Válgame, no tengo espacios para italianos en este blog y eso que los últimos antes mencionados han logrado marcar los pasos de este ser en este planeta desde N. América hasta Suecia. Quedará quizá ésta entrada como testimonio de lo poco que leo sobre italianos o quizá es el principio de algo. He leído a medias una novela que nada más no logró lo que ha logrado en otros.
A qué se debe no sé. Pero esa es la verdad absoluta de un libro a medias que no promete más allá de lo que ha brindado en sus primeras páginas a mitad del camino y en esta era de la internet, el quien se sienta a leer es como un monje de un reclusorio de antaño. Mi lectura ha sido todo un fracaso. A lo mucho que puedo decir sobre la lectura en mano es que ha sido traducida al español peninsular de España. Sí, aquí existe ese vosotros que no tenemos los mexicanos y eso hace de la lectura un viaje placentero a un tú ajeno al mexicano. El mexicano no sabe usar el vosotros. Quizá es hora de reivindicar nuestro derecho al vosotros. Hacernos de ese pronombre como hacemos de lo demás, a la fuerza.
No insinuó ser violento, para nada, sino que como todo buen guerrero habrá que reclamar los bienes de guerra y el vosotros, prohibido de antaño al mexicano, es un tesoro que no hemos logrado desenterrar. Así que es difícil para nosotros disfrutar una novela que utilice el vosotros y a eso va Esta Historia para este nopalito. Ahora, a qué se debe que los españoles utilicen un pronombre que más que vivo este muerto no sé. Pero es interesante. Y solo eso hace de la lectura un deleite. Y como el título del libro lo insinúa, habla de historia, en este caso de una historia de esas tantas de las cuales Unamuno manda hablar. Y es que la mayoría de los españoles aún traen la consigna de Unamuno al escribir, quieren a toda costa hablar de ese mundo titulado intramundo y por lo visto esto afecta también a los italianos. En este caso se trata de autmoviles y un espacio tanto como particular como mundial. Una especie de Ishiguro y su novela Remains of the Day en donde un sirviente es testigo de grandes eventos que conmueven al mundo entero. Me hizo recordar a Robert Graves y su Good-bye To All That a excepción de los detalles que brindan un espectáculo difícil de ignorar no por las muertes sangrientas que recuerdan a Mutant Chronicles sino por el retroceder de un ejercito después del fin de la 1ra Guerra Mundial.
Yeah, ’nuff said.