Anna me pregunta cuándo iré a Tijuana de nuevo. Sé de antemano que iré a México el 2009. Pero lo que no sé es si me tomaré la molestia de ir a Tijuana. Nada en el mundo me encantaría más. Pero la última vez que estuve en Tijuana me molestó mucho que le haya dedicado mi visita a mi ciudad a una visita exprés de libertinaje como cualquier gringo lo haría.
24/7 baby.
Me dí cuenta que mi presencia en estas tierras In Partibus Infidelium causaban estragos en mi que hacían un cambio inesperado en mi comportamiento. O quizá descubrí que me estoy haciendo viejo y ya nada más no aguanto los mismos trotes de antes. Pero sí molestó verme de ese lado en que solemos ver a los gringos, en el libertinaje que no tienen en los EEUU.
El caso es que fue un desbordamiento inesperado o un clavado a la decadencia que no tuvo límites porque la libertad me ganó.
Yo regreso a lo mio y podré ir hasta Guatemala si así lo quiero. Es la de ái compa. íšltima y pegue requinto para otros lares por igual. Y es que hay que wachar como se las gastan en esa frontera gastada ‘on las mentalidades de un país como México encuentra una imagen que no es la suya pero a la vez sí lo es. Ahí hay también problemas como los que les conozco a mi Tijuana. El croquis está marcado, las líneas de autobuses seleccionadas y solo el Zócalo podrá decidir el rumbo.