Svea

Tisdag 10 mars 2009
I ní¤stan ett och ett halvt í¥r lí¥g en man i 60-í¥rsí¥ldern dí¶d i sin lí¤genhet i Forserum, innan en brevbí¤rare slog larm om att allt nog inte stod rí¤tt till.

Igí¥r brí¶t sig polisen och fastighetsbolaget in i lí¤genheten och hittade mannens kropp.

Hur í¤r det dí¥ mí¶jligt att en person kan ligga dí¶d sí¥ lí¤nge utan att ní¥gon reagerar?

I just det hí¤r fallet verkar det vara en rad olika omstí¤ndigheter som gjorde att ingen misstí¤nkte ní¥got.

Men till slut larmade alltsí¥ brevbí¤raren Christina Klasson polisen. Och det eftersom hon inte fick in mer post i mannens brevinkast.

Sverige, linda Svea o Suecia, quizá deberí­a de serle más fiel al rincón de Suecia en que me encuentro, o sea, tierras Gautas. Nunca deja de asombrarme y quizá sea para lo mejor. íšltimamente Suecia me ha dado mucho material para escribir pero no es si hasta ahora que me pongo a escribir algo de lo tanto que me da cosquillas por escribir. Y es que se trata de quizá algo impensable de que pasé en otros paí­ses, pero no imposible de que pasé, aclaro de una vez por todas para que el incauto lector no vaya a pensar que estás incidencias de la vida solo pueden ocurrir aquí­ en Suecia. Y es que por estos lados de mis vecindades de Suecia hallaron un cuerpo de un hombre sin vida que habí­a permanecido muerto en su apartamento ¡desde hace año y medio atrás! He aquí­ la noticia:

Martes 10 de marzo de 2009
Por casi más de año y medio un hombre de 60 años permaneció muerto en su apartamento en el pueblo de Forserum en Suecia a no ser de que un cartero alarmase de que algo no estaba bien .

Ayer irrumpió la policí­a y los dueños del edificio al apartamento y encontraron el cuerpo del hombre.

¿Cómo es posible que una persona pueda estar muerto tanto tiempo sin alguien reaccionará?

En este caso, parece ser causa de una variedad de circunstancias que hicieron que nadie sospechará nada.

Pero al final alertó Christina Klasson, la cartera, a la policí­a. Y eso solo porque al buzón del hombre ya no tení­a más cupo para el correo.

Cabrí­a bien preguntarse cómo es que nadie se habí­a percatado del difunto y es que como las flatulencias que el ser humano despide también despide la vida olor a rayos a no ser que uno terminé bajo seis metros bajo tierra, por algo la humanidad ha inventado esas curiosidades llamadas cementerios. Aunque ese detalle es de lo de menos. Se es sabido de antemano que los suecos son expertos en ignorar males olores, dí­ganmelo a mí­ que una vez que viajé con mi agradable suegra desde San Francisco, California a hasta San Diego, el hecho de que le olieran los sobacos no era ni el más remoto indició de que algo estaba mal. Mis orificios nasales sufrieron la dictadura de las buenas conductas por horas amigos. Y es que no me atreví­a a decir nada de las nadas a pesar de las malas petulencias que mi suegra despidí­a cada vez que, durante el trancurso del vieje, una novedad se divisaba en el camino del 101. Los malos olores no son rechazados entre los suecos.

Qué cartero, a no ser del cupo quizá nunca hubiese sucedido algo. Lo que el pueblo en verdad lamenta es el dinero, de eso estoy seguro, el gobierno, que ni lento ni tonto ante la muerte, pronto le da por dejar de rendir cuentas, y este fulano produjo de más en las tierras de la productividad. La muerte si deja réditos. Pero no en Suecia, sé de antemano que las compañí­as que se beneficiaron por la muerte de este incauto pronto tendrán que devolver el dinero a la cuenta del difunto en cuestión. Aquí­ en Suecia sucede todo automáticamente. Los ancianos disponen de una tecnologí­a que les permite disfrutar de un sistema que extrae el dinero mensualmente de sus cuentas bancarias siempre en acorde a la suma de la pensión que uno recibe. El fulano tení­a dinero de más, porque a no ser del dinero, ya se hubiesen dado cuenta de su petatar al mes de ello.

Suecia, c’est la vie.


** Esperando la Muerte Jose A. Soto

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