Durante las lluvias pasadas que viví en Tijuana un paisaje de tierras raras salió a mis ojos. Pero no sin antes sufrir una buena gripe que una botella grande de Gusano Rojo bien tuvo a curarme de mis achaques debido a la constante humedad que había donde me hospedaba. La colonia Pedregal de Santa Julia presenta una topografía sumamente interesante porque es una parte de Tijuana que contiene muchas rocas; rocas con las cuales mi imaginación construía chimeneas, bardas y casas, regularmente me preguntaba por qué la gente no utilizaba más este material, disponible al público y accesible a todos los recursos económicos de la ciudad y descubrí para el deleite de mis ojos que sí se usaba pero no con el provecho que se debía y los casos donde vi que sí se usaban eran muy pocos y contados con la mano.
La tierra, no era tierra, es increíble como, a pesar de los cerros que están de por medio, varios a mi juzgar, el subsuelo de esta colonia presenta las mismas características que las arenas de las playas, claro, el Pedregal de Santa Julia no queda lejos de Playas, quizá si tras lomita o dos. Por igual, es contrastante esta situación pues a espaldas de los Ricardos, como se les llama a los ricos de playas entre la perrada tijuanense, se encuentra toda una población de nuevos inmigrantes en Tijuana. La arena que mis tennis pisaban era hermosa, salían a relucir esas estrellas doradas que mi niñez soñaba que era oro puro, era como caminar por la misma playa. Es una cosa que dice mucho geológicamente hablando.
El Pedregal de Santa julia no es una colonia de paracaidistas, de hecho, es de sumo orgullo para sus habitantes recalcar esto pues ellos sí pagaron por sus lotes y creo que la colonia tiene menos de 18 años de existir como tal. Se encuentra a espaldas de Playas, pasando por el Soler, agarra uno el periférico y como a 3 kilómetros de ahí se encuentra la mentada colonia, que tiene como vecino la Herrera. Me quedé con un amigo ahí, en el cañon Reforma, bajando por la colonia Nuevo Milenio. Más de tres veces me perdí y memorias de las colonias esas perdidas de las que tanto leía antes que existían en el DF pasaron por mi imaginación. Lo cual fue una clara exageración de mi miedo porque ya que siempre que bajaba al centro, el cual quedaba a sólo five minutes from there, llegaba tarde y pues el lodo, la pobreza y las miradas a mi persona me ponían un tanto nervioso.
Claro que había lodo, más en las partes altas del los cerros, aunque que hay que admitir, es un lodo mezclado con arena. En fin, la parte de la colonia en la cual yo viví es de interesantes características, puesto que hay una infinidad de artesanos por ahí que se dedican a la creación de macetas y herrería y que el gobierno no les extiende la mano ni porque son industrias que producen impuestos para las arcas del municipio, cosa que me recordó a Ronald Reagen cuando dijo que la columna vertebral de la economía de los EEUU eran los pequeños negocios. En ese cañon había varios de esos negocios y la calle no tenía los debidos servicios para ayudarles en sus menesteres, y eso que llevan años ahí ya. Sólo había una brecha grandisima hecha por el arroyo que nació con las lluvias, rocas y demás basura que les obstruía su diario labor.
Las casas de los más pobres presentaban unas construcciones que tenían llantas de automóviles como escaleras para subir a sus casas y además construidas con una combinación de ladrillos o bloques de cemento por una parte y por otra con retazos de triplay o trozos de madera y unos techos de láminas o madera cubiertas con cemento. Claro, también había casas de bien, bonitas y bien construidas, estilo español y es pues eso el contraste. La gente es pobre pero de otra manera, no es una pobreza extrema, la gente trabaja y las amas de casa lavan ropa todo el día, las doñas intercambian sus plantitas mientras discuten los aconteceres de la noche anterior y las miradas a los extraños no se hacían esperar, mientras, observaba el silencio y aprendí los ruidos de la colonia, los ladridos de los perros y la constante música norteña que salían a todo dar de las casas de bien y de pobres por igual.
Antes de que las lluvias llegaran ahí por los últimos de Diciembre y principios de Enero la burra pasaba. He de recalcar que es burra lo que pasa por ahí, no bus, el bus se quedaría atascado concluí o no podría rodar por las piedras del lugar que yacían por doquier. Para los niños que venían en la misma burra que yo era de suma alegría viajar en ella ya que el terreno rocoso hace que la burra se ladeé y está uno que brinca y brinca. Pues nada, que las lluvias hicieron un arroyo nacer de nuevo creando lo que me pareció un nuevo Grand Canyon. Jode, era la pura risa con mi compa con el cual me quedé, no podíamos cruzar al otro lado de la colonia a comprar cigarros sin arriesgar a sacar la lancha, je!
Hiede. La gente quema plásticos y todo tipo de basura amén de que el gobierno todavía no les pone alcantarillas ahí y pues la agua huele a rayos a veces, sí, me veía ridículo tapándome la boca y las narices al ir por las kiwas. Pero más cura agarramos cuando vimos pasar un colchón por el arroyo, chale, esos inmigrantes con tal de que el problema no este en su casa son felices, arrojaban todo para que la corriente se lo llevare a otro lado. La gente tiene, hasta eso, acceso a agua de la llave y la zona tiene electricidad y claro, diablitos por donde quiera
En fin, pase por lo menos 3 semanas enteras ahí bajo un techo que likeaba toda la noche y donde dormía bajo cuatro cobijas, toda mi ropa puesta y un inmenso deseo de que las chimeneas fueran más comunes en Tijuana. Deveras que las cosas no alcanzan a secarse bajo esas condiciones por ende la necesidad del mezcal antes mencionado. Mis compañeras fueron las viudas negras y unas cuantas ratas felices de mi estancia ahí puesto que a mi gusta cocinar y compraba víveres para rato. Hay que confesar que me ganaron un consome y unas papas las muy jijas que sabiendo que no me levantaría a las 3 de la madrugada para espantarlas por eso del frillazo. Eso sí, agarre concha y no salía de la colonia por ningún motivo mayor, por eso no posteaba, estaba concha con mi compa y wachamos un chingo de movies y varios juegos de futbol americano.
Gracias José, por invitarme tu casa.
*otro post al respecto: La Otra Tj, Cobardía Mediaclasera.