Es sumamente absurdo pensar en la dignidad estos días.
Mas en una sociedad como la mexicana. Mas absurdo es que existan leyes anacrónicas en función que resguardan la dignidad de las personas y más absurdus aún es que estas leyes protegan a funcionarios públicos que se sirven del erario público para ganarse la vida.
Y es que las leyes están hechas para individuos, no para las masas. Así que el pueblo jamás podrá poner en marcha una demanda por difamación a los susodichos burocráticos.
Del lat. diffamare.
1. tr. Desacreditar a alguien, de palabra o por escrito, publicando cosas contra su buena opinión y fama.
2. Poner una cosa en bajo concepto y estima.
3. ant. divulgar.
Este tipo de leyes no tienen cabida en nuestra casa. De por si los pobres no pueden ni saben como defenderse de un estado que no procura por el bienestar de su gente. Darles luz verde a sus actividades ilícitas es como dejar una alacena abierta para que la comida se descomponga.
No sólo aborda lo surreal de nuestros políticos el tema de proteger su dignidad, sino que ostenta e incita a la sorna en un país surmegido en la tristeza de verse en un fondo deteriorado.
Las instituciones del país. Dios, todo el aparato político de la nación mexicana se contenta con formular palabras que coquetean con la realidad de un pueblo que cree que está siendo servido. Hemos sido sobrepasados. Algo ha sobrepasado a la federación, al pueblo, su gente.
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Me atrevo a sugerir lo siguiente. El Poder lo ostenta la Clase Media de México. El problema es que el poder tiene a la clase media amenazada. La amenaza es sencilla. La clase media vive, como la mayoría de la población, al día.
La diferencia yace en que la clase baja subsisten al día sin lograr demasiados avances en sus vidas particulares tanto intelectual como material.
La clase media vive de manera intelectual y material al día porque en cualquier momento estos beneficios pueden ser destituidos de su diario vivir. Los tienen en un desarrollo cuyo devenir siempre está en ciernes. Pueden perder todo en una hora sin más ni menos.
Y es que el Poder, ya sea institucional o de la iniciativa privada, es el que proveé de estos beneficios a la clase media. La clase media por ni perder estos beneficios se atiene a las demandas de un poder corrupto sin criticarlo más allá de lo permitido.
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Debido a la naturaleza del mexicano, podríase decir que debería de existir una inteligencia emocional dentro del diario devenir del mexicano mas esto no sucede, nuestras emociones son más para airar lo que sentimos y realmente no sabemos actuar con el corazón a mano porque hay fuerzas que se contraponen al verdadero sentir de un mexicano. El contrapeso es uno mismo pues si existiere algo remotamente como el sentimiento nacional no existirían las fracciones que hay en la constitución de uno.
Es por eso que digo desarrollo intelectual aunque lo intelectual tampoco lo sabemos manejar. Estamos atrapados en medio de un proceso cuyo ámbito es más bien la confusión. Esto tiende a ofuscar el intelecto y el razonamiento adecuado.
Lo irónico de todo es que el Poder bien lo sabe. Pero a la vez alimenta un poder auto destructivo. Recordemos la frase del IFE durante el proceso electoral de México este pasado 2 de Julio, razona tu voto.
Es lo último lo que el Poder desea.