Ahora me acusan de moralista porque exijo que los escritores, aquellos autoelegidos, o aquellos canonizados, de la mal llamada Narrativa del Norte, hagan lo que deberían de hacer, escribir. Me dicen moralista porque exijo que se dediquen a las humanidades. La mayoria de los que escriben les interesa la humanidad. Pero hay algunos que se iniciaron en ello y ahora se pasan la vida arrepentidos del día en que eligieron estudiar humanidades, eso no deja dinero.
Algunos escritores se la pasan gritando a los cuatro vientos que grandes, astutos y reconocidos son en la esfera nacional siendo que ni uno ni lo otro son. Lo más triste es que ningún periódico tanto local como nacional presta atención a los escritores que tienen la labor de ser la conciencia de la nación, quizá sea eso, la conciencia de la nación la que habla cuando los so-llamados escritores no dicen ni pío ante lo que acontece bajo sus propias narices. ¿Y para qué? En un país que vive de creer que el respeto aún es un valor latente entre la vejez, como en México, lo que hagan los jovenes es lo de menos, pasará. El problema es que los viejitos no dicen ni pío tampoco y si lo dicen nadie les cree porque no viven la realidad del México actual.
Hay escritores que se esfuerzan en llamar la atención y lo logran pero sólo para hacer quedar en ridículo a la generación entera a la que pertenecen. Ah no, pero sigan festejándoles en esos antros tan chic, sigan alabándose los unos a los otros, sigan en ese ensimismamiento mientrás la sociedad al su alrededor se desborona cual Colombia de 1990, sigan emulando a Nero.
Pero que digo, estos son escritores comprometidos con un público que no los deja expresarse, son escritores que están ya pre-vendidos y cuya reputación suele ser su fuente de divisas y con el pan y el vino no hay que jugar. Qué lástima de gente, echada a perder por un poco de atención ante medios que están regulados ya por el dinero, el poder y una cultura controlada desde los bolsillos donde la mano aprieta tanto ovarios como huevos. Sería mucho pedir que pensaran un poco en lo que atacan pero no conocen ni siquiera las maquinaciones del poder.
El mal es un poder.
Creo que hacen falta líderes en México, líderes de las letras, que guíen pero cuando todos unos becerros en busca de un pastor, las ovejas negras hacen falta.
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