Yonder Lies It

masturbación intertextual

Dentro del perfil sicológico del bloguista en general se encuentra un comportamiento de sobreprotección hacia las letras que pinta un Cerberus a la entrada, de lo que los cristianos y mentes occidentales ideologizadas por este último culto denominan como infierno. De notoria es sobra cómo es que intentan dar a conocer al público este comportamiento. Utilizan cierta semiótica para anunciar lo que piensan de sus letras. Algunos, de los más obvios, utilizan imágenes gif o jpg, png o bmp con la leyenda de copyright, copyleft o el más popular Creative Commons Deed, de esta última las variaciones son muchas, incluso, he visto como hasta los más acerrimos enemigos de los EEUU dentro de la blósfera mexicana resguardan sus pensamientos bajo leyes estadunidenses creyendo pues su obra a salvo del mal lucro o pirateria como es que hoy en dí­a este acto es conocido. Otros más sutiles hasta bloquean funciones del ratón para evitar que las letras en dichos blós no sean copiadas. Las letras de estos últimos al parecer son valiosos ante los ojos del que las escribe. Como dirí­a mi viejo profesor de escritura, Julio, deja de estar masturbandote con tus propias letras y ponte a escribir.

Dato curioso de las letras es que siempre requieren de un tipo de incubación. De hecho, es de notarse que personas que se dedican a la escritura duran mucho tiempo en publicar sus obras, dejan pasar años antes de dejar al público, y su destripadero infernal, sus letras.

Es por eso que me causa sorpresa que ciertos bloguistas nunca demuestren que no todas sus letras merecen siquiera la sombra de protección jurí­dica bajo las cuales se quieren resguardar, simplemente son letras como cualesquier otras y estas no agregan ni quitan nada al resto de la humanidad. Pero no, hay algunas mentes que en verdad creen que son el gran aporte al mundo Occidental en que viven y que las regalias se encausaran, tarde que temprano, hacia el erario de sus cofres.

Lo que me comprueba que dentro de la cosmovisión hispana no existe lo que los anglosajones llaman como The greater common good.


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