que cosas de la vida

Al ir en bicicleta por la calle de Brinell me topé con uno de mis estudiantes de español que cursó el paso 3 (tercer años de español) con los chicos que cursan la carrera de tecnologí­a el año escolar del 15/16. Arsalan. Es un chico joven de Irak y es muy inteligente, le da mucho por reí­rse y es uno de esos ejemplos de adaptabilidad social y cultural como pocos. Le viene a la cara fácil una sonrisa y me detengo para hablar con él, está jugando Pokemon go! y tiene compañí­a. Es su primo que trabaja en una pizzeria en Vetlanda, un pueblo no muy lejos de Ní¤ssjí¶. A Arsalan le gusta jugar fútbol y mide como 1,68. Platicamos de todo un poco y más pronto que nada seguí­ pedaleando a mi casa.

Después de un mes fuera de mi casa, se puede decir que esa fue la bienvenida a Suecia. Volver al pueblo chico donde todos se conocen es en verdad reconfortante de alguna manera. E igual de frustrante de alguna manera. todo marcha sin muchos cambios. Regresar a casa significa regresar a la rutina, al conformismo, a lo mismo. A esa inexplicable sensibilidad de si largarse o no serí­a una cuestión de un billete o no. O mandar bien a la chingada todo y empezar de nuevo por otro lado, cosa que requiere de valentí­a que nunca he poseí­do.

Durante el dí­a, tratando de superar el jetlag, oí­ varios intentos de visita. No abrí­ la puerta. Sonaba la campana del timbre y yo procedí­a a seguir en cama, Eran los noruegos que están a apunto de mudarse, Gisle y Berit. Son buenas personas jubiladas. Pueden y hacen como quieren. Es el beneficio de la jubilación en los paí­ses nórdicos, jode, al escribir esto hasta dan ganas de largarse a Oslo un par de dí­as. Creo que lo haré antes de irme a trabajar. Me hace falta largarme yo solo. Beber yo solo. Pero proseguimas con Gisle y Berit, qué más hay que decir que les deseo lo mejor allá a donde irán. Me parece bonito el tipo de trabajo que hacen juntos, aquí­ estamos para servirles.

El dí­a acaba justo cuando más se siente que acaba de empezar. Las luces del dí­a se están rindiendo a la oscuridad, son las 21.36 del 28 del 7 del 16. Esos rayos fulminantes de hace unahora ya perecieron, ya vendrá otra hora y otro tiempo para recalcar su personalidad al dí­a ese eterno retorno 24.

Ir a México me trajo mucho esta vez y no lograré jamás explicar aquí­ qué.

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