nacionalista. De esos mismos que no tienen pudor en llamarnos pochos. Lo que me quieren presumir es que ellos la hicieron en México pero yo no. Pero creo que lo que más les duele es que yo ya no este en México aunque me avienten encima todo su esplendor burlesque en la mira de sus ojos. Pobre de mi paí­s.

Les hace falta mucho para aprender a respetar al ciudadano mexicano. Lo peor de todo es que tratándonos así­ ellos mismos se denigran. Y es que no es justo que no comprendan el aspecto humano de la transacción y lo digo así­ porque para la embajada mexicana de Estocolmo lo último en que piensan es en el humano detrás del papel, no hay manera de ser flexible y mucho menos ser comprensivo para los mexicanos que nos encontramos tan lejos de México. La lista, por ejemplo, de papeles para renovar el pasaporte mexicano requiere de una sarta de papeles que hay veces que rayan en lo absurdo porque tal pareciere que no supieren que no estamos en México para obtener los papeles. No existe modificación alguna ni consideración otra de que estamos en Suecia y que no todos los mexicanos que radicamos en Suecia vivimos en Estocolmo.

En fin, a ver qué pasa pero lo más seguro es que regrese con un mal sabor de boca porque algún papel mugroso me hará falta.

Hay que sacar al PAN del poder


Antes de que se me vaya el mes quisiera decir unas cuantas palabras sobre polí­tica mexicana y mis impresiones al respecto. No hace falta decir que soy partidario de las ideas de AMLO. Sé que a muchos estás ideas se les son contrarias al status quo que reina entre la población tanto de mi estado natal como el resto de la república mexicana. Lo que propondré es más escandaloso aún que admitir ser partidario de las ideas de AMLO y del PRD. Propongo que para el 2009 el PRD y el PRI formen una alianza polí­tica para deshacernos del PAN. Para mí­ se me es muy claro que el PAN es una amenaza para México de proporciones inimaginables tanto para la identidad mexicana como la vida polí­tica del paí­s. Sé que es ir a la contraria pero creo que hay demasiados elementos dentro de la izquierda mexicana que reflejan lo que la mayorí­a verdaderamente desea: progreso individual para hacer marchar al paí­s al mismo son. Lo que está alianza deberí­a hacer es presentar un proyecto de nación que proyecte una visión más allá de los partidos polí­ticos. Creo que el deseo de superar la pobreza no tardará en ser un sueño ya realizado. Creo que en muchos aspectos los mexicanos hemos rebasado la barrera de la pobreza como para empezar a enfocarnos en algo verdaderamente importante para todos los mexicanos.

Habrá que empezar a legislar para fortalecer lo ganado. La verdad es que hemos ganado mucho. Exigimos de nuestros lideres pulcritud y aunque esto no se manifieste mucho los traemos a mecate corto y eso a pesar de que la mayorí­a de los medios son tendenciosos a favor de la derecha. Ni Vicente Fox el traidor a México ni Felipe Calderón el Espurio se pueden pasear por ninguna parte del planeta sin que el pueblo les cante la verdad y ese es un avance singular en nuestra historia. Gracias a la izquierda que no se queda con la lengua suelta a pesar de que la derecha insiste en llamarnos todo tipo de nombres y escupirnos insultos hemos logrado avanzar en materia de unidad. La derecha sabe muy bien que lo que único que los tiene en su lugar es el tiempo y ese se esta acabando. Lo único que habrá que hacer es no caer en las mismas trampas que el PAN y el PRI luchan por librarse, o sea, dividir a la nación y querer imponer una visión que no es representativa del paí­s.

El 2009 será significante para la izquierda que representa AMLO y sus aliados que queremos un futuro verdaderamente digno para nuestro paí­s. Queremos un México libre del yugo gringo del cual los prianistas se cuelgan gustosos. No queremos malos amigos en Washington que insisten en retrasarnos solo porque ellos quieren ganarse un peso más a costa de la mina que México es para unos entes sin escrúpulos. Habrá que mirar adelante y seguir con las mismas estrategias que ha hecho de la izquierda que domina la voz de los medios una fuerza electoral con verdadero peso. Queremos un paí­s cuyo marco de derecho sea representativo del paí­s y no un instrumento de privilegios para unos cuantos como lo es hoy la Carta Magna de México. Queremos una verdadera transformación del paí­s en donde todos los mexicanos seamos iguales sin tener que andar hablandonos en tercera persona solo porque algunos traen zapatos limpios o viven mejor que otros. Habrá que mejroar nuestra propia imagen y pensar más en el colectivo por un bien del paí­s que más bien un bien por unos cuantos.

Ojala y se nos haga y aunque hace falta mucho para las elecciones del 2009 esperemos que los panistas sepan qué tanto son espurios en un mandato que nunca supieron interpretar porque realmente sabemos que los panistas nunca han estado a la altura de la sociedad.

Fuera el PAN del gobierno en el 2009!

Swedish Jeremia

It’s a hot summer day in Sweden. Am darn sure the neysayers are in lockstep now to denounce the end of days. Back in May we had a few lovely sunny, blue skies like these ones. The Jeremias were out in force in no time. The farmers this and the farmers that. The media decried the ozone hole enemy number 1. I am dead sure the Swedes are addicted to bad weather. They actually want grey skies and dull weather. I kid not. Either that or the overwhelming majority of Swedes are all farmers of sorts or another. I can’t wait to hear the wailing.

Protestants can’t be happy. They can’t handle it. They are taught to repress happiness. Happiness means ill bodings for some reason. We have a saying in México that functions like a threat: you’ll know what it will be like to love God in the land of the indians. And there is another one more panhispanic: little town huge inferno. It sort of it is like that right now. Like one student of mine complained once about our classroom activities: It’s too much fun.

Swedes in general have a hard time finding a middle ground for some reason. This in spite of the fact that Swedes take small pride in telling everyone that it is imposible to translate the word lagom which loosely translates to near perfection. Don’t ask me; it’s more of a feeling than a word.

Of course, being in the minority here I only get to watch by the sides all their nagging. I have my own middle ground. I nag about the Swedes. It’s my kick. Or there are my observations. Mind you these observations aren’t taken with a grain a salt. Swedes abhor absolutely when people point out their faults. They just can’t stand when someone tells them they are wrong. Don’t ever do that. Or heaven will fall from the sky.

Swedish people are by nature perfectionists. Yet for the same token they fail to learn from their mistakes. They do not want to know of their mistakes. They tend to repress them in some odd and weird way.They press the panic button everytime a whiff of the stuff hits the nostrills.

Beloved

Beloved
(Hardcover) by Toni Morrison ISBN: 0394535979 / Publisher: Alfred A. Knopf / Date: Aug 1987 / Page Count: 288

Los de tez blanca siempre han tenido esa obsesión por el color de la piel y han hecho cosas atroces por ello. Y dentro de la historia de los EEUU este capitulo oscuro de la humanidad aún guarda muchos episodios que necesitan ser narrados. Por fortuna ya existen muchos libros escritos en inglés donde la narrativa de la esclavitud domina la imaginación de la cosmovisión inglesa. Es la causa y el efecto de la obsesión; el binomio inescapable. La contraparte que sufrió el color equivocado lleva consigo el dolor que su gente ha sufrido durante cientos de años mediante la esclavitud y después el persistente y cotidiano racismo. Este recuerdo está a flor de piel en la gente de lo que el Subcomandante Marcos del EZLN llama como los del color de la tierra. Es una problemática latente y actual para quienes quieren denunciar las atrocidades del hombre blanco. En los EEUU este trauma es pan de todos los dí­as. Toni Morrison nos hace sentir el dolor de ser negro con su novela Beloved. Se describe muy bien el medio ambiente en que los esclavos viví­an a mediados del siglo XIX. El poder del blanco sobre los esclavos y las torturas tanto fí­sicas como mentales que muchos afroamericanos sufrieron y han sufrido por cientos de años son detallados con minuciosidad en un mantel de emociones difí­ciles de ignorar. No es hasta recientemente que los afroamericanos han podido librarse de ese yugo ario que los tení­a atrapados en una vida indigna y es por eso que la novela de Toni Morrison adquiere esa significante aura de importante. Hemos de recordar que las condiciones del afroamericano en los EEUU en realidad no empezó a mejorarse sino hasta después de la década de los 60 del siglo pasado. Y aún persiste este mal ya que de las encarcelaciones que se dan en los EEUU ¿adivinen quiénes son los que están exageradamente sobrerepresentados?

A mi me gustarí­a ver algo parecido a la novela de Beloved en las narrativas de la cosmovisión hispana. Pero no. Los hispanosparlantes aún negamos que exista racismo y mucho más lo que predomino por muchos años y lo que aún predomina en ciertas estratos sociales.  En México es bien sabido que las condiciones de ciertos grupos étnicos y otros que le causan revulsión al ojo del mexicano mestizo son entes despreciados por esa mayorí­a que anhela ser aria. La arrogancia es apabullante.

Leer a Morrison es un tour de rigueur doloroso porque ha sabido describir muy bien los limites de la libertad que los personajes de la novela tienen. Este aspecto mental es importante ya que la imaginación no tiene mucho para proyectarse y la única salida de este ejercicio mental es un mundo espiritual que abusa de los cinco sentidos y distorsiona la realidad que se vive en condiciones de esclavitud aún más. Los personajes son acosados por un espí­ritu del pasado que llega de manera brutal en un mar de amor, confusión, alegrí­a, tristezas y recuerdos de acciones que justifican una rebeldí­a que socava el razonamiento. Uno de los principales personajes que funciona como el ojo del huracán es Sethe y es en realidad quién ejerce el punto gravitatorio de la novela. Es el centro de este personaje que nos vemos obligados a juzgar por una de las acciones que ella cometió: mató a su hija por temor a que la hija sufriera en carne propia la vida que Sethe ha vivido. La matanza es un acto de amor que nos desafí­a entender las razones del motivo.

A pesar de que la novela se narra desde una etapa en la vida de los Estados Unidos de América en dónde la esclavitud está por ser abolida se aprecia un dejo de esperanza, pero solo para el lector más que nada. Desde el principio hasta el fin la única esperanza que existe para los afroamericanos es una tumba que solo lleva el nombre de la novela. Es como diciéndonos que a pesar de que el pasado está enterrado este último aun logra poder hacer ver lo que sucedió en una etapa cruel y sanguinaria de los EEUU. Como el epí­grafe de la novela lo dice: Sesenta millones y más.

comentario de la lengua chueca

Como es bien sabido por los cuatro vientos y el Phoenix que corretea marcianos en marte, la literatura en inglés desde hace mucho perdió ese dominio de que solo los anglosajones conocidos en nuestra parte del mundo como WASPs escriben en inglés. Existen miles de angloparlantes que no son necesariamente blanquitos que digamos. Los vestigios de las colonias inglesas varí­an tanto que solo el idioma los une, y como es sabido vienen de todos colores y sabores. El inglés lo dominan gente del caribe, como Derek Walcott, Jamaica Kinkaid y V.S. Naipal; la India con Arundhati Roy y Salman Rushdie; el ífrica con NgÅ©gÄ© wa Thiong’o y Chinua Achebe y otros tantos por ahí­ así­ que el idioma ha perdido esa esencia de que el inglés solo le pertenece a los ingleses desde hace mucho. Muchos de estos autores han utilizado el inglés como herramienta para descolonizarse. Le han dado un revés al idioma y se han apoderado de él. A diferencia del español del cual aún nos faltan muchos años para hacer lo que los demás han hecho. Nosotros los hispanoparlantes no tenemos esa independencia aún. A diferencia de los autores antes mencionados lo nuestro es el mestizaje. No nos diferenciamos mucho por nuestra etnia ni lugar del paí­s y más o menos todos somos del mismo color. Todos hablamos español y tenemos más o menos el mismo trauma y las cuestiones del colonialismo no se tocan como se tocan en el inglés. La colonización es un tema vivo y latente en la literatura de inglés; el español no nos afecta de la misma manera al menos que uno este agudamente consciente de ello. El racismo existe pero no se habla mucho de ello. Es más todaví­a estamos en ese eufemismo que intenta tapar la cloaca del racismo bajo adjetivos como ’discriminación’.

No sé que nos pasa a nosotros los mestizos. Estamos tan preocupados con crecer como seres humanos que no tenemos tiempos para las etnias de nuestros respectivos paí­ses. Hay que recordar que somos una nueva raza y si apenas llevamos como 500 años de existir comparado con otros humanos. No queremos ver. No es sorprendente pues leer a veces que todaví­a existen personas indí­genas que no saben el español y nos sorprende de manera escandalosa y internalizamos nuestro asombro. No queremos ver el pasado. Ver el pasado es ver el racismo que nuestra piel ha sufrido para llegar al lugar en que nos encontramos: una mayorí­a indiferente a su pasado. Lo que es irónico pues porque si de algo se ufana el ente hispano es su pasado. Hablamos de muchas culturas en el pasado como si ya no existieran. Y así­. Me pregunto si algún dí­a tendremos el valor de ver al demonio del pasado ojo a ojo y anotar nuestras crueldades. Darle la vuelta al idioma y dejar de serle servil a un idioma que solo sabe reprimirnos. Habrá que tomar las riendas de este código lingíüí­stico y delatar las injusticias. No nos queda de otra. Hay que robarle a España su propio idioma, hay que posesionarnos de él para así­ verdaderamente empezar una liberación digna para nosotros. Mientras tanto seguiremos de viles lacayos a un idioma que insiste en vernos como agachados por los años de los años.

The Handmaid’s Tale

The Handmaid’s Tale
Margaret Atwood ISBN/Cat.No 9780099740919 ISBN-10 0099740915
Vintage 1996

Como todo buen lector mio sabrá usted que uno de mis principios es nunca leer una obra traducida si es que puedo leerla en su lengua materna. He pues aquí­ uno de esos ejemplos presentes. Leí­ a Margaret Atwood en su lengua natal, o sea en inglés. Y realmente me resultó grato poder leer esta escritora canadiense porque en mi repertorio de escritores canadienses ellos son la minorí­a en ese mar de libros que consumo en inglés. Francamente resultó ser toda una sorpresa para mí­ leer a Margareta. Y es que ella vení­a siendo una de esas escritoras modernas que me causan cierto malestar solo equiparable al ver el nombre de Danielle Steel. Después de leer su obra ya no.

La novela de Margaret Atwood se centra en esas sociedades tí­picas del consciente anglo y protestante que quieren controlar todo aspecto social y comportamiento para el bien de la raza. Se les conoce como Distopí­as. Bien dice Gloria Anzaldúa que lo de los gringos es mejorar la raza y su sueño guajiro ario. Lo que no quiere decir que los hispanos no sean lo mismo sino que hay una obsesión tajante por ello, por el bien del individuo que no se manifiesta en el colectivo hispano de igual manera. Los ejemplos abundan. Tengan la matanza de Jonestown o Las ideas locas de David Koresh o el culto Heaven’s Gate. Existen multitudes de pelí­culas al respecto desde que Orwell sacó su 1984. V es un ejemplo así­ como í†on Flux es otro.

La obra futuristica es imponente porque si algo la rescata es ese deseo, ese instinto latente en todos por la libertad. Hay un deseo de liberación por salir de la rutina, de la opresión del cotidiano y el dejo de jugend literatura de probar limites para avanzar al próximo nivel. No quiero decir con esto que se trate de una novela para adolescentes. Eso significarí­a sacarle de la utopí­a que anteriormente mencioné. Sino que en la novela siempre está presente ese peligro de cruzar al otro lado de lo prohibido.

La novela adopta la forma de un diario en una era que ya pasó. Es pues un intento de reconciliar dos códigos lingíüí­sticos. Recordemos que Canadá es un paí­s que es dominado por el francés y el inglés. Y es que en el inglés no existe un verbo que mencioné al futuro y menos en retrospectiva como lo invita el futuro perfecto. Y es así­ pues como Margaret pretende conciliar el inglés y el francés en una novela distopica. Aquí­ el ser omnisciente se encuentra a muchos más años en el futuro de un futuro que ya fue. Hay que apreciar por igual el tempus de la novela pues existe una combinación de tiempos que raramente veo en obras hispanas. El futuro, el presente, el pasado y el perfecto causan un orden del tiempo bastante intrigante.

Es algo interesante leerla bajo la óptica hispana y es que nosotros a pesar de que tenemos verbos para describir el futuro realmente no hacemos mucho uso de él en la literatura. No es pues una herramienta que digamos que haya producido muchas obras de ciencia ficción.

El agudo lord Byron sostení­a que la larguí­sima decadencia española habí­a comenzado con el Quijote, y que la obra de Cervantes, que era nuestro icono cultural nacional, nos habí­a hecho un daño terrible al enseñarnos que atreverse a soñar, a perseguir las propias quimeras y a ser distinto sólo conducí­a al más espantoso y patético de los ridí­culos. Rosa Montero: El Pais Semanal, 12 de septiembre de 2004.

La novela tiene lo tí­pico, amor, celos, traición y un gobierno que controla todo, hagan de cuenta el USA del hoy con sus leyes para querer controlar todo el flujo de información pero en la novela de Atwood se regula hasta el pensamiento, los actos sexuales y hay una maní­a por la higiene mental escalofriante. En realidad no es mas que un intento por querer esclavizar. La humanidad sufre de ese deseo de que querer controlar todo aún así­ sea tener bajo el yugo de la prohibición a todos. Aquí­ las sufren más son las mujeres pues los que poseen todo el poder son hombres.

Figures on the Beach

Por fin puedo escribir a mis anchas. Y no es que no lo hací­a anteriormente mas esto de ser escritor de blog no solo requiere escribir sino que hay toda una ciencia detrás del esfuerzo. La palabra electrónica requiere de efectos especiales aunque uno ni  se percate del truquillo tras las deformaciones. Uno es en cierta manera un pequeño Guntenberg por así­ decirlo. Claro, habrá algunos que dejan que otros programas les hagan el trabajo para ellos; son exigencias menores a las mí­as y no por minimizar pero hay de obsesiones a obsesiones. O control en este caso. Lo mio es lo cómodo. Sé que suena a lagarto venenoso cuando lo digo ansina, pero nada más lejos de la verdad no puede ser, así­ proclame todo el continente americano como mi terreno. Y algo hay en ello. A mi me gusta tener control de todas las posibilidades que una herramienta como wordpress me pueda brindar.

* O sea que las palabras pueden ser instrumentos que alteran la lectura, el orden de las ideas. Ey.

***
Junio 22
Hoy estuve en compañí­a con varios de los nativos de los altiplanicies de Suecia incluyendo a un miembro de mi familia polí­tica. Apestaban diantres. Tení­an varios dí­as de estar pisteando para cuando yo llegué con mi sobriedad. El solsticio del estí­o y toda la cultura etí­lica ya habí­a fermentado más que las prendas que les da por resguardar pestes del ayer. Aún guardo la pestilencia esa en los orificios de mi nariz al escribir esto. Son momentos que algún dí­a romantizaré. Por el momento solo son objetos de depresión. Deberí­a de estar hablando con mentes de mi altura. Pero no. El destino me procuro un rincón en donde no pueda darme í­nfulas de grandeza, el reinado de Jantelagen. La ley de Jante asegura que no puedo ser más que otros. Linduras de los paí­ses nórdicos. Y yo que me muero por ser un poco presumido. En lo hispano presumir es la ley. En mi paí­s, no hay, por ejemplo, como el presumir zapatos. Hasta la fecha esta costumbre mexicana de fijarse en los zapatos no ha caducado. La gente tiene un fetiche con los zapatos. Es la pobreza. Si tus zapatos tienen lodo es signo de pobreza, la dirección del hogar de uno. En Suecia traer lodo en los zapatos significa ser deportista. Las diferencias son apabullantes. En mi paí­s andar con tenis gastados significa que no hay dinero; en Suecia y EEUU significa grunge, cool. Esto de cruzar fronteras socioeconómicas deja malsabor, es un angst insoportable.

***

En esos aspectos se le podrí­a comparar a una sociedad bajo los reglamentos de una distopí­a. Tenemos un control internalizado que nos hace evaluar nuestra situación social y marcar el paso del ritmo de nuestro bienestar interno al son de esos pasos. Lo cual resulta en un total fracaso porque nunca estamos satisfecho con nuestro destino.

gay

Se te dibujó una sonrisa. Odio las sonrisas esas porque sabes que yo reprimo ser lo que tú libremente eres. Me escondo. Pero es mi mundo. Así­ que tu coqueteó me hace lo que las balas a S. No sé porqué insistes convertirme.

Tú sí­ que eres gay. Tienes esa libertad que no gozo. Búrlate. Sabes ser burlesque.

Seguí­ a los demás. Habí­a licor. Eramos jóvenes. Querí­amos solo una cosa. Placer.

No hace falta imaginación para saber lo que se sacrifico y lo que se sacrificará.

Lo que la humanidad ni cuenta da es que es que es una vil rutina esto de la vida.

Lo que hacemos hoy no es nada nuevo: es un gran regurgitar.

Oh humanidad, que poco progresas.

de una de tantas

A Erika

Se me engarrotan los dedos cuando quiero hablar de ti.

Lo curioso del todo es que aún siento el cosquilleo de la emoción electrificar mi cuerpo como aquella vez que te vi cruzar mi camino. No sé cómo describir la emoción, tú sabrás mejor que yo. Los hombres estamos incapacitados para hablar de emociones. Tu estirpe nos ha castrado de hace tiempo esa posibilidad. No quiero entrar en nuestros viejos argumentos de que tú o que yo sobre la evolución de los sexos, solo quiero hablarte con las pocas palabras que tengo a mi disposición. Sé que argumentaras que justo la palabra es la que excluyó a la mujer, sé de antemano tus contra argumentaciones a lo que te confesaré. Y no tengo otro recurso mas que la palabra para decirte lo que solo tus ojos verán.

Las hormigas cruzaban en son, manchando el camino con su quí­mica para guiar a las demás. Ese picnic nuestro mostró lo que fue y será. Como las hormigas cuya función es alimentar. Así­ alimenta esa tarde el hoy.

La reina eres tú. No quiero ser cursi ni quiero que pienses que guardo amor o alguna nostalgia sobre aquel momento que de seguro ni te acuerdas ya.

Lamento el auguro. Es un mal anglosajón que se entromete entre nosotros. Tú, después del todo, has vivido un mundo unipolar mientras que yo he tenido que sufrir varios mundos a la vez.

Como comprender a una persona como la mí­a. No es fácil. Hace falta osar.

Osar cruzar fronteras tanto fí­sicas como personales.

Es un trabajo amarme. Es un trabajo armarme de valor.

Flujo de él

Uno de los cúmulos atrajo mi atención, volteé a ver la formación y pude confirmar: sí­, eras tú. No sé como es que la imaginación pudo lograr tal escaparate pero helo ahí­, henos aquí­. A estas alturas, habrás de pensar: no podrás tocarme y solo así­, y el sueño, materializado en un cúmulo de estí­o, pudo así­ reí­rse un rato de mi, jactarse, verme como vil ícaro, y hasta eso, un ícaro cobarde, que no se atreve a probar la fuerza de las alas. Y eylo ái. Eylo querer. Eylo*.

Yo no.

Observo, desde la esquina más remota de la imaginación, un observador de las intenciones. Un cronista que no tiene voz. Sé que hasta ahora todo era posible hasta que las letras aparecieron echando luz al rincón de esta verdad, pero así­, el monitor tiene luz, el monitor tiene que explicar. Escribe en secreto como los viejos escribas de los imperios Mayas, o los Aztecas, es un privilegio escribir para pocos y los pocos que lograran entender. Para los Mayas y los Aztecas era un secreto, una propaganda (sí­, se adelantaron a Freud y Orwell) alterar el orden del Yo.

/

Intento ser el capitán de mi destino O Captain my Captain!

En esta orbe los destinos son pocos y las grandezas menores. Ilusiones de que algún dí­a todo quedara ex-nihilo es mi deseo absoluto. Es una venganza menor, de un menor. Nihil.

/

Apunto, pero ¿quién leerá? ¿Y para qué se lee? ¿Qué? se podrá discerner de una observación que desea la chingada, como el perro Octavio Paz lo dijo alguna vez en ese maldito libro adorado por todos El Laberinto de la Soledad. Confieso que mi destino florea mi lenguaje, soy chicano ¿y qué ese?

Los vientos nórdicos me traen la realidad, miralos, en pleno estí­o y sufro frí­o. Hay frí­o a estas alturas de los altiplanicies de Suecia, en pleno Estí­o, es como para no creerlo, es más, ni las moscas se afocan*, tengo rato que no alzo los brazos para ahuyentar a los bichos esos.

/

Despierto de mi invernación tarde. Las flores adornan el campo de colores que brillaron por su ausencia durante la temporada del gris, pero helos ahí­, pintando el paisaje surrealista ante mis ojos, mi destino que no quiere aceptar el bálsamo que la renovación ofrece. Solo consigo deprimirme, leer, y escribir. Ante el vacio,

¿Hay de otra?

*Eylo es una lococión meramente norteña que significa verlo.

* afocan: que se dejan observar

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