Ese soy yo

Uno de los encuentros más perplejos que me haya encontrado en mi vida, como chicano de Tijuana, es la cuestión del tiempo y la historia que permea mi identidad.

Ser chicano es vivir la historia de nuestras naciones, la mitologí­a que ello conlleva, la azteca, la maya, y la cicatriz que nunca sana del 1848.

1848 es un punto de partida para nuestra región y es un puente que une tanto como desune a chicano como mexicano.

Un ejemplo de ello es encontrarse con mexicanos del centro de la nación. Cuando buscamos solidaridad por medio del lenguaje común que tenemos, nos topamos con la crueldad de la frí­a y calcualdaora pared de la a veces fingida ignorancia. Este hecho se les pasa de largo, me dicen, eso ya fue, ya pasó.

Me miran medio extraño sin ver el hueco que las palabras de sus bocas, como el obús deja boquetes, dentro de mis intestinos. Me dejan sin historia, sin existencia, pero ellos no lo saben, como pues recordar algo que ya hace tanto que pasó y que marca el ritmo de mi vida?

Al igual con los españoles, si a caso a lo mucho, unos todaví­a se disculpan, es más, te dicen, esos no fuimos nosotros, los de ahora. Esos son los sensibles, pero el joe average de la calle hasta mordaz se vuelve en contra de la boca que oso sacar de los anales de la historia anécdotas de hace ya 500 años atrás. Lo sé, en Madrid del 98 me encontré a mucho de esos.

Es un trauma en verdad, llegar al paí­s del que tanto se habla en las bocas de la gente, y los libros de las escuelas, se habla de él como un padre ausente y desgraciado pero al que queremos conocer en todos modos.

No saben del dolor que aún corre como corriente eléctrica dentro del idioma ese que nos dejarón hace siglos ya y que es un dolor que se transmite de generación en generación y que resiste la muerte, como si los microbios esos que tanto mataron a gente indí­gena fuera un elixir preparado por un brujo del vodoo que nos dio vida por milenios ….

Queda la autoestima reducida añicos por vivir eventos ya tan viejos.

Es un fenómeno que no logró de explicarme pero algo casi endocentrico de muchos tijjuanenses, se dirí­a, porque no vemos más allá de nuestra región, nuestra querida y amada comarca.

Digo, para aquellos que son experimentos vivos de los sistemas escolares tanto de Baja California como el de California. Porque hay que diferenciar entre una comunidad afluente de Tijuana que se la pasa y tiene medios para flotar entre ambas naciones sin arraigo a más de un paí­s a la vez y aquellos Tijuanenses de escasos medios que crecimos en ambos paí­ses, jurando lealtad, ante ambos banderas, ser Mexicano, ser Americano. Para esos que se les enchina la piel al escuchar el Star Spangled anthem y el Himno Nacional Mexicano.

Ese soy yo.

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