Estoy casi seguro que la tarde aquella pintaba como esta. Gris, como queriendo hacer un poco de brisa y la luz del día en su punto entre la noche y el día. La arena de la costa cubría la mayor parte de nuestros pies y cada que se secaba se acercaba una ola para empapar de nuevo los pasos que dábamos. El fruto de esta conversación tuvo lugar justo cuando detectamos que hacía una pizca de frío ya y nos acercamos, sentí su cuerpo femenino repegarse hacia mi, y como nunca reparé en que las emociones corrieran su propio curso, cuando rocé su seno las bestias de mi sexualidad dieron rienda suelta a un sinfin de fantasías sexuales.
Y henos tirados aquí, en mi piso, tu a un lado durmiendo y yo mirando la luna a través de mi ventana. Hace frío de nuevo. Mis ojos recaen en ti, recorro las curvas de tu cuerpo y remojo estos deseos de nuevo.
tocaba con sus rayos plateados el grano de arena que enfoqué con mi vista. La arena respiraba agua, sentí la sal del mar empaparme y la piel hundirse bajo un fondo efímero. Me bañe bajo esa luna como fiera incontrolable.
loable labor de amor oasis en el mar del desierto nuestro
cuyo rocío yacía presto aportar
no ya esperanza
sino aliento
lento proceder
que cede
vida
e
ida
fuerza
al ímpetu
- tunuestro