una de las cuestiones más dificultosos para mí es ver el lenguaje escrito como los demás lo ven. los monolingíües son quienes presentan más dificultad para mí pues no puedo ver el idioma como ellos lo ven.
ya había dicho anteriormente que para mí las letras solo son eso, letras. yo miro la construcción de mensajes, ideas, correos et al como un ingeniero mira la construcción de su obra. las letras no son más que una herramienta. en especial cuando uso la computadora. mi única audiencia al momento de escribir es la pantalla. mi relación con el texto se vuelve uno de sumo detalle. voy escribiendo letra por letra como quien construye un rascacielos piso por piso. no voy pensando en alguien al escribir, como el ingeniero no va pensando en los futuros inquilinos. ni siquiera cuando escribo en papel lo hago. sólo existe el sentimiento, la inspiración, el calor del ritmo del trabajo, mi musa, por utilizar una vieja y antiquísima metáfora, y el labor de escribir el sentimiento, el deseo de crear lo que se piensa y plasmarlo en papel.
la mayoría de los monolingíües, sin embargo, no saben separar sus letras de su constitución emocional. para ellos, el lenguaje y su ser es un ente fundido, no pueden separarse, la simbiosis es total. pienso, en particular, en los mal llamados hispanoparlantes. en las cosmovisiones inglesas y germánicas se les caractériza como ‘explosivos’. es el temperamento que los traiciona y los distingue del resto de los que usan una lengua que utiliza un sistema de escritura como la presente. too much fucking emotion. dejan ver su disgusto y personalizan su mensaje, no saben dirigirse a las ideas sino al ente que las escribe, no dejan al texto respirar, lo asfixian con sus sentimientos alterados. smother.
para el parlante de la lengua latina-ibérica existe un amor al lenguaje tanto como el amor nocivo que se le tiene a una persona, hay una obsesión. hay otros que llevan esta relación del lenguaje al ámbito espiritual, lo aman como aman a su deidad. y lo respetan. es una de esas relaciones temerosas, donde se teme la furia del dios, so siempre hay que hablar bien de él o ella.
para mí que chingue a su madre Cervantes; es una frase que causa disgusto. es una blasfemia. temen al dios todopoderoso de la lengua llamada español, castellana cuando más reverencia se le quiere dar.
aprendí, en una prisión de Tijuana conocida antes como el pueblito de la Mesa, durante una de mis visitas ministeriales como hermano de la Palabra, que hay que enojarse con dios. no podría entender a dios de otra manera si no me enojo con la deidad, para mí que chingue a su madre el dios judeo-cristiano, eso no es una ofensa como lo vienen siendo para muchos. es simplemente un texto con letras. así miro el lenguaje, las letras esas no hacen nada, lo que hace es la interpretación de ellas en la mente del que las lee. no intento con este razonamiento escucharme como si estoy pidiendo disculpas, nada más lejos de la verdad, sino lo que quiero hacer es mostrar el razonamiento que me ha llevado a despreciar el idioma de Cervantes porque es así como mejor lo puedo observar, entender, eso es todo, y como el psicólogo a medias que soy, diría que hasta saludable es.
ahora, pido disculpas para aquellos lectores que vienen siguiendo con detenimiento el hilo de este post porque aquí estoy a punto de virar a otro tema que conlleva a otra relación, antigua, que tengo con el español, pues es menester aquí puntualizar que el idioma español es una de mis lenguas nativas.
Mi amigo Andrés de Noruega a llegado a la conclusión de que sufro de hispanofobía. en sus palabras me dice:
Y no coincido con tu posición hispanofóbica, pero esa es harina de otro costal
mi amigo, sospecho, tiene una comprensión exageradamente limitada de lo que un Xicano es.
no soy xicano dioquis. nací en el frente de dos culturas que mantienen una guerra ideológica de baja intensidad. he sido soldado raso de la lengua española en el mero frente del evento linguobélico y he vivido en las trincheras del terreno enemigo, el mundo inglés. he luchado por mi derecho de hablar español en California. he sufrido el vituperio de esa cofradía hispana que se alarma de que el español dizque esté deteriorándose y que ningún apoyo brindan al frente de la guerra pero que bien saben llevarse la gloria de los demás cuando estas últimas son ganadas además de que nunca reconocen al xicano como un ente latinoamericano cuyo uno de sus idiomas es el español. piensan que un xicano es un gabacho. batallas innumerables hemos sufrido en las cortes de los EEUU por el derecho de hablar español en nuestros trabajos, en nuestros pueblos. queremos que el Tratado de Guadalupe se respete.
quizá eso explique mejor mi posición hispanofóbica como mi amigo Andrés me la ha diagnosticado. he estado al frente de la batalla y he hablado español ahí donde más desdeño y menosprecio hay, he hablado español ahí donde las miradas han sido fulminantes.
ya hice lo mio por el español de España; ahora sólo lucho por el derecho del español de librarse de su yugo real, monárquico, de su visión de limpiar y fijar que para mí sólo significa seguir los pasos de castilla.
¡Muerte al DRAE!