Hanan al-Shaykh: Beirut Blues

He estado leyendo por varios meses el libro de la escritora libanesa Hanan al-Shaykh, Beirut Blues.

No es que sea un Don Quijote, es más ni llega a las 400 páginas pero me ha costado leerlo, junto al de Salman Rushdie The Ground Beneath her Feet que también me ha costado leerlo, casi dos años.

Uno es hindú britanico; la otra es libánesa con una fascinación por la cultura en la que se desenvuelve.

Se puede decir que Salman trata letras pop. O sea hay mucha referencia a la cultura moderna, pepsi and all that. Hanan describe un Beirut desgarrado por la guerra y Rushdie un mundo desgarrado donde el Este se enfrenta al Oeste.

Ella también, con balas, con sangre, amor y el mundo, que a mi me parece, machista del Oriente.

Dos culturas desgarradas por el Oeste, uno por las balas y el otro por las drogas, el kitsch.

El de Hanna también es de pop, pero del Medio Oriente, multitud de referencias a Israel, Palestina, Afgansitan, cultivos de haschis, coca. El desgaste del sí­mbolo del Lí­bano, el cedro y como Beirut pasa a ser una ciudad moderna a un esqueleto bombardeado por la guerra civil del Lí­bano. El sueño de los mártires por ingresar al paraí­so y los pintores que los pintan y como la vida de una familia es hecha trizas por el machismo sexual de obtener mujeres y cómo estos son perdonados por sus defectos masculinos aunque sean de la misma familia, es una sexualidad rara para mis ojos occidentales. La verdad es un paseo por la cultura islámica y la cruenta lucha de ideologí­as, la cultura del Otro, ahí­ el amor no es tan fí­sico, es dicho entre frases que sugieren abuso, poder y malicia. Es un libro de mujeres, el hombre es sólo mencionado como referencia del mal. El libro pide disculpas por la traducción, sí­, es una traducción del arábico al inglés el cual presenta una problemática de cosmovisión tan grande como el Cañon de Cobre en Chihuahua. Es un mundo de mujeres y el libro está compuesto de cartas que explican anhelos por salirse del infierno en las que nacen; de cómo el amor sale libre de las batallas por el dominio territorial religioso. Me pareció un tanto liberal, digo, puesto que esas culturas casi no permiten esa libertad de expresión sexual o hablar mal del Corán, ya ven lo que le paso a Salman Rushdie con sus Versos Satánicos. Es un mundo en guerra, pobre, donde hasta las migajas son contadas, desgastado donde las balas pasan tan rápido como las vidas de los rebeldes, los soldados que piden un mirada de una mujer. Son relatos basados en la memoria, escritos como para otro, para ojos privados.

Rushdie nos relata otro mundo, el de la fama musical y las intrigas entre las disqueras por obtener el próximo éxito. Vemos como los personajes del libro pasan de una fiesta a otra para ser abusados después del triunfo y las demandas que los productores exigen ante los artistas ya pasados de moda, se vive un mundo decadente y como las ilusiones actúan como gangrena. El mundo Hindi y sus costumbres toman la escena principal porque eso es lo que nos detalla Rushdie, un mundo de Hindis cuya posición social en el Oeste es la palanca para abusar de otros más nuevos y que la quieren hacer en el Oeste, quieren irse a Inglaterra. Sorpresivamente el primer capitulo empieza en México. Eso me gustó.

Eso es todo.


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