Este sábado estuve viendo la telenovela Vive tu Casa mediante internet. Aquí podrás ver la serie dizque tijuanense. Y sí, ya presintieron que esto no va a nada bueno así que si no quieres seguir leyendo te recomiendo que dejes de leer ahora mismo, si no, atente a las consecuencias de mi crítica ácida en sus pormenores.
Esta novela tiene todos los tintes de ser un proyecto con consigna y leáse Iglesia et PAN. Los panistas y la iglesia creen que mediante una narrativa de repetir que la sociedad sufre lo que sufre por falta de valores, qué quién sabrá qué es eso, los valores de ellos quizá, todo se compondrá. Ya es hora de hacer valer esos valores. ¿Cómo?, nunca lo dicen, quizá mediante novelas como Vive tu Casa. Pero eso no estaría del todo mal siempre y cuando los voceros de esas consignas tuvieren ideas originales, la verdad, pero no, quieren hacer que todo cambie bajo el mismo esquema de siempre, da la impresión de que las oligarquías de México añoran el paraíso perdido.
Perdonen si les insulto la imaginación al detallar los porqué de mi crítica.
Veamos:
Los ingredientes básicos de toda buena telenovela mexicana: la gente de tez blanca es la élite; tiene que haber una india María; los prietos no pueden tener posiciones de poder y el amor es rechazado siempre, nadie está con quien debería de estar. Agregale un poco de drama, acción, suspenso y situaciones íntimas y ya, ¡Ta-da! Novela mexicana. La verdad no entiendo esta insistencia de hacer ver a la gente blanca como mejores en todo. Son mejores para hacer negocios, la gente les cree todo y son inocentes hasta ser declarados culpables y poseen las mejores viviendas y locales de México. Los pobres nunca podremos salir del barranco en que estamos y eso lo demuestra muy bien la novela. Ser prieto en Tijuana no es nada bueno.
Vive tu Casa no es ajena al esquema, los buenos son gíüeros y de ojos de color de preferencia. Los malos o casi malos suelen ser morenos, prietos. La inocencia que raya en el racismo es una chica indígena. Realmente no sé que hace ese tipo de esquemas en una telenovela siendo que Tijuana es una ciudad fronteriza y la confluencia de razas de todo el mundo hacen de Tijuana su casa. A uno le da la impresión de que ese tipo de novelas no son para consumo de los tijuanenses sino para los inmigrantes de otros estados de la república mexicana. Y uno no está lejos de la verdad, la telenovela se enfrasca en una ontología de fomentar arraigo a la ciudad y los nativos de la ciudad son ridiculizados hasta el cansancio. En una parte hasta nos echan en cara ese viejo prejuicio que muchos connacionales tienen al respecto sobre los tijuanenenses nacidos en Tijuana: somos flojos. Lo curioso de la novela es que un advenedizo es quien quiere salvar a la ciudad y este advenedizo, o sí claro my friend, es blanco, de ojos de color y de nombre exótico: Iker. WTF?
Son buenas las intenciones, venga, bienvenidos sean todos aquellos que de verdad quieran hacer de Tijuana todo lo que anhelamos, una ciudad organizada, en donde se respeten las leyes etc. ¿Pero bajo un esquema lleno de vestigios de un colonialismo que nunca vivió Tijuana? Keep it girlfriend.
Later.