Me reclamaron. Que ’ora sí la regué. Quezque no hay retorno ya. Que de pocho no me bajaran.
Les digo, soy limpio y libre de la ideología príista desde hace años y hasta que uso un puto discurso donde tomo distancia de los míos descubren toda mi ideología que se centra en el rechazo a la imagen propia que tenemos de nosotros mismos como mexicanos.
La semiótica mexicana está totalmente desgastada, quizá Tlaloc nos quiera decir algo allá en Tabasco. Eso de la Malinche, eso del Pocho, no hay cabida de ello en México ya. Hay que ser ambos hoy en día, para el bien de México, para ser francos.
Rechazo ser ese tipo mexicano que mis amistades más cercanas enarbolan como tontos niños héroes porque aceptar mi mexicanismo es aceptar la corrupción y de hecho, una linda estrella en las rocas que hay por el Parque Chapultepec, de esos chingadazos nada más no se dan gratis hoy por hoy.
Otra amistad me acusó de ser un 2012 fatalist. Un late Nostradamus que quiere ser una voz antes del Big acontecimiento, me acusaron de ser uno de esos 52 year old aztec brainwashed new ager of sorts. Sólo atiné a decirle What? Me leyó entre líneas que quiero una renovación de lo mexicano, que hay que renovar lo que significa mexicano y que me quiero adelantar un tanto de lo que hay que ser.
Tabasco se hunde y yo y mi mexicanismo con él.
mexicano, Tabasco, 2012