Tuve una conversación con X, una de esas prominencias de la blóffsfera Tiyeinesca, como le escuchaba entonar la palabra blósfera, sobre las raíces de los paisanos.
A no ser que me agarró sobrio en una mañana rumbo a Chula Vista y en plena vista de harto gringo, en más de una ocasión me dio tentación de darle en la madre y echarme a correr antes de que los gringos educados en controlar su rage me identificaran por completo, mas me contuve. Otra, no quería perder mi lugar en la línea.
Escuchaba con atención sus delirios mentales mientras sorprendido ante la increíble cola de gente especulaba si los Crackers Jacks que compraba en mi youth en la mítica Woolworth de Tj no habían hecho un mejor marketing en sus sales y puesto micas como sorpresas en sus cajitas de sugar popcorn y cacahuates como premio en vez de esos premios que uno de niño tanto esperaba para ver qué era lo que venía en la cajita.
Para celebrar la cobardía humana que embargo mis impulsos, me compré una Arrogant Bastard Ale cerveza de San Diego en la Beyer y en cuanto me subí al Trolley me la chingue enfrente de everybody. Para insulto de mi ego nadie se sorprendió de mis actos y pude sin ningún pormenor disfrutar de mi cheve sandieguina todo el camino hasta la H.
Como ya había de por sí pasado más tiempo del deseado con el encuentro fortuito del reconocido periodista de Tj le conté una verdad con ínfulas de mentira para evitar así seguir sufriendo más pestes ventrilocas (lo juro, el vato parecía loro) de su parte. En retrospectiva, después del todo, tenía buen porte y se comportó a la altura de las circunstancias ya que, y afirmo con certitud, él también apretó los puños en más de una ocasión cuyo motivo para tal actitud desconozco hasta hoy.
Y es que empezamos a hablar del chicanismo ahí por donde bajan los peatones en ese puente que da a la nueva sede de la SRE que no da ya la espalda al gringo sino que lo mira face to face por estos días.
– Y es que fíjate – me dijo, muy certero en su decir, – los gringos no se andan con sus mamadas de regionalismos como tú, y eso que tú te dices Xicano y te quejas de que se nos niega el gringo en uno. Los gringos pueden andar por todo el planeta y decirse gringos sin ese apego a la tierra como tú -, me dijo enfático, derecho a la mirada. – No andan con sus romanticismos de esta ciudad u otra como tú lo haces con Tijuana -.
Al bajarme del trolley de San Diego, eso fue lo que me más me persigió de él. Por qué los gringos no tienen ese apego a la tierra como el hispano lo tiene no sé. Don Quijote es de algún lugar de la Mancha, Rulfo de Comala, Marquéz de Colombia. En lo hispano nos vemos atados a nuestro terre de por vida. Hasta el filósofo Santayana se vio en aprietos ante el dilema
A man’s feet should be planted in his country, but his eyes should survey the world.
George Santayana
US (Spanish-born) philosopher (1863 – 1952)
No es que eso justifique violencia pero la verdad se manifiesta de diversas maneras y es que nunca me había percatado de ello hasta que el fazferir del gaznápiro me lo plantó.
gringo, hispano