Yonder Lies It

été MMXXV

Hace días que el invierno cedió paso a la primavera y ahora, parece que la cobija de los pobres anda con prisa. No se requieren muchos grados para animar y andar a echar la maquina de la naturaleza tanto viva como muerta. Da uno cuenta de ello sin querer queriendo. Digo, si uno quiere, no es de a huevo tampoco perros y perras. Es cuestión de física, las ondas del calor hace que el polvo levite. Pasan y la vista da cuenta del hecho, les ve uno; vide la vil minúscula entidad cruzar mi camino hoy, delante de mis ojos, me detuvo porque no quería atravesarle, o ser un estorbo mientras venía en freefall como dice la gringada o sea caída libre, quizá más bien al juzgar del libre albedrío del aire que circulaba en esos pasillos escolares que habito en estos umbrales enclaustrados. Era una partícula blanca, muy delgada en su espesor. Me hice a un lado para que pudiese circular el camino que le llevaba como si fuese una araña recién nacida y probando su sedita aferrada a quién sabe qué y como Tarzán yendo de un lado a otro buscándose un destino como cualesquier otro ente. Hay muchas cosas volando estos días. Vivas y no vivas. Se hacen notorias. Ve uno a los insectos medios lentos porque aún no les da el sol para darles energía y hay uno que hacerse a un lado para que sigan su camino, un camino que nos parece en prisa pero en cámara lenta, si es que uno le divisa. Si es que uno quiere ver. Aunque aquí no se sabe a ciencia cierta si es voluntad o es la sociedad que uno habita. Vivo en el país de Greta Garbo la quién dice que acá no hay otra que ver el césped crecer. El aburrimiento igual frena la vida cotidiana porque hay que buscar nuevas aventuras, así sea ver una migaja tan vil como una pizca de plástico cruzando el oxígeno que uno respira por acá. C’est la vie en Suède aujourd’hui.


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