Es increíble pero así es, el alcohol ayuda a aprender idiomas, es de más reconocido entre la gíüerejada que una buena encervezada suelta la lengua de más de una manera y lo digo como alguien que se la ha pasado wachandolos de hace rato con mis ojos mexicanos.
Este fenómeno de los idiomas se me vino más al frente de mi conciencia desde que llegue a Europa.
En California era otro rollo, allá desarrollé un sistema de meta lingíüística intrínseca que no me permitía fallo alguno, hasta por estos días no me doy chance de cometer errores cuando hablo, pero las viejas mañas persisten, lo que hacía para hacerme pasar por un nacido en California y que perfeccione hasta llegar al borde de la manía hoy sólo me sirve para darme cuenta que no lo necesito ya.
Por eso cada que tomo y salgo a la calle, en el bus o en el metro me sorprende poder entender más de lo que no puedo cuando sobrio, no sé, como que los jolgorios de otros idiomas de repente se hacen más fáciles de aprender.
El noruego, el danes, y hasta el alemán (en cierta medida) alcanzan a lograr un sinfín de deciframiento y todo por haberme chingado unas birrias antes. El sueco se me es más fácil de balbucearlo ya una madre briago. Y no se hable de los idiomas carnales como el portugués, el italiano y why not, hasta el pinche francés suddenly, es entendible.
A qué se deberá no sé, pero ayuda a aprender idiomas, es uno de esos secretos a voces bajas que nuestro mundo occidental lo tiene como un tabú, pero pues el secreto ya no lo es tanto, por lo menos para mi, así que si quieren de repente aprender otro idioma, aparte de estar en el propio país de origen, la barata y mejor alternativa es un buen seis ….