Neblina

La banca de mi vecino amaneció esta mañana sueca del today 18 ya, acompañada por la soledad, bueno, por lo menos esa impresión me da a mí­, cuando amanece con neblina, se antoja pues un momento sólo, de reflexión.

Hay algo sobre la neblina y la naturaleza de proporciones curativas que relajan el alma agitada. Cuando mis ojos recaen sobre paisajes neblinosos inmediatamente me cambia el sentido de humor, me tranquiliza y me deja pensativo, reflexionando , por un momento la vida es tolerable y la mente deja de martirizarme con sus estructuras rutinarias y el bucle mental de sus insistentes demandas de que hay que hacer esto y hay que hacer lo otro, me pone un alto: stop. La brisa pues con su opaco color y lento avanzar me trastorna el sentido del tiempo, la mirada se me vuelve suave, quizá en desesperado intento de formar parte de esa cortina nebulosa, transparente. Es la lenta moción de un paisaje que cubre todo, pero la visibilidad de su grueso es sólo para mí­, se que por otros lados, otros ojos miran también la misma niebla pero ellos también disponen de su cacho de visibilidad donde sólo sus ojos pueden ver lo que la niebla nos deja ver, detrás de la niebla, no importa nada, sólo me importa ver lo que la niebla no cubre, para descubrir con más certera precisión, que es lo que esta delante de mi.

En las culturas germánicas la niebla parece tener poderes mí­sticos ya que muchas de sus leyendas mitológicas la niebla es un crucero entre mundos opuestos, el real y el irreal. Es un portento, anuncia un cambo drástico en la relaciones entre los mortales y semidioses ya sea para el bien o para el mal. En cambio las novelas de Arthur Conan Doyle mas conocido por sus novelas de Sherlock Holmes la niebla caracteriza un Londres lleno de peligros y sospechosos encuentros, en varias ocasiones representa el ocaso de un sujeto adentrándose en la niebla dejando tras de si un aura de misterio aun más grande que el crimen a resolver.

La niebla de noche trae consigo malos presagios y por consecuente auspicias de malos espí­ritus pero la niebla que a mí­ más me gusta es la de la mañana, se me hace mas placentera y un poco enigmática, llena de poderes, apacible pues.

Yo creo que el romanticismo esta en que me encuentro en los Altiplanos de Smí¥land donde las memorias del Highlander me hacen remontarme a lugares fantasiosos de Escocia y remotas sierras del Istmo oaxaqueño …

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