La Semana Santa por estas tierras nonsanctas del viejo Imperio Romano es un verdadero contraste a la vía dolorosa que estamos impuestos a ver nosotros los católicos. Cuando estuve en Madrid del 98 me impresionó mucho ver cada barrio tener su ‘desfile’, por así decirlo, donde hombres por lo usual venian caminando vestidos á la kux klux klan, o sea todos encapuchados y de preferencia de color morado. La procesión suele traer a un santo por los hombros y la televisión pasa a la gente adolorida. En Filipinas la cuestión es otra, nunca he estado ahí pero por lo que la televisión pasa se mira un poco doloroso en todos los sentidos, los hombres se clavan clavos de a verdad y se crucifican de a verdad. En mi tierra, a lo mucho, nosotros ibamos y le besabamos los pies a una figura del cristo crucificado allá por la Guadalapuna del centro de Tijuana y veiamos a muchos venir por las calles de rodillas cumpliendo un mandato o algo así por el estilo, mas adentro del país he visto por fotos como algunos se dan hasta espaldazos con pencas de nopal ( o u c h ! ).
Aquí en Suecia no.
La cosa es más tranquila pero a su vez rara. Se vuelve algo así como un Halloween. Los niños se disfrazan de brujas y salen a pedir dulces. Lo que usualmente ocurre es que se pintan la cara, algunos con pecas y se ponen un pañuelo en la cabeza, falda y andan con una canastita donde ponen sus caramelos etc. Tocan a la puerta y te dan un dibujillo donde te pintan algo que tenga que ver con la Semana Santa y te desean una feliz Semana Santa.
What the?
Es una combinación a la gringa. Hay huevitos, les da por pintarlos como allá, y hay conejillos pero estos son chocolates, hasta ahí las similiridades. Lo demás ya es netamente sueco, o creo que hasta escandinavico se podría decir.
Aquí lo interesante es esto de la tradición de la bruja. Se les llama – Pí¥skkí¤rringar – y la tradición proviene de los tiempos cuando los suecos creian con todo el ser de sus almas en las brujas. Por eso mismo que el Halloween no ha pegado realmente en Suecia pues se les hace una cosa redundante.
Y es que antes los suecos les tenian miedo a las brujas pues se pensaba que por estos días se iban de viaje, a un lugar que le llaman blí¥kulla, para reunirse y así alabar al chamuco. De hecho existe una isla afuera de Kalmarsund que se llama Blí¥ Jungfrun (Sirena Azul) que queda entre í–land y Oskarshamn aquí por estos lares de on’ soy yo, Smí¥land. Blí¥kulla, se pensaba, quedaba en las orillas de algún lugar lejisimos, donde la gente se imaginaba que quebada en medio de una neblina azulilla. Blí¥kulla también se pensaba que era el mismisimo infierno.
Había un día cuando todo tenía que estar calladito ya que si hacías ruido podrías llamarle la atención a las brujas que iban en vuelo hacía la reunión, delatarte y así raptarte. No tenías que cortar madera, coser o herrar. A este día se le llamaba Miércoles del Silencio. (Dymmelonsdagen) Si por estos días dejabas a tus animales afuera era algo así como una maldición ya que se pensaba que duendes, gnomos, elfos y geniecillos andaban haciéndole los mandados a las brujas.
No podías tampoco tener nada que estuviere rotando en circulos ya que eso podría invocar a las brujas, así que la masa para el pan tenía que estar ya lista desde un día anterior, y tampoco andar en carruaje ya que las ruedas ruedan y así pues podrías invocar al mal sin querer queriendo. Era tanto el miedo que a las campanas del pueblo se les cambiaba el badajo de metal por uno de madera. El llamado a misa era reemplazado por una corneta de cuerno.
Le tenían tanto miedo que hasta en Suecia pasó algo similar a lo que pasó en Massachusetts con los Salem Witch trials.
Vaya Semana Santa en Suecia pero así es la vida aquí.