Escrito el 20 de Septiembre, un día después de las elecciones generales de Suecia.
Esta mañana es como ninguna otra.
Eso, a pesar de que la CIA nos informa que, en Suecia, solo existen 1,66 inmigrantes por cada mil suecos. 1,66 demasiados quizá.
Los suecos se levantan con la cruel realidad de que en la política nacional ha entrado en los corredores de la política nacional un partido político cuya plataforma es xenófoba. Es una realidad que los suecos no querían despertar pero está mañana fue inevitable. De aquí en adelante desataran las emociones los comentarios de la gente que antes solo existan de forma privada, de ahora en adelante será permisible expresarse abiertamente sobre los problemas de inmigración y todo el gamut que ello implica. Para un país que siempre ha negado la expresión de comentar sobre los efectos de los inmigrantes en la sociedad, esto será más de las veces contra productivo. Los suecos no tienen experiencia de tratar con xenófobos, pero ahora los tienen en casa y con 20 mandatos en el poder.
Esta mañana será un parteaguas no solamente porque habrá compromisos de la derecha con la ultra-derecha sino porque ya es aceptable ser anti-inmigrante y decente. De ahora en adelante la sociedad sueca no tendrá en su agenda una plataforma cuya meta sea el desarrollo social de igualdad para todos así como tampoco estará presente la meta de una sociedad que aspira a ser una cuna con una red socialista sino que todo lo contrario, de ahora en adelante se agudizaran las tensiones entre los inmigrantes y los suecos.
Los suecos y los inmigrantes ya no podrán mirarse a los ojos. Lo noto está mañana ya, los suecos me miran y son más amables de lo usual pero ya no es de confiarse. Yo sé que de ahora en adelante, cada que mire un sueco no podré sacudirme la sospecha de que a lo mejor se piensa que soy lastre social. Ese es el precio del silencio que los grandes partidos políticos nos han hecho pagar a todos los inmigrantes de Suecia. Porque los grandes partidos lo único que han hecho es distanciarse del partido xenófoba y así hacerlos más fuertes entre la población que cree que los inmigrantes son un problema. Ese es el precio que tengo que pagar al ver a mis colegas esta mañana, unos, ya ni quieren hablar.
Habrá que comprender este comportamiento, los suecos no suelen colgar su ropa sucia al público en general, pero estamos aquí, hoy, con 20 mandatos en el parlamento sueco cuya función será hacerle la vida de cuadritos a los musulmanes, y de paso a todos los de pelo negro, a todos los que no seamos suecos.
Esta mañana Suecia enfrenta un nuevo futuro y muchos suecos tendrán que confrontarse a sí mismos, re definirse y comprender lo que ha pasado.
Suecia empieza el futuro retrocediendo.