La izquierda mexicana, como toda izquierda moderna, nace con los movimientos del siglo 19. La nuestra nace bajo la auspicias de la Revolución mexicana y se trata de rehacer un nuevo Contrato con la sociedad. El precio: más de millón muertos. El climax del nuevo contrato se da con el Tata Cárdenas y la nacionalización del petroleo. [nótese el lenguaje que habla montones de la mentalidad mexicana al referirse al Presidente como Tata] y los ideales acaban muertos de hambre en las sierras mexicanas con las guerrillas de 1970 y se le clavan los últimos clavos al féretro de la izquerda mexicana con el Salinato. La izquierda mexicana oficial, la que el resto del mundo reconoce, ha sido siempre interpreteda por el PRI. Este último es el que, en consorcio con los EEUU, mantuvó a los elementos más radicales de la izquierda mexicana en línea [vía fíat durante el transcurso de la Guerra Fría hasta la administración de Ronald Reagen] por medio del abuso poder [el PRI fue un estado policiaco-militar la mayor parte de su tiempo en el poder] o ha logrado incorporarlos a sus filas por medio de métodos que se conocen entre la población local como ”buenos huesos a roer”. [cuestión que da para comprender al SubMarcos, sabe su historia] No en balde la era del Priíato se le denominaba como la Dictadura Light y por poco y lo sacan de la Internacional Socialista durante la administración de Zedillo.
A pesar de todo esto, el PRI siempre supo mantener las aparencias. La izquierda mexicana tuvo sus momentos de gloria internacional y esto se demostraba muy bien en los países hermanos de latinoamérica. Nos admiraban por ser la saeta del camino a seguir.
So me imagino que a pesar de ser un país donde la derecha domina a de ser preocupante para muchos en el poder perder el liderazgo, uno diría casi natural, entre las naciones hermanas de Latinoamérica. Ese lugar lo está tomando, sorpresivamente, Chile.