La democracia es algo que es un mal. Eso lo reconocio Churchill. Democracy is the worst form of government there is, but the best we have. Lo que muchos no observan es que estamos ya al principio de esa ecuación. Realmente empezamos alrevés, the best we have. Ahora estamos en esa parte de Democracy is the worst form of government.
En los EEUU esto se vive en carne propia y no hayan ni como meterle reversæ al cambio generado por la democracia. Tanto en California como en el resto de los EEUU, la democracia ha causado lo peor en términos personales e institucionales.
Veo las noticias que salen de la vieja Galia.
Me doy cuenta que la democracia no funciona porque el poder muy rara o pocas veces escucha. Y no salimos del mismo método, se recurre a la violencia, la destrucción para ser escuchado.
Aquí en Suecia tienen la gracia de escuchar.
El gobierno tiene un sistema donde cualquier ciudadano puede pedir una investigación sobre cuestiones de abuso de poder, llamado en sueco maktmissbruk.
Se investiga y si se halla culpa hay penas que cumplir.
Se escucha la crítica. No me deja de causar sorpresa que la crítica tiene que ser contestada. Así sea el mismo Gí¶ran Persson quién sea criticado. La crítica, para mi sorpresa, cumple su función en Suecia. Suecia tiene un modelo democrático interesante. Uno, donde se escucha.
Mas hay que reconocer que tampoco tienen la problemática de cuidar a las masas. No hay un sistema macro que cuida la sobrepoblación.
Los suecos tuvieron una fuerte discusión cuando se hicieron los 9 millones.
Uno diría what’s the fuzz all about?
Hacen lo que el sistema democrático pide: se debate.
Por eso es interesante la reacción francesa. El poder habla un lenguaje y las calles otro. La arrogancia del poder límita su diálog con los medios, le habla a los medios y no con la gente. La gente que forma la República. La gente que le da la legitimidad de estar en el poder, la majorité civique.
La sorpresa de la alternancia en Nopales r’Us fue que fuimos escuchados, ya sea en las instancias gubernamentales, ya sea en las calles con los políticos. Eso fue el charm offensive que ganó electores a los arquitectos de la alternancia. Escucharon. La oposición utilizó este viejo mecanismo de escuchar para cuestiones de legitimidad, para poder subir al poder. En México apenas estamos aprendiendo a ser democratas.
Y aún causa sorpresa ser escuchado, acusar y ser reinvidicado sin represalías, por lo menos en lo que concierne el aparato burocrático. Medio escuchamos, medio oímos, medio sordos mas la atención del poder escucha.
La clave pues, para los políticos cuyas miradas están en el 2006 es escuchar.