Тарас Бульба Tarás Bulba

bulbaBibliografisk information
Titel    Taras Bulba
Volym 5742 av El libro de bolsillo: Literatura
Fí¶rfattare    Nikolaí¯ Vasil’evich Gogol’,
Traductora: Isabel Vicente
Utgivare    Alianza Editorial, 2009
ISBN    1450500188, 9781450500180
Lí¤ngd    120 sidor

Ilustración de cubierta: Ilya Repin: Cosacos de Zaporozhie escribiendo una carta en torno al Sultán turco

A ser franca verdad Tarás Bulba me recordó a Pancho Villa. Digo. He ahí­ mi referencia máxima. Y es que ambos fueron caudillos y perseguidos por poner en jaque a las autoridades regionales.

Al parecer algunos consideran esta obra Homérica y asegún lecturas rápidas aquí­ y por allá en la red es una obra bastante controversial ya que Gogol re-escribió la obra porque a las autoridades del imperio Ruso le pareció bastante antirusa. Recordemos que la obra fue escrita en 1842 la cual es la II versión de la obra ya que la I fue escrita en 1835. La versión que leí­ es una versión traducida por mi traductor favorito del ruso al español, o sea, Isabel Vicente. «Junto a Lydia Kúper, Arnaldo Azzati, , José Laí­n Entralgo, Luis Abollado y Augusto Vidal formaron parte del Grupo de Moscú, un extraordinario conjunto humano al que debemos buena parte de las traducciones de los grandes clásicos rusos que se editarán en nuestro paí­s [España] a partir de la década de los años cincuenta del siglo XX.»

Tarás Bulba es una novela tí­pica machista en todo el sentido de la palabra y más a la vieja usanza en que los principios de hombrí­a era demostrar valor y paciencia ante el dolor. Mientras que la novela está basada en el siglo XVI y siendo escrita en el sigo XIX se notan varias afinidades que vistas desde un siglo XXI no pueden pasar desapercibidas por un lector del hoy. El hecho de la propaganda como instrumento para unificar a una nación y como incitar a los hombres a salir a luchar bajo pretexto de defender ideales culturales o religiosos son un aspecto de la novela rimbombantemente llamada epopeya por algunos que bien así­ puede ser a no ser que también se le llama como genero romántico porque eso es justo lo que entusiasma de la novela, esos pasajes narrativos en que podemos ver como hombres en pos de guerra sin más que la bravura de antaño se libran a muerte por defender su identidad. Aquí­ las mujeres tienen poca representación y cuando bien la tienen son todas mal narradas injustamente. Al igual que las etní­as, la narrativa de Tarás Bulba se centra en el odio al Otro y como es que el enemigo es un ente que amenaza la cohesión de la fraternidad entre los Cosacos del Dniéper. La peor ponzoña verbal de la narrativa se la llevan los judí­os que antes no me ha sorprendido encontrar acusaciones por la red de antisemitismo en la novela como ocurre con mucha frecuencia por estos dí­as con muchos otros autores del siglo XIX por reseñistas del siglo XXI.

Lo que más me gustó de la novela fueron las descripciones de las vidas nómadas de los bárbaros de ayer y como estos se últimos se las hací­an para hacer valer la vida. Les pesaba que no hubiere redadas al enemigo y que los jóvenes se la pasaran ociosos sin poder experimentar guerra o apañar experiencia en los campos de batallas. Quizá la identificación más palpable y apetecedora de la novela es esa idea de luchar con enemigos comunes y la fraternidad eterna que logra una cohesión tras el re-conteó de la hazañas de otros iguales o del mismo grupo, ese clásico ”sí­ se puede” tan común hoy en dí­a en los labios de nuestros polí­ticos. Como la novela es histórica hay ciertos detalles de los cuales uno no depara, como aquel que el reino polaco alguna vez fuese un imperio con el cual contender o como es que la iglesia ruso ortodoxa creció con objetos donados por cosacos durante sus emboscadas a otros pueblos.

Como siempre, leí­ el libro de Gogol, el segundo de él, porque fue traducido por Isabel Vicente y no por alguna otra razón y como siempre, la traducción no decepcionó ya que Isabel Vicente utiliza un lenguaje en su español tan rico y delicioso que me hace sentir vergíüenza al descubrir que no sé del todo mi propia lengua.

 

 

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