Se la paso toda la vida soñando una pesadilla: terminar su último suspiro en esta vida con una preposición, y así fue, así la terminó. La gitana aquella tenía razón, le dijo, tus manos indican un final abrupto y demás.
Le causó gracia cuando terminó la frase así, con una preposición y eso le daba mucho en que pensar, terminar la vida con una maldita preposición es como no alcanzar a decir todo, se queda a medias, válgame, una preposición, y así se quedaba, pensando, riéndose de la situación, varias veces antes me lo había confesado y lo chistoso de la problemática, la gitana y el miedo que le producía eso, ¡Ja! lo decía medio riéndose-medio serio y con un dejo de nostalgia en sus ojos amargos, que me recordaban a una limonada sin azucar. Su muerte fue dulce después de todo, ya que terminó con.