tómame gris por la mañana

Every day is like sunday …

Está mysig dirí­an lo suecos. Mysig es una percepción del entorno que invita a la comodidad í­ntima. Es un lugar donde la luz es débil y la atmosfera llena de sombras misteriosas que invitan al reposo mental, donde la calma tiene sus headquarters y allí­ manda ella, resistence is futile, la dictadura de la paz es terrible para un hijo tijuanense cuya niñera fue’s reina del caos. La luz del sol pinta opaca en mi cuarto, está siendo filtrada por unas nubes, es luz del dí­a, de las 3 de tarde, pero de las 3 de una tarde nublada. ¿El color? Gris. So pinta a oscuras con un dejo de lo que los gabachos llamarí­an pastel white. Llueve, el agua cambia los colores, el negro del asfalto se vuelve negro de charol, pero sigue en el spectrum del hijo del blancoynegro porque la luz no intensí­fica. Nada malo en ello para una tarde que produjó batallas en los campos de autoestima con remolinos que soplaban malas vibras a los cuatro vientos, sostuve la embestida con la punta de la mano de los segundos, cada uno que pasaba era un victoria siempre y cuando no cayese en las garras del girar del malsentir, lo logre como el Cerro Colorado de Tijuana recibe las tormentas ajenas: con el paso del tiempo. Veo las nubes, nuberrones, ¿cúmulos?

Extraño Tijuana. Extraño su topografí­a, echo de menos su gente (mi raza, aquellos que me entienden sin requerir explicaciones). Añoro el ruido del pasar de los aviones y como estos últimos cortan el bullicio del constante mover de eso: gente, carros, las horas, los dí­as, las cucas – la Tijuana muda del centro -. However, me he dado cuenta que lo que más extraño es escuchar mi nombre y saberme bien recibido. Saberse bien recibido es una cuestión de piel de gamusa, de tela de seda, de alas de mariposas…. Quiero que alguien diga mi nombre en Tijuano.

Aquí­ en Estocolmo los árboles siguen desnudos, en su uniformidad presentan un marrón opaco, facista, dan un paisaje realmente triste, regalan a la vista una imagen de invierno, despojo, sin vida. Bajo las auspicias estrictas del grisáceo aún más. El aire fresco rosa mis mejillas, me cambia el atuendo psicológico (I don) un melancólico sentir, el paisaje se torna bearable, eso es el palpitar de la vida, como que así­ se le puede tomar el pulso mejor, no sé porque la melancolí­a tiene que ser negativa. El silencio, la soledad, el aire helado de nortes o sures, este ó oestes traen ese antaño en las rafagas que conmueven los sentidos del retorno, de la memoria del dominio exclusivo del recordar copyright and all that, del repaso mental del dí­a y sus acciones.

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