Perdón. Quiero ser franco. Mucho más tratándose de Lorca. Y es que hoy lo recuerdo y sus Bodas de Sangre influyen bastante lo que tengo que decir hoy.
Vi la luna, brillando, además, el famoso conejo dibujaba su silueta. Relucía de manera como mi relación a la luna suele ser: sorpresiva y con muchos efectos.
Soy de esos escépticos que no creen en dios ni en el poder del espacio y los efectos de estos últimos en el ser humano. Soy, en otras palabras, un ente de extrema en el sentido que creo en mí como ser humano sin relación a otros como un racista se cree aparte de otras razas. La única diferencia es que yo no creo en las deidades que mis antepasados creían podían efectuar un cambio radical en la constitución de uno.
Existo, yeah. Punto y aparte. Lo demás, como las estrellas del cielo, esas que toman su tiempo en llegar a las retinas de uno, yeah, esas, es cuestión de conciencia, mucha conciencia.
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Hoy creí. Hoy sentí la relación del uno al otro. Hoy la suerte era una religión que me lavó el coco. Hoy, simplemente me dejé convencer por las coincidencias. Así de simple fue el día, al azar, como lo es lo demás, Alea Jact Est.